Barómetro
Internacional
28/Enero/2013
ALIMENTOS
ORGÁNICOS PARA LOS RICOS, “TRANSGÉNICOS” PARA LOS POBRES
Fortunato
Esquivel
Al terminar este
año 2012 los autodenominados grandes productores de alimentos agrícolas se
esforzaron como nunca en convencer al pueblo sobre la “urgente” necesidad de
incursionar en el uso de la biotecnología para producir en mayores
proporciones. En otras palabras, intentaron imponer su criterio de utilizar
semillas genéticamente modificadas, para producir alimentos “transgénicos”.
Históricamente los
grandes inventos científicos siempre fueron destinados inicialmente a los ricos
y mucho después a los pobres. En el caso presente, es la primera vez que un
gran invento es destinado inicialmente a los pobres.. “los alimentos transgénicos”.
¿Por qué será? Un conocido refrán dice que: “Cuando la limosna es muy grande,
hasta el santo sospecha”.
Cuando en 1879 la
luz eléctrica hizo su presencia, los más ricos aprovecharon inicialmente sus
virtudes. Los más pobres no tienen hasta hoy ese beneficio en los tugurios de
las ciudades y en las aldeas alejadas de nuestro continente y otros. Lo mismo
ocurrió con trenes, automóviles, teléfonos y aviones. Los pobres siguen a pie.
Los alimentos
transgénicos, son el primer gran invento universal destinado a los pobres,
porque según se dice la población mundial está aumentando “demasiado” y los pobres son mayoría. En 1950 se
contabilizaron 2.500 millones, en 1990 se duplico a 5.000 millones y este año
se situó en 7.000 millones. Para 2050, seremos más de 9.000 millones. Los ricos
están espantados.
La suerte está
echada, los ricos van a los supermercados para comprar alimentos orgánicos y
sin transgénicos. Para los pobres, se encuentran a la venta productos baratos,
sin etiquetar, pero con transgénicos. Los aún más pobres reciben alimentos
gratuitos con el denominativo de ayuda humanitaria, sobre todo soya y maíz
transgénicos.
Hace un año, los
“grandes” agricultores se comprometieron a sembrar solo entre 20 y 30% de soya transgénica, pero
tras pisar y pasar, aquí estamos con la novedad de que toda la soya cultivada
es biológicamente modificada. El total de un millón de hectáreas fueron
sembradas con semillas transgénicas.
El escritor y
geógrafo ucraniano Alex Dobrovolsky, escribió un artículo sobre los peligros de
los tan propagandizados transgénicos y señala que “los ricos rechazan consumir
transgénicos, destinándolos a los pobres, y esta es la señal de que estos
alimentos son un fenómeno negativo y antisocial”.
Los entendidos
señalan que la tecnología de los transgénicos hace que estas semillas no tengan
memoria y solo sirven para la primera cosecha, pues en la segunda ya no se
acuerdan de germinar. Es una tecnología “Terminator” (Exterminadora), son
semillas Zombies, ya no saben si están vivas o muertas.
Estas semillas
modificadas genéticamente son creadas
para ser resistentes al agro tóxico, los insectos y las plagas. Cuando los
campos son fumigados con glifosato, la maleza y cualquier otra planta se
marchitan, pero la soya transgénica se encuentra intacta ¿Cómo ocurre?
Durante su
transgenización, estas semillas recibieron, sin duda, alguna bacteria dentro de
su código para que sean resistentes a los agro tóxicos, especialmente el
glifosato. Las grandes transnacionales productoras de estas semillas, intentan
de todas maneras convencernos de que son “alimentos”.
Dobrovolsky dice
con mucha razón que si el glifosato y otros tremendamente fuertes agro tóxicos
no pueden descomponer las moléculas de la planta transgénica, mucho menos podrá
el jugo gástrico o el jugo hepático del animal o del hombre. Por estas
sencillas razones, el organismo animal o del hombre será incapaz de absorber
las sustancias denominadas “alimento” tan necesarias para la vida.
Si esto es así, los
productos transgénicos tendrán como consecuencia, el hambre y sobre todo la
desnutrición. Formalmente los estómagos de los pobres recibirán estos
productos, pero no podrán absorberlos. Una segunda consecuencia negativa será
la sobrecarga del estómago, el hígado y otros órganos cuyos jugos y fermentos
no podrán descomponer las moléculas de los transgénicos, porque no pueden
descomponerse.
Los agro
productores que ya producen soya, anuncian que pronto lo harán con maíz, arroz
y algodón transgénicos, todos resistentes a los insectos y al moho. Pero, esas semillas contienen en
sus genes alguna bacteria toxica, por tanto las plantas transgénicas contienen el veneno que mata a los insectos y
a las plagas bacterianas.
Es innegable que
ese veneno termina siendo dañino para la salud, razón suficiente para tener la
seguridad que esta tecnología infernal ha sido destinada en primer término a
los pobres. Es preciso y urgente que los fabricantes de alimentos etiqueten sus
productos para saber cuáles son o no transgénicos. La población mundial, sigue
creciendo y los pobres son mayoría. Un puñado de caprichosos dementes urgidos
de más y más plata, siguen proponiendo, alimentos orgánicos para los ricos y
transgénicos para los pobres.
Comentarios:
fortuvel@hotmail.com
Publicación
Barómetro 28-01-13
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Y esto no para ahi, sino que cada ve que el agricultor, o empresario de la agroindustria quiera sembrar siempre tendras que comprar semillas nuevas, pues la que genera dentro de la planta no germina. Entonces, es un esclavo sujeto a los precios que el dueño de la semilla ponga. El gobierno bolivariano de la hermana Rpublica Bolivariana de Venezuela esta trabajando a largo plazo un proyecto llamado LA SOBERANIA ALIMENTARIA...IMITEMOSLOS...
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