Desde
Agen. Barómetro Internacional
11/Octubre/2013
Científicos y ambientalistas indignados por este
premio Nobel a Monsanto
Los transgénicos destruyen la
biodiversidad dañando al ser humano
Sylvia Ubal
Robert
T. Fraley, vicepresidente ejecutivo de Monsanto, de la trasnacional conocida
como la gigante de los transgénicos, fue galardonado con el prestigioso Premio
Mundial de la Alimentación, por su mejora de la oferta mundial. ¿Cómo puede ser
que se conceda un galardón a una compañía
que ha sido denunciada en el mundo entero, porque sus productos son
considerados altamente dañinos para la salud
?
Vivimos
en un mundo al revés, en el que se premia a las multinacionales de la
agricultura transgénica, mientras acaban con la agricultura y la
agrodiversidad. El día 19 de junio, se dieron a conocer los ganadores del
Premio Mundial de la Alimentación 2013, lo que algunos llaman el Nobel de
Agricultura, que se otorgó a tres ejecutivos de compañías de la industria
transgénica, Robert T. Fraley, vicepresidente ejecutivo de Monsanto y director
de tecnología, compartirá los 250 mil dólares del Premio Mundial de la
Alimentación con los científicos
Mary-Dell Chilton de Syngenta y el tercer galardonado ha sido Marc Van
Montagu de la Universidad de Gante (Bélgica), autores de un método que permite
insertar genes ajenos en las plantas y que promueven un modelo agrícola que
genera hambre, pobreza y desigualdad.
Los
mismos argumentos, imagino, que llevan a conceder el Nobel de la Paz a quienes
fomentan la guerra. Como dice el escritor Eduardo Galeano, en su libro ‘Patas
arriba’ (1998), "…se premia al revés: se desprecia la honestidad, se
castiga el trabajo, se recompensa la falta de escrúpulos y se alimenta el
canibalismo”.
Con
la concesión del premio, a empresas como Monsanto y Syngenta, el jurado
promueve la concentración del poder en manos de unas pocas empresas multinacionales, y a su vez nos envía una muy
mala señal para el futuro de la seguridad alimentaria y la agricultura al dar
la voz a desarrollos tecnológicos que, están destruyendo la biodiversidad,
aumentando la dependencia de los agricultores a semillas y productos químicos y
que aplican la titularidad de patentes multinacionales, e ignora la evidencia
mundial que ha demostrado por miles de años, que la agricultura ecológica puede
mejorar la productividad y beneficiar a los suelos y la biodiversidad, sin
obligar a los agricultores a comprar las semillas y productos químicos caros.
Los
transgénicos destruyen la biodiversidad dañando al ser humano
No
sólo son los transgénicos son inseguros, se están destruyendo la biodiversidad,
aumentan la dependencia de los agricultores a semillas y productos químicos y
conducen a la aparición de súper plagas y súper malezas. Son una receta para la
inseguridad alimentaria y la insustentabilidad. Numerosos estudios publicados
han demostrado que los productos transgénicos son altamente dañinos para la
salud y pueden causar cáncer, infertilidad e incluso malformaciones en los
fetos.
Monsanto
produce desde pesticidas tóxicos prohibidos como el DDT, los bifenilos
policlorados, (Pcb´s, uno de los contaminantes más nocivos jamás fabricados)
hasta armas químicas como el agente naranja, utilizada en la guerra de Vietnam.
En las últimas tres décadas se ha dedicado a la industria agroalimentaria,
produciendo el herbicida más vendido del mundo, el glifosato, más conocido como
Roundup, y a la biotecnología, comercializando organismos genéticamente
modificados, los transgénicos.
Nos
quieren hacer creer que las actuales políticas, son las que nos han conducido a
la presente situación de crisis alimentaria, la realidad nos demuestra, a pesar
de los discursos oficiales, que el actual modelo de agricultura y alimentación
es incapaz de dar de comer a la gente, cuidar de nuestras tierras y de aquellos
que trabajan el campo. Hoy, a pesar de que, según datos del instituto GRAIN, la
producción de alimentos se ha multiplicado por tres desde los años 60, mientras
que la población mundial desde entonces tan solo se ha duplicado, 870 millones
de personas en el mundo pasan hambre. Hambre, en un planeta de la abundancia de
la comida.
La
FAO advierte, en los últimos 100 años desapareció el 75% de la diversidad
agrícola La Organización de las Naciones
Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) reconoce que en los últimos
cien años han desaparecido el 75% de las variedades agrícolas. Nuestra
seguridad alimentaria no está garantizada, al depender de un abanico cada vez
más reducido de especies animales y vegetales. En definitiva, se promueven
aquellas variedades que más se adecuan a los estándares de la agroindustria
(que pueden viajar miles de kilómetros antes de llegar a nuestro plato, que
tengan un buen aspecto en las estanterías del supermercado, etc.).
Se
nos dice que para acabar con el hambre en el mundo hay que producir más
alimentos y que en consecuencia es necesaria una agricultura transgénica. Pero
hoy de comida no falta sino sobra. No tenemos un problema de producción, sino
de acceso. Y la agricultura transgénica no democratiza el sistema alimentario;
al contrario, privatiza las semillas, promueve la dependencia campesina,
contamina la agricultura convencional y ecológica e impone sus intereses
particulares al principio de precaución que debería de prevalecer.
Comunidad
científica y ambientalistas indignados por este premio Nobel
Marie
Monique Robin, autora del libro y el documental ‘El mundo según Monsanto’
(2008), lo deja claro: estas empresas quieren "controlar la cadena
alimentaria” y "los transgénicos son un medio para conseguir este objetivo”.
Premios como los concedidos a Monsanto y Cigüeñita son una farsa, y que están
contribuyendo a los problemas que nos mantienen encerrados en un mundo donde
cientos de personas pasan hambre mientras hay abundancia de comida y la agricultura, al dar la voz a desarrollos
tecnológicos que, aplicando la titularidad de patentes multinacionales, buscan
establecer un modelo de agricultura que socava la sustentabilidad y la
democracia.
Científicos
y activistas de todo el mundo se sienten indignados y expresaron su conmoción
frente a la selección de los ganadores El premio envía una muy mala señal para
el futuro de la seguridad alimentaria, estas empresas, manifiestan que
especialmente los más afectados por sus productos son los países más
desfavorecidos, al hambre y la escasez hay que sumar la dependencia que tienen
los agricultores de las semillas, productos fitosanitarios y otras herramientas
que se utilizan en los cultivos transgénicos. Ponen como ejemplo el caso
dramático de la India, muchos agricultores estaban endeudados con las
compañías biotecnológicas y al no poder
hacer frente a los pagos se suicidaban
Frances
Moore Lappé (EE.UU., RLA 1987), autor de “Dieta para un pequeño planeta",
comentó: "Los galardonados con el Premio Mundial de la Alimentación están
contribuyendo a los problemas que nos mantienen encerrados en un mundo donde
cientos de personas pasan hambre mientras hay abundancia de comida ".
sylviaubal@gmail.com
Publicación
Barómetro 01-08-13
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