Desde Paraguay
29/Octubre/2012
Golpe, militarismo, transnacionales y agronegocios.
Ricardo
Canese*
Barack Obama
se encontraría con el golpista de Federico Franco –que no es reconocido por
ninguna nación del mundo, salvo el Vaticano y Taiwán-- en un almuerzo en Nueva
York, con motivo de la apertura de la Asamblea General
de las Naciones Unidas. Desde un inicio existieron evidencias sobre la
participación de los EE.UU. de América en el Golpe de Estado Parlamentario del
Paraguay, desinformando y haciendo gestiones que resultaron fatales para el
gobierno progresista de Lugo. Fue el propio Embajador yanki quien le pidió al
Gobierno de Lugo –un día antes del Golpe– que le reciba a los obispos pues “le
van a llevar su apoyo”. El Presidente de la Conferencia Episcopal
Paraguaya (CEP), el ultra conservador Claudio Giménez, en realidad fue a
pedirle públicamente a Lugo su renuncia, lo que fue uno de los últimos golpes
sicológicos destinados a minar toda resistencia, en un pueblo profundamente
católico. Es cierto que hace unas semanas la Iglesia Católica
pidió público perdón por tal actitud del presidente de la CEP , pero el daño –el Golpe–
ya había sido consumado y en el cual participaron activamente el Vaticano y la Embajada yanki.
El comercio
entre el Paraguay y los EE.UU. de América es reducido y es poco significativo
el rol de empresas norteamericanas en el país. Entonces, ¿qué interés tuvo el
imperio para propiciar un Golpe de Estado en el Paraguay? El Golpe, suave y
apropiado a los nuevos tiempos, fue contra el proceso de integración autonómica
de América Latina, antes que contra el Paraguay. La creciente independencia de
la región –desde que Chávez asumió el gobierno por primera vez y, sobre todo,
desde el primer gobierno de Lula– es lo que le preocupa a quienes siguen
conduciendo al mundo. No es Paraguay, ni son sus menos de 7 millones de
habitantes ni, tampoco, son sus importantes riquezas naturales en agua, energía
hidroeléctrica y suelo para la agricultura las razones principales del Golpe.
La causa es América Latina, y específicamente América del Sur, que se está
uniendo en torno a UNASUR, al Banco del Sur y que cuenta con una política
exterior –incluso de defensa– ajena y hasta enfrentada con el imperio.
Los EE.UU. de
América quieren tener su “Israel de América del Sur” y pusieron sus ojos
en el “eslabón más débil” de la región, el Paraguay. Lo que no pudieron
concretar en Bolivia, Ecuador o Venezuela lo ejecutaron en Paraguay. El afán
belicista de los golpistas paraguayos se hizo público en contra de Bolivia
–país con el cual Paraguay tiene fronteras definitivas y no hay motivos
objetivos para conflicto alguno– y propiciando un rápido rearme de las FF.AA.
paraguayas. ¿Es absurda una carrera armamentista en América del Sur? Desde la
óptica de la integración, lo es. Desde la óptica que busca destruir tal
integración, la tesis belicista debe ser tomada con mucho cuidado y no se debe
descartar cualquier provocación que, en verdad, vendrá del Norte. En dicho
contexto, los golpistas paraguayos volvieron a insistir en crear una base
norteamericana en el Chaco y, también, en un tratado de libre comercio con los
EE.UU. de América, o bien con la
Alianza del Pacífico (Chile, Colombia, Perú y México), como
contrapeso al MERCOSUR y a UNASUR.
El Golpe no
contó tan sólo con la solitaria participación de la Embajada yanki.
Transnacionales como Cargill, Monsanto y Río Tinto habrían estado también
involucradas en el Golpe y, de hecho, son sus principales beneficiarias. A
pocos días después del Golpe, Franco anunció que la soja no tendrá que pagar
ningún tipo de impuestos, habilitó fuera de procedimiento a varios transgénicos
de Monsanto y firmó un decreto por el cual abre las negociaciones para la
instalación de la transnacional del aluminio –que pretende extraer energía
hidroeléctrica paraguaya a precio regalado en forma de lingotes-- Río Tinto
Alcan. Hace unos días, el mismo Franco interrumpió, en una misa, las críticas
del obispo progresista, Mario Melanio Medina, en contra de los transgénicos,
para asumir –en plena iglesia– la defensa de Monsanto. Si algo tienen los
golpistas es que dan abiertamente la cara por sus aliados que están expoliando
y seguirán expoliando al pueblo paraguayo, ahora ya sin las molestas trabas del
gobierno progresista de Fernando Lugo. Pocas dudas quedan de que migajas
importantes, de varios millones de dólares, quedan en los bolsillos golpistas,
para perpetuar al “portaaviones” que colocó los EE.UU. de América en el
corazón de América en contra de la integración y autonomía de los pueblos latinoamericanos.
El Golpe se
hizo también con la participación de la oligarquía terrateniente, paraguaya,
brasiguaya y hasta uruguaya. No por casualidad han venido reiteradas veces
dirigentes de los partidos blanco y colorado del Uruguay a defender a sus hermanos
latifundistas y golpistas paraguayos, tan golpistas como lo fueron ellos hace
unas décadas, con Bordaberry padre. Es que la tierra en Paraguay vale cinco
veces menos que en Uruguay o Brasil, y los latifundistas de estos países
pretenden que esta situación no cambie. El “rey de la soja”, el
brasiguayo Tranquilo Favero, posee él solo un millón de hectáreas de soja, lo
que le permite facturar 1.500 millones US$/año. No paga un céntimo de impuesto
y el gobierno colorado anterior (2003-2008) le había regalado centenas de
millones de dólares a través de un gasoil subsidiado y que hoy son deuda de la
estatal PETROPAR.
¿Podrá
revertirse la situación en el Paraguay? El pueblo paraguayo por amplia mayoría
está contra el Golpe de Estado, a pesar de ser bombardeado diariamente por la
prensa golpista. Si hubiera elecciones libres en abril del 2013, podrá derrotar
a los golpistas como indican ya algunas encuestas. Para ello, sin embargo, los
pueblos de América Latina deberían aumentar la solidaridad con el pueblo
paraguayo y entender que la suerte de la región se juega en el Paraguay, pues
allí se ha hecho fuerte un poderoso “portaaviones” del Norte, firmemente
apoyado por transnacionales, el agro negocio y la reaccionaria oligarquía
paraguaya, brasiguaya y uruguaya.
* Parlamentario del Mercosur por
el Partido Popular Tekojoja (Igualdad), que apoya al Presidente Fernando Lugo.
Publicación
Barómetro 17-09-12
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