Desde México
27/Enero/2013
Javier Saldaña y
la Universidad-Pueblo; Volver a sus Orígenes
Rodrigo Huerta
Pegueros
Hace unos días el candidato a
rector de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG), Javier Saldaña Almazán, se
comprometió con la comunidad universitaria a devolverle su valor histórico
olvidado por varias administraciones anteriores. La mística universitaria de
entonces (1972) consistía básicamente en
ampliar su radio de acción y sus instalaciones a fin de acoger a más
estudiantes demandantes de educación superior y convertir a la institución en
una especie de contrapeso a los poderes públicos. Frente a esto, el aspirante a
la rectoría pretende retornar a los orígenes de la Universidad-Pueblo y todo lo
que ello entraña.
Saldaña Almazán será seguramente rector de la UAG—pues es
candidato de unidad—y por ello la importancia de sus declaraciones que ha
proferido en varias ocasiones frente a los estudiantes, maestros, trabajadores
de la UAG y ante los medios de comunicación, en el sentido de que su visión
sobre lo que es y debe ser esta en el futuro la universidad fue abrevado
durante la rectoría del fallecido rector, doctor Rosalío Wences Reza, el
inolvidable sociólogo visionario quien tuvo no solo la entereza, sino también
la valentía y los arrestos para lograr instaurar una novedosa política
educativa superior en el estado de Guerrero del tamaño que se necesitaba y lo
demandaba el propio pueblo.
Este esfuerzo monumental del
doctor Wences Reza fue aún magnificado por la serie de embestidas que tuvo que
sufrir la institución y sus dirigentes y a él en lo particular por parte de los
gobiernos federal y estatal, en esos tiempos encabezados por Gustavo Díaz
Ordaz, como presidente de la República y Luis Echeverría Álvarez como
secretario de gobernación. Fungía como gobernador de Guerrero, Israel Nogueda
Otero, quien posteriormente fue sustituido por Rubén Figueroa Figueroa. Todos ellos cometieron una serie de hechos y
acciones represivas y de lesa humanidad.
La impunidad se impuso y ninguno de los gobernantes fue sentado en el banquillo
de los acusados aún y cuando fueron comprobados todos los delitos por ellos
cometidos.
La embestida contra los
universitarios y contra la política de la Universidad-Pueblo arreció al grado
de ponerse en peligro la sobrevivencia de la UAG en tiempos del entonces
presidente José López Portillo y su secretario de Gobernación, Jesús Reyes
Heroles. Sin embargo la embestida se resistió gracias al apoyo popular, de los
universitarios y la solidaridad nacional e internacional. Con las
movilizaciones y las denuncias en foros internacionales se venció a los
enemigos de la educación pública superior, progresista y crítica. Una de las
vertientes de la política universitaria era cuestionar los planes y programas
de los gobiernos a fin de que estos no tuviesen un sentido clientelar sino de
beneficio a las comunidades marginadas y en expansión.
Escuchar a Saldaña Almazán
sobre este tópico nos lleva a recordar los tiempos del heroísmo de los
universitarios guerrerenses. Muchos años antes de esta embestida, otros
estudiantes y luchadores sociales hicieron lo propio para lograr la autonomía
universitaria (1960), logro que costó muchas vidas humanas tanto por parte del
pueblo como de la comunidad estudiantil frente al gobierno despótico y
sanguinario del entonces gobernador, General, Raúl Caballero Aburto.
Hoy los tiempos han cambiado.
Las luchas políticas se dan en forma abierta y con menos terror que hace más de
cincuenta años. Ahora a nadie le horroriza ni sonroja que se aspire a que la
UAG retome sus objetivos originales y que sea en realidad, no solo el artífice
de una sociedad mas educada y con posibilidades de desarrollo sino también el
ser un instrumento que hoy por hoy hace falta en Guerrero para que se
constituya en un verdadero y real contrapeso del poder público y que no solo se
circunscriba a criticar o cuestionar sino que ponga en tela de duda los
programas y planes de desarrollo del gobierno estatal y proponga alternativas
de solución y oferte su cooperación y conocimientos académicos y científicos
para que sean los propios universitarios los que tomen en sus manos el devenir
de la entidad.
Lo que si es necesario que el
futuro rector Saldaña Almazán haga es volver a ser solidarios con la población.
El acercamiento de su estructura no será suficiente, de no ser que coadyuve con
los segmentos populares en sus aspiraciones de transformar su entorno e innovar
en ciencia y tecnología. Asimismo debe ofertar a los habitantes de la entidad
los proyectos que se hayan creado en sus aulas como alternativas para
solucionar los problemas que les aquejan, ya sea del ramo de la salud, la
infraestructura, el turismo, la ecología, el derecho, la minería, ingeniería y
arquitectura o en los rubros de la economía y filosofía, entre muchas de las
unidades académicas existentes.
Devolverle el sentido y el
espíritu original de servicio de la UAG debe ser la guía que conduzca las
acciones de la próxima administración universitaria. La ampliación de sus
actividades académicas no deben ser obstaculizadas sino mas bien apoyadas por
todos—gobierno-sociedad y académicos—. Solo de esta manera, la UAG volverá a
ser un referente para los guerrerenses y un oasis entre el desierto de ideas y
propósitos de quienes hoy por hoy encabezan las instituciones públicas y
políticas del estado de Guerrero.
¡Bienvenida la política de la
Universidad-Pueblo!
Comentarios:
observar@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario