Desde
Prensa Internacional
Fecha:
10/Nov./2014
¿Qué se Juega en Kobane?
Por Leandro Albani.
Tras
casi 40 días de combates entre los mercenarios del Estado Islámico y las
guerrillas kurdas, la situación en el norte de Siria es cada vez más tensa. La
injerencia extranjera que busca desbaratar la resistencia, el rol de Turquía y
EEUU, y la inédita experiencia del PKK.
Las
regiones de Kobane, Jazire y Afrin -en el norte de Siria- se convirtieron en un
tablero en el que las pujas por el control político y económico se exacerban a
cada minuto. Si bien los combates son entre el grupo terrorista autodenominado
Estado Islámico (EI) y las fuerzas guerrilleras kurdas (YPG/YPJ, integrantes
del Partido de los Trabajadores del Kurdistán -PKK-), lejos están de ser los únicos
actores del conflicto.
Las
tres ciudades en las que viven kurdos, yezadíes, asirios y otros minorías
reciben el fuego del EI, que busca desarticular las conquistas del PKK junto a
los pobladores, en un hecho inédito para Medio Oriente: el nacimiento de una
nueva de organización social y política con una posición de izquierda, surgida
luego de más de tres décadas de lucha insurgente y a casi cuatro años del
comienzo del conflicto interno en Siria.
El
PKK, con sus organizaciones legales respaldadas por la guerrilla, lleva
adelante un nuevo modelo de sociedad, regida por la democracia directa, las
asambleas populares, el respeto a la diversidad de las diferentes
nacionalidades que habitan Medio Oriente, la defensa del medio ambiente y el
empoderamiento de las mujeres como factor determinante en la liberación. Sobre
este último punto, el ejemplo concreto es la propia resistencia de la
insurgencia en Kobane, encabezada por las comandantes y guerrilleras del PKK
que enfrentan al Estado Islámico.
El
confederalismo democrático, ideología que rige al PKK, no está siendo defendido
solamente en el terreno a través de las armas. Pocas semanas atrás, los pueblos
de Kobane, Jazire y Afrin dieron a conocer su Constitución, texto que defiende
la pluralidad en Medio Oriente y traza las líneas generales de una nueva forma
organizativa (1).
El
“laboratorio político” que los kurdos llevan adelante en el norte de Siria
profundizó los temores de varios sectores. El EI busca destruir a las fuerzas
guerrilleras del PKK porque entiende que su islamismo ortodoxo y prehistórico
choca de forma directa con el confederalismo democrático, antítesis de la
ideología del Estado Islámico.
Estados
Unidos sigue empecinado en derrocar al gobierno sirio del presidente Bashar Al
Assad, y a su vez observa con preocupación el desarrollo creciente de las
fuerzas del PKK. Más aún cuando la insurgencia kurda no busca la creación de un
nuevo Estado (algo estipulado en la Constitución recién creada, en la que se
indica que se respetará plenamente la unidad territorial siria), sino que
impulsa autonomías y formas de autogobierno.
Por
su parte, el Estado turco teme -hoy más que nunca- el avance de las políticas
del PKK, organización a la que ha combatido desde hace más de 30 años. Desde la
asunción al poder de Recep Tayyip Erdogan, ahora presidente de Turquía, la
política de represión contra el pueblo kurdo que habita territorio turco fue
constante y sistemática. Los intentos de diálogos de paz impulsados por el PKK
y la sociedad kurda fueron abortados una y otra vez desde la administración de
Erdogan. El temor del gobierno turco ante la firmeza de la guerrilla kurda
quedó en evidencia por su postura: discursivamente rechaza al Estado Islámico y
a su vez traba los intentos de los kurdos de Turquía en cruzar la frontera con
Siria para sumarse a la resistencia en Kobane.
Desde
las YPG/YPJ, y desde el movimiento kurdo en general, se denunció en reiteradas
ocasiones que el gobierno de Erdogan financia y arma al Estado Islámico.
También advirtieron que el Estado turco protege el reclute de mercenarios y
hasta puso a su disposición un hospital para atender a los terroristas heridos.
