Desde Venezuela
23/Marzo/2013
El hombre de las dificultades del Siglo XXI: ¡Hasta
Siempre, Comandante!
Miguel Guaglianone
No es fácil escribir sobre Hugo
Chávez sobre todo para quienes estamos todavía impactados, consternados y
conmocionados por una muerte que, no por saberse posible, ha dejado de tronchar
nuestras expectativas de su victoria frente a la enfermedad, y entonces nos
golpea fuertemente.
Sin embargo es necesario seguir
adelante y el mejor homenaje que podemos hacerle, es intentar mostrar algo de
la importancia de su vida y de su obra para Venezuela, para Latinoamérica
(Nuestramérica) y para el resto del mundo.
Nos deja el hombre que surgiendo
de las profundas raíces de su pueblo llegó, no sólo a la máxima magistratura de
su país, sino que se convirtió en referencia ineludible en todo el mundo. El
primer presidente latinoamericano en medio siglo (desde la Revolución Cubana)
que osó enfrentarse cara a cara con los grandes poderes mundiales (los Estados
Unidos y los países Europeos) y decirles frontalmente las verdades. El
estadista internacional que fue imponiendo un nuevo estilo de relación entre
las naciones, diciendo públicamente y sin empacho las realidades que
normalmente los políticos tradicionales en todo el mundo ocultan o disfrazan
bajo eufemismos y discursos formales. El que trataba a sus pares de otros
países con absoluta familiaridad e informalismo, y hasta logró imponiendo ese
estilo, que hoy los presidentes latinoamericanos se llamen por sus nombres de
pila en las reuniones internacionales y hagan públicas sus relaciones a nivel
personal. El hombre que “olió azufre” en
las Naciones Unidas (porque George W.Bush había ocupado ese foro el día
anterior), el de las acciones y respuestas imprevisibles, transversales a las
situaciones y capaces de resolverlas en forma no tradicional. El que inventó
las Misiones Sociales para hacer un by-pass a la estructura burocrática del
Estado venezolano heredado. El que se atrevió a mantener relaciones
diplomáticas cercanas con naciones que el gobierno de George W. Bush había
calificado como “Eje del mal”. El que impulsado por el ideario
latinoamericanista de Simón Bolívar, generó, promovió e impulsó los mecanismos
colectivos de integración como el ALBA, la CELAC, el Banco del Sur,
PETROCARIBE, etc. El que con su carácter, discurso y acciones apasionados y
provocadores despertó amores y odios desmesurados. En fin, el Jefe de Estado
que llegó al Siglo XXI como el pionero de nuevas actitudes y propuestas.
Y que conste que la enumeración
anterior está constituida por hechos inobjetables, no significa de ninguna
forma un panegírico de parte de un creyente acrítico. El hombre a quien nos
referimos nunca perdió su condición inalienable de ser humano, vivió y actuó
con los errores y contradicciones naturales cuya existencia cada uno de
nosotros lleva consigo, por el mero hecho de pertenecer a la humanidad. Sin
embargo estamos hablando de alguien quien mantiene siempre un amplio excedente
positivo en cualquier balance que hagamos de su vida y su obra, sea éste
balance apasionado u objetivo.
Y la mejor forma de mostrar el
peso y la importancia de este hombre a nivel internacional, es analizar las
respuestas de Latinoamérica y el mundo frente a su muerte. Durante más de 24
horas, la muerte del presidente Chávez ha sido la noticia principal, aún en
aquellas cadenas mediáticas corporativas que siempre le fueron adversas y que
durante catorce años generaron matrices de opinión descalificadoras tendientes
a demonizar sus actos y desestabilizar su gobierno. Esta mera presencia destaca
en principio la importancia universal de Hugo Chávez como estadista y el peso
de sus acciones, que aún los medios interesados no pueden más que aprovechar.
Las declaraciones ante su muerte
de los dirigentes latinoamericanos han sido - sobre todo de aquellos más
cercanos- de profundo amor, de profundo dolor y de total valoración de su
persona y su obra. Desde un Evo Morales cuya primera declaración bordeó el
llanto, o la actitud de Cristina Fernández de suspender toda su agenda y viajar
inmediatamente a Venezuela, o las emocionantes declaraciones de Rafael Correa
declarando su intención de seguir llevando adelante las propuestas
integracionistas del presidente Chávez, hasta las actitudes de duelo nacional y
de pesar de Daniel Ortega y de Raúl Castro y las declaraciones de Pepe Mujica,
todas ellas redondeaban con transparencia el peso que la muerte del líder tiene
para el proceso de integración y liberación latinoamericano que estamos
viviendo. Dilma Rouseff fue sorprendida por la noticia en un acto con
sindicalistas brasileros, y si bien el contenido de su declaración fue muy
mesurado, destacó la importancia de Chávez como líder latinoamericano y dejó
ver cómo la noticia la afectaba a nivel personal.
Hasta un adversario político como
el presidente chileno Piñera se mostró conmovido y destacó el aspecto humano
personal de Hugo Chávez, dejando entrever el efecto que su carisma personal
provocaba en las personas.
Comentario aparte merece la
intervención del presidente de Colombia Juan Manuel Santos, que comenzó
explicando las profundas diferencias de concepción política y de visión del
mundo que los separaban a él y a Chávez, y como sin embargo desde el primer día
que en Santa Marta se reunieron a solas, acordaron llevar adelante una tarea
común por el bien de ambas naciones. Y de cómo esa tarea fue llevada con éxito
en todos estos años. Y redondeó reconociendo públicamente por primera vez, que
la intervención del presidente Chávez y del gobierno venezolano fueron el
factor fundamental para poder entablar las conversaciones de paz que su
gobierno está llevando con las FARC y que nunca habían llegado tan adelante.
Terminó finalmente diciendo que el mejor homenaje que él y Colombia podían
hacer a Chávez, era llegar a un verdadero acuerdo de paz, con lo que cumplirían
el anhelo fundamental del presidente venezolano.
En el resto del mundo las
reacciones fueron múltiples y variadas. Desde un Vladimir Putin, un Dmitri
Medvédev y unos medios oficiales rusos que destacaron el pesar por la muerte de
quien calificaron como “un amigo de Rusia”, o una cancillería china que a
través de uno de sus altos funcionarios hizo llegar sus condolencias y su pesar
y destacó la importancia del presidente Chávez como líder internacional, hasta
las declaraciones más formales de la Unión Europea, que también incluyeron un
reconocimiento a su trayectoria de líder y los cambios que su gobierno provocó
en Venezuela. El Secretario General de las Naciones Unidas, un títere de las
potencias centrales de muy tristes recientes actuaciones, también fue
sorprendido por la noticia en medio de un acto público, y realizó una
improvisada declaración que dejó traslucir cuánta importancia le asignaba al
suceso.
No faltaron algunas condolencias
que nos sonaron a “lagrimas de cocodrilo”, como la del presidente de Perú o la
del canciller de Gran Bretaña, o aún en lo interno la que realizó la MUD (Mesa
de la Unidad Democrática) que se supone el principal vocero de la oposición.
Y por supuesto existieron
aquellas reacciones más inhumanas, que van desde las declaraciones del
presidente Barak Obama y de su viceministra de estado, que en ningún momento se
refirieron de la muerte de un presidente y hombre de Estado, sino que se
limitaron a señalar (nada desinteresadamente) que Venezuela entraba en una
nueva etapa y que esperaban que ahora (cuando el principal obstáculo a su modo
de ver había desaparecido) pudieran mejorar sus relaciones