DESDE URUGUAY
29 NOVIEMBRE 2012
La derrota de Mitt Romney y el Tea Party
Niko
Schvarz
Todos sabemos, a esta altura, que
Barack Obama ganó la reelección y estará 4 años más en la Casa Blanca , al
obtener la mayoría tanto en el colegio electoral como en la votación ciudadana,
lo que no siempre sucede. En noviembre 2000 George W.Bush fue proclamado
vencedor por 271 votos electorales contra 266 de Al Gore, después que le
entregaron al gobernador de Texas, en forma escandalosamente fraudulenta, los
25 votos de la Florida.
Pero Gore lo había superado en más de medio millón de votos
populares. Ahora, Obama ganó con luz en ambas instancias, en la última por más
de dos millones y medio de votos (50,3% a 48,1%).
Ganó asimismo en el mayor número de
estados (26 en 50), incluidos varios estados “oscilantes” en disputa hasta el
último momento, como la propia Florida, Virginia, Ohio (el que gana Ohio gana
en el país, como Canelones) y en California, el estado más poblado y con 55
votos electorales. Ganó en tradicionales bastiones republicanos como New
Hampshire, a la vez que los demócratas se alzaron con la banca al Senado en
estados de arraigo republicano como Indiana, Missouri y North Dakota. Ganó en
el estado de Massachussets, donde era gobernador su oponente, Mitt Romney, y en
Wisconsin, el estado del compañero de fórmula de éste, Paul Ryan, una emanación
de pura cepa del ultraderechista Tea Party.
Reviste mucha importancia la
constitución de las mayorías sociales que dieron la victoria a Obama, asentadas
en cuatro pilares: los latinos (en un orden superior al 70%, a la vez que
elevaron su participación electoral), los negros (95%), las mujeres y los
jóvenes (sobre todo de 18 a
22 años). También se menciona en este plano a los homosexuales.
La abstención fue elevadísima, de
alrededor del cincuenta por ciento o más, y esto no se explica por el carácter
voluntario el voto, como lo demuestra, por la contraria, la votación que
reeligió a Chávez un mes antes.
Un gran problema se plantea con la
integración de los cuerpos legislativos resultantes de la elección del 6 de
noviembre. El Partido Demócrata mantiene una reducida mayoría en el Senado: 51
de sus 100 miembros, entre éstos 3 independientes. Por primera vez la Cámara Alta contará
con 20 mujeres. Pero en la
Cámara de Representantes se mantiene una clara mayoría
republicana, que ya ha puesto enormes obstáculos a la legislación propuesta por
el presidente, y que además deberá enfrentar antes de fin de año una crítica
situación, para evitar el denominado “abismo fiscal”.
La derrota de Mitt Romney y del Tea
Party, adosado al Partido Republicano, constituyó el rasgo distintivo de esta
elección. Igual que en Francia se conjuntaron las fuerzas para alcanzar el
objetivo esencial de derrotar a Nicolas Sarkozy, al punto de que el lema
aglutinador de la votación por François Hollande en el segundo turno
proclamaba: “¡Fuera Sarkozy!”. Algunos casos fueron realmente paradigmáticos.
Perdió su banca Todd Akin, del Tea Party y candidato a senador por Missouri,
quien planteó que las mujeres víctimas de una violación legítima tienen forma
de tratar de impedir un embarazo no deseado, todo ello para justificar su
oposición al aborto. Otras caras visibles de la ultraderecha como Joe Walsh de
Illinois y Allen West de Florida perdieron sus respectivas elecciones. Otro
personaje de esa calaña que corrió la misma suerte es Cornelius McGillicuddy,
conocido como “Connie Mack IV”, que propuso terminar con Chávez de cualquier
forma e incluir a Venezuela en la lista de países terroristas del State Department;
es hijo del senador Connie Mack III, impulsor de la ley Torricelli contra Cuba.