El
rol que juega Turquía en la actual crisis en Medio Oriente fue puesto en
evidencia por el primer ministro iraquí, Haider Al Abadi, quien anunció que se
había comunicado con el primer ministro turco, Ahmed Davutoglu, y le reclamó
que su país no ataque al Partido de los Trabajadores de Kurdistán. “Turquía no
debe dirigir más operaciones militares contra el PKK en Irak”, declaró Al
Abadi. Ante el parlamento de su país, el premier aseveró que “el PKK está ahora
combatiendo junto con nosotros contra las organizaciones terroristas. Le hemos
dicho a Turquía que ellos deben cesar su actividad militar contra el PKK dentro
de las fronteras de Irak, se lo he dicho al primer ministro turco en una
llamada telefónica unos pocos días atrás”.
Si
bien en el norte de Siria, especialmente en Kobane, el avance del Estado
Islámico es bloqueado por las fuerzas guerrilleras, el situación sigue siendo
crítica. En una reciente entrevista, la co-presidente del Partido de la Unión
Democrática (PYD, por sus siglas en kurdo), Asya Abdullah, expresó que, de
manera urgente, Naciones Unidas debe abrir un corredor humanitario entre
Kobane, Jazireh y Afrin. La titular del PYD, organización integrante del PKK,
denunció que el Estado Islámico “sigue recibiendo suministros diarios de
armamento y combatientes de lugares como Rakka, Tal Abyad, Ain Issa, Sarrin,
Manbij, Jarabulus”.
Abdullah
aclaró también que el EI argumenta “que el ataque a Kobane está en contra de
los Estados Unidos y que todos deben unirse contra estos enemigos. De esta
manera consiguen a los niños árabes y los hombres jóvenes que participan en el
salvajismo. Muchas familias árabes están huyendo de esta tiranía para proteger
a sus hijos”. La co-presidenta del PYD reiteró que el Estado Islámico es
responsable de la destrucción y el robo en Kobane, y manifestó que el “saqueo y
la violación es el foco de la ideología” de la agrupación yihadista.
Al
referirse al gobierno turco, Abdullah expresó que “por un lado Turquía dice que
permitirá a los Peshmerga (milicia del gobierno kurdo de Irak) llegar a Kobane,
mientras que en el otro se está librando una campaña de desprestigio contra el
PYD y la realidad de Rojava. No consideramos que esto sea apropiado, ya que el
PYD tiene un proyecto político concreto en el ambiente caótico de Siria, y
tiene un propósito claro. Esta campaña de desprestigio no servirá ni a la
situación en Kobane ni a las políticas turcas. Todo el mundo sabe lo que está
bien y lo qué está mal en Kobane, que está atacando y que está resistiendo. Y
que permitir el acceso de los Peshmerga no es lo mismo que la demanda de la
gente de Kobane para un corredor. Nadie ha hecho una petición oficial al cantón
de Kobane o el YPG/YPJ. Si alguien quiere venir aquí estos son los órganos
políticos y militares para que les expliquemos nuestras demandas”.
Sin
dudas, las riquezas naturales del norte de Siria (petróleo, gas y agua dulce)
son un botín preciado por Estados Unidos y sus aliados. Al mismo tiempo, la
Casa Blanca junto a Turquía y las monarquías del Golfo Pérsico, no dejan de
redoblar sus esfuerzos para derrocar al último gobierno que levanta las
banderas del nacionalismo árabe, como es el caso de la administración de Al
Assad, más allá de los gruesos errores cometidos. Pero ahora, con el
crecimiento del PKK y del movimiento de liberación kurdo se abre un nuevo
panorama, en el cual se frena la restauración más conservadora en la región,
basada en profundas políticas neoliberales (Turquía y las monarquías del Golfo
son el ejemplo) y en la imposición de un Islam funcional a esas políticas. Y
los pueblos del norte de Siria, casi en la soledad absoluta, resisten ese
modelo que se intenta implementar a sangre y fuego, y del que el Estado
Islámico es la cabeza visible.
leandroalbani@gmail.com
Notas:
(1) Texto completo de la Constitución de las regiones de Kobane, Jazireh y
Afrin
Publicación Barómetro 27-10-14
Los contenidos de los análisis publicados por Barómetro
Internacional, son responsabilidad de los autores. Gracias.
internacional.barometro@gmail.com
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