Desde Panamá
Fecha: 11/Julio/2016
Sin Ambages: Papeles Son Papeles
Por
Gonzalo Tejera*
Nacida al calor
de la expansión del imperialismo norteamericano, la República de Panamá, fue
signada con el papel que el poder de los Estados Unidos de América le asignó en
comercio y en las finanzas mundiales de ser el gozne de las prácticas oscuras
de los magnates norteamericanos para ocultarse y ocultar y consolidar sus
fortunas.
Para ello, los
Robber Barons (ricos y poderosos gringos), contaron con William Cromwell de la
firma Sullivan & Cromwell (la Mossack Fonseca de esa época) y su influencia
en el gobierno de Panamá para que se aprobaran la leyes y herramientas que
facilitaran los propósitos del papel acordado para la nueva república. Así
surgieron a la vida legal la ley de abanderamiento de naves de 1924, la que
fijo las bases para el desarrollo del centro financiero internacional y la ley
de fideicomisos de 1925. Y, finalmente, la tapa del coco fue la aprobación de
la ley 32 de 1927 sobre sociedades anónimas presentada a la Asamblea Nacional
por el diputado Harmodio Arias que, según dicen, esto le valió luego para
llegar a la presidencia de la república. ¡Complicidades de la burguesía
criolla!
Con el correr
del tiempo (muchos años por cierto) algunos abogados, contadores y financistas
panameños expandieron el pérfido negocio de crear sociedades anónimas offshore,
a lo largo y ancho del mundo, para cualquier persona que tuviese que ocultar su
identidad y su fortuna, y les suministraron, por una muy buena paga, los
servicios conexos necesarios para administrar y esconder dineros y bienes de
dudosa procedencia, en el más absoluto anonimato para sus naciones y gobiernos.
Todo esto bajo la mirada cómplice y complaciente de los gobiernos y banqueros
del sistema financiero de USA y sus socios.
Hoy, que la
crisis generalizada del sistema capitalista neoliberal y la enorme deuda
externa e interna del gobierno de los Estados Unidos los ha obligado a buscar
fórmulas para detener la decadencia económica, se les ha ocurrido que la
repatriación de las fortunas ocultas de sus nacionales les servirá de paliativo
a su desesperada situación. Por ello la operación de los papeles de Panamá se
pone en marcha denunciando a algunos de sus antiguos aliados de fechorías
financieras y se van contra el papel que históricamente le asignaron a Panamá.
El papel que
jugó Panamá ya no podrá jugarse más en los términos que se venía haciendo. La
fábrica de los papeles perversos que daban vida a empresas de ultramar se cerró
acá y se mudará (o se quedará aquí con nuevas caras), a USA u otros paraísos
que cuenten con su beneplácito. ¡Así paga el diablo a quien bien le sirve!
Toda esta
mutación está ya en marcha frente a los ojos de un gobierno nacional sumiso y
timorato del imperialismo norteamericano y que acatará toda la reingeniería
financiera diseñada para favorecer los intereses norteamericanos y no los de
Panamá. Se volverá a poner de rodillas ante USA para que le reasigne su nuevo
papel (y les tire algunas migajas) en lugar de adoptar una posición digna e
independiente, como se hizo en el proceso revolucionario torrijista,
desaprovechando las opciones que un mundo multipolar hoy día le brinda.
La mayoría del
pueblo trabajador panameño mira con una olímpica indiferencia este bochinche
entre maleantes de los papeles de Panamá (que algunos quieren teñir de
patriotismo) mientras cantan la canción popular que dice “papeles son papeles,
cartas son carta palabras del imperialismo siempre son falsas”.
*Coordinador
General
Movimiento de
Bases Torrijistas
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