Damos estos ejemplos para que se advierta la clase de trogloditas incluidos en
las listas republicanas. Tuvo mejor suerte otro de ellos, el congresista Paul
Broun, también del Tea Party, el único candidato que se presentó en un condado
en el sur de Georgia, que sostiene el creacionismo a pie juntillas
y declaró que la teoría de la evolución equivale a “mentiras directamente de la
boca del infierno”. En esta circunscripción más de cuatro mil ciudadanos
votaron por “Darwin al Congreso” y formaron un movimiento para reemplazar a
Broun en 2014.
En referéndums efectuados
simultáneamente con la elección, varios estados legalizaron el matrimonio
homosexual, y otros el consumo de la marihuana: Massachussets con fines
medicinales, Colorado y Washington con fines recreativos.
La agenda regresiva de los
republicanos en el Congreso
Paul Ryan, el compañero de fórmula de
Mitt Romney, ha sido el arquitecto de la agenda reaccionaria del Partido
Republicano en la Cámara
de Representantes desde que obtuvo la mayoría del cuerpo en 2010 y que mantiene
tras las últimas elecciones. Y ella graba su sello en las próximas
confrontaciones sobre temas cruciales de índole presupuestal, y otras. Se ha
dicho que las propuestas legislativas de los republicanos no son simplemente un
retorno a la era Bush sino algo peor. Con ellas deberá lidiar Obama.
Se refieren a su posición sobre una
ley de aborto, la reglamentación de la compra y venta de armas, los beneficios
fiscales y la política energética. Las medidas que ellos plantearon en el
Congreso, y que en gran medida se oponen a las iniciativas de Obama,
desmantelarían el Medicare y el Medicaid, aprobarían billones de dólares en
recortes tributarios a los millonarios al tiempo que aumentarían los impuestos
sobre los pobres y reducirían los beneficios del financiamiento estudiantil
universitario y de las compensaciones a los veteranos de las fuerzas armadas.
Ronmey, un multimillonario empresario,
dueño de Bain Capital y vinculado a los fondos buitres, se cavó la fosa en una
declaración que lo pinta de cuerpo entero cuando anatemizó al 47% de la
población que “no paga impuestos” y cree que el gobierno le debe proporcionar
gratis la salud, la educación, la comida y la vivienda. En su programa propuso
que se redujera aún más el impuesto a los ricos. Un analista hizo notar al
respecto que Warren Buffet, una de las mayores fortunas de EEUU y del mundo,
señaló que resultaba tan ridículo como inmoral que él pagara, en proporción,
menos impuestos que sus empleados, En el plano internacional, Ronmey ostentó un
belicismo delirante y en todas direcciones, contra Rusia (caracterizada como
“enemigo número 1 de EEUU, como en la época de la guerra fría), contra Irán y Siria,
promoviendo mayores acciones militares, lo mismo que contra Cuba y Venezuela en
nuestra América. O sea, un energúmeno de marca mayor, sin atenuantes. Por
cierto que Paul Ryan, impuesto por el Tea Party como su compañero de fórmula,
no se quedó atrás, al contrario, y expresó que la “red de seguridad social”
imperante en su país era una cómoda hamaca destinada a que los pobres durmieran
una plácida siesta a la espera de que el gobierno resolviera sus problemas de
subsistencia. Ryan fue el arquitecto de la agenda reaccionaria del Partido
Republicano en la Cámara
de Diputados desde que obtuvo la mayoría, en 2010.
Durante más de un año se negaron a
poner a votación una propuesta del presidente que permitiría crear casi dos
millones de puestos de trabajo sin aumentar el déficit. La razón aducida es que
el proyecto de ley por 447 billones de dólares implicaba un aumento de la tasa
impositiva para los millonarios. Asimismo, se ha dicho que la actitud de los
republicanos el año pasado cuando se discutió el techo de la deuda pública,
configuró “un asesinato de puestos de trabajo” y puso freno a la proyectada
recuperación económica. Asimismo, el proyecto de Ryan titulado “Camino para la
prosperidad”, con recortes draconianos en el presupuesto, se traduciría en la
destrucción de 4,1 millones de puestos de trabajo para 2014.
