Desde
México
27/Enero/2013
El Congreso que
Guerrero necesita
Xavier Carreto A.
Después
de haber observado la instalación de la Sexagésima Legislatura del Congreso
local, el jueves 13 de septiembre y haber conocido sus primeras acciones, a
través de la información de La Jornada Guerrero, parece que las cosas no se
compondrán, pues los vicios del Poder
Legislativo del Estado de Guerrero, al menos en
este inicio, persisten: avasallamiento de la fracción mayoritaria,
ausencia de las fracciones inconformes, discusiones interminables,
improvisación de legisladores, posicionamientos en tribuna con fines
partidistas, etcétera. Con estas actitudes sectarias, en defensa de intereses
particulares y de grupo, el Congreso local estará, como hasta ahora se ha caracterizado,
incumpliendo con su esencia: Representar los intereses del Pueblo de Guerrero.
En
México, hay mil 143 diputados locales, 691 elegidos por voto directo y 452 de
representación proporcional, a partir de listas previas registradas por cada
partido político; no se tienen parámetros homogéneos para la asignación de sus
sueldos y prestaciones. En nuestro caso, tenemos 46 legisladores, 28 de mayoría
y 18 plurinominales; somos la cuarta entidad con más diputados después de los
75 del Estado de México, los 66 del Distrito Federal (DF) y los 50 de Veracruz.
Pero la primera entidad tiene más de 15 millones de habitantes, cinco veces más
que nosotros; el DF nos supera en población tres veces y Veracruz dos y media.
También contamos con más legisladores, que Puebla, Nuevo León, Guanajuato,
Oaxaca, Michoacán, Jalisco y Chiapas con mayor población que la nuestra. Si
dividimos la población total de Guerrero, estimada en 3.4 millones de
habitantes entre los 46 legisladores locales, tendremos que cada uno representa
a 74 mil; mientras que los legisladores federales que son 10, 9 de mayoría y un
plurinominal, representa cada uno a 340 mil. De las otras entidades ni hablar.
No entran a la cuenta los senadores, pues ellos representan a la entidad de
acuerdo al pacto federal que nos une con el resto del país. Por estos datos, cabría preguntarnos: ¿Es del
tamaño adecuado el Congreso que tenemos para salir adelante? ¿Son muchos o
pocos 46 para representar a los guerrerenses?
Tratándose
de los presupuestos que ejercen los 32 congresos locales, en el actual
ejercicio fiscal, estamos en el séptimo lugar, con 370 millones, nos ganan el
Edomex, DF, Michoacán, Jalisco, Veracruz y Baja California. Es decir, cada
diputado nos cuesta más de ocho millones de pesos, lo cual incluye el pago de
ayudantes y empleados que los apoyan en sus tareas. Además, de una asignación
presupuestal alta para una sociedad pobre como la guerrerense, se tiene que
lamentar la falta de transparencia de su ejercicio, pues no se sabe cómo se
desglosan los gastos, cuál es la nómina y la dieta de los diputados, qué otros
ingresos tienen, como viáticos, bonos, aguinaldos. Guerrero y Jalisco son las
dos únicas entidades que no informan el monto de la dieta que corresponde a
cada diputado. Se sabe que los integrantes de la Comisión de Gobierno, formada
por los coordinadores y representantes de los siete partidos con presencia en
este congreso, son quienes tienen mayores percepciones. Aquí se puede aplicar
el dicho: “El que reparte, le toca la mayor parte”.
Respecto
a las actividades realizadas, de los miembros de este Congreso no se sabe de su
asistencia a las dos sesiones plenarias por semana, de los planes de trabajo e
informes de las 29 comisiones ordinarias, los cinco comités y las cuatro
direcciones, entre ellas la Auditoría General del Estado, su órgano técnico
para la fiscalización del ejercicio del gasto en los poderes Ejecutivo y
Judicial; organismos públicos descentralizados y los 81 ayuntamientos. Tampoco
se sabe de las iniciativas presentadas y como votaron. Por la forma tan
irresponsable de cómo ejercieron los recursos públicos, que no les alcanzo para
pagar la nómina y servicios públicos de luz, en los gobiernos municipales de
Acapulco, Iguala, Zihuatanejo, Coyuca de Benítez, entre otros, se observa que
el trabajo de fiscalización no se realizó con la eficiencia que estos casos
requerían.
En
suma tenemos un Congreso obeso, oneroso, opaco e ineficiente que mucho ha
contribuido por su mal desempeño al rezago del Estado de Guerrero. Ahora que
otra fuerza política diferente a la que ha dirigido sus esfuerzos está al
frente, es la oportunidad de hacer un trabajo serio, honesto, responsable a la
altura de las expectativas de superación del pueblo de Guerrero. Es el Congreso
que nos hace falta y que hoy no tenemos.
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