Desde Brasil
30 Agosto 2015
El PT O Se Renueva O Se Vuelve
Mediocre
Leonardo
Boff
Reza un mito
antiguo del área mediterránea que, de tiempo en tiempo, el águila cuando
observa en su cuerpo señales envejecimiento, debilidad en sus ojos penetrantes,
y flacidez de las garras, se propone renovarse totalmente. Así hacía también la
fénix egipcia que aceptaba morir para volver rejuvenecida a una nueva vida.
¿Cuál era la estrategia del águila? Se ponía a volar cada vez más alto hasta
llegar cerca del sol. Entonces sus plumas se incendiaban y toda ella empezaba a
arder. Cuando llegaba a este punto extremo, se precipitaba desde el cielo y se
lanzaba cual flecha en las aguas frías del lago. El fuego se apagaba.
Y entonces
ocurría la gran transformación. A través de esta experiencia de fuego y de
agua, la vieja águila volvía a tener plumas nuevas, garras afiladas, ojos
penetrantes y el vigor de la juventud.
Queremos aplicar
este mito al PT, metido en una crisis crucial que lo obliga a renovarse como el
águila o a aceptar el lento envejecimiento hasta perder todo el vigor vital y
la capacidad de renovación de la sociedad, como era su sueño primordial.
Para entender
mejor este relato y aplicarlo al PT vamos a revisitar al filósofo Gaston
Bachelard y al psicoanalista C. G. Jung que entendían mucho de mitos y de su
sentido profundo. Según ellos, fuego y agua son opuestos, pero cuando se unen
se vuelven poderosos símbolos de transformación.
El fuego
simboliza la conciencia, el vigor y la determinación de abrir caminos nuevos.
El agua, por el contrario, representa el inconsciente y las dimensiones del
cuidado y la capacidad de entender el sentido secreto de las crisis.
Pasar por el
fuego y por el agua significa, por tanto, integrar en sí los opuestos: la
determinación con el descubrimiento del sentido secreto de las crisis. Estas
suceden para purificar, limpiar todo tipo de añadido y dejar aparecer lo
esencial. Nadie al pasar por el fuego y por el agua permanece intocado. O
sucumbe o se transfigura, porque el agua lava y el fuego purifica.
El agua nos hace
pensar también en las grandes crecidas, como las que conocimos en 2011 en las
ciudades serranas del Estado de Río de Janeiro. Con su fuerza se llevaron todo,
especialmente lo que no tenía consistencia y solidez. En una sola noche
murieron 903 personas y 32 mil quedaron sin abrigo. Fue un cataclismo de
resonancia mundial. Es el poder invencible del agua.
El fuego nos
hace imaginar el crisol o los hornos que queman y acrisolan todo lo que es
ganga y no es esencial. El oro y la plata pasan por ese proceso purificador del
fuego.
Las crisis
existenciales son bien conocidas. Cuando hacemos esa travesía por la “noche
escura y temible”, como dicen los maestros espirituales, dejamos aflorar
nuestro yo profundo sin las ilusiones del ego superficial. Entonces maduramos
para lo que es auténticamente humano y verdadero. Quien recibe el bautismo de
fuego y de agua rejuvenece como el águila del mito antiguo.
Pero existen
también las crisis mayores, de todo un proyecto e incluso de todo un partido
como el PT. Él tiene que asumir la verdad: tuvo muchos aciertos que
beneficiaron a millones de personas que vivían en la pobreza y en la
marginalidad, pero también cometió errores evitables: se dejó tomar por el
“demonio” del poder como fin en sí mismo, cuando debe ser siempre medio. Hubo
la corrupción vergonzosa de algunos miembros importantes que destruyeron el
sueño de una multitud que creía y se esforzaba para vivir lo nuevo factible.
Pero dejando las
metáforas y yendo directamente al contenido real: ¿qué significa concretamente
para el PT rejuvenecerse como el águila? Significa entregar a la muerte todos
los errores cometidos que impiden que el sueño despierte.
Lo viejo en el
PT son los hábitos y las actitudes de la vieja política que servía de
instrumento para crecer y perpetuarse en el poder. Con eso perdió el sentido
originario del poder como medio de transformación en beneficio de las grandes
mayorías y jamás como fin en sí mismo. Todo eso debe morir para que el PT pueda
inaugurar una forma de relación con los verdaderos portadores del poder, que
son el pueblo y los movimientos sociales.
Rejuvenecer como
águila significa también desprenderse de convicciones endurecidas, de cierta
arrogancia de representar el mejor camino, de querer tener razón en todo.
Muchos dirigentes del PT continúan manejando conceptos superados, incapaces de
ofrecer respuestas nuevas a la crisis que devasta los países centrales y ahora
nos toca poderosamente. Rejuvenecer como águila significa tener valor para volver
a comenzar y estar siempre abierto a escuchar, a aprender y a revisar.
Pero esto no es
lo que está ocurriendo. Hasta hoy esperamos una revisión sincera y el
reconocimiento público de sus errores. Sus líderes imaginan que haciendo así
dan armas a los adversarios, cuando demostrarían ser más fieles a la verdad que
a su propia imagen.
El PT, que se
presentaba como un águila de alto vuelo, se está se transformando en gallina
común que apenas cisca el suelo y hace vuelos rastreros. No es ese el destino que
la historia quiere destinarle.
Por último, si
el PT quisiera renovarse como un águila debe regresar al seno del pueblo. Este
le da bellos ejemplos de lucha, de trabajo, de entereza ética y también duras
lecciones. Esa inmersión es salvadora y renovadora como lo fue para el águila
arder en fuego, sumergirse en las aguas frías y así resurgir rejuvenecida.
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