Otros ejemplos de las iniciativas
sociales retrógradas de los republicanos en la Cámara se refieren a temas
como los siguientes: prohibición para las mujeres de contratar seguros que
cubriesen el aborto; autorización para el porte de armas, en el sentido
reclamado por la
Asociación Nacional del Rifle, y eso después que su colega
Gabrielle Gifford recibiera un balazo en la cabeza; retiro de derechos a
homosexuales militares (aquí también entró en acción el ya citado Todd Akin,
el de las “violaciones legítimas”); permiso a la industria petrolera para
perforar el Refugio nacional ártico de la vida silvestre, gran sueño de la era
Bush. Y desde luego, rechazo frontal a toda reforma migratoria. Romney dijo que
había que expulsar a todos los inmigrantes.
El plan presupuestal de Ryan podría
colocarse bajo el lema: “Enriquecer a los multimillonarios”. Votaron tres veces
en la Cámara
para extender todos los beneficios fiscales a las grandes fortunas de la era
Bush, una decisión que creó un agujero de 3,8 billones de dólares en el
presupuesto de la década. Como contracara, según el plan los gastos del
gobierno en todo lo que concierne al Medicare, Medicaid y seguridad social será
reducido a la mitad hasta 2022, para sufrir luego sucesivas
reducciones y llegar a los límites más bajos de los tiempos modernos. Un
estudio de Tim Dickinson señala que “el plan Ryan destruiría el Medicaid, en la
primera década solamente reduciría la dotación a los estados en 810 billones de
dólares y negaría la atención médica a 30 millones de niños pobres, a
portadores de deficiencias y ancianos.
Del mismo modo, el gasto en subsidios
del financiamiento universitario sería reducido en 42% el próximo año, lo que
retiraría del programa un millón de estudiantes. También degradaría el
financiamiento de las escuelas públicas, la seguridad alimentaria, las
políticas públicas referidas a los medicamentos, la investigación científica
básica y la vida social comunitaria.
Lo único que los republicanos estaban
dispuestos a aumentar son los gastos militares. El Pentágono recibiría 29
billones de dólares más por año, revirtiendo los modestos esfuerzos de Obama
por reducir los gastos militares.
Este es el plan que la mayoría
rechazó.
Al borde del “abismo fiscal”
Existe un lapso muy exiguo, hasta fin
de año, para evitar que la economía estadounidense se precipite en el anunciado
“abismo fiscal” (fiscal cliff). En enero llegan a su fin las exenciones
tributarias a las grandes fortunas establecidas bajo la presidencia de George
W.Bush, y al mismo tiempo entrarían en vigor recortes automáticos al
presupuesto, lo que crearía una situación extremadamente crítica. Como se ha
visto, los republicanos, parapetados en su mayoría en la Cámara de Representantes,
quieren mantener las exenciones tributarias a los más ricos, e incluso
ampliarlas. Obama, en su primera comparecencia después de la victoria, propuso
llegar a consensos bipartidistas sobre la base de combinar un recorte del gasto
público con un incremento impositivo a los más ricos. La iniciativa incluye una
reducción a las tasas que gravan a los más pobres, y busca disminuir el déficit
público reactivando la economía y el empleo. Dijo que este plan coincide con lo
expresado por el pueblo en la elección, y que no va a pedir a los estudiantes,
personas mayores y a la clase media que pague todo el déficit mientras gente
como él, que gana más de 250 mil dólares al año, no se le pide que pague ni un
centavo más en impuestos. “Si somos serios, tenemos que combinar recortes de
gastos con ingresos y eso significa pedir a los más ricos que paguen más
impuestos. Vamos a extender los recortes de impuestos a la clase media ahora
mismo”, agregó, mientras su portavoz anticipaba que vetará cualquier ley que
implique ampliar las rebajas fiscales al dos por ciento más rico de la
población. Ese es el sector que se benefició por el enorme descuento fiscal de
su predecesor en la Casa
Blanca.
No hay duda que se viene una
confrontación de gran intensidad e incierto resultado. Pero sería peor si
hubieran ganado la extrema derecha republicana y el Tea Party.
Publicación Barómetro 15-11-12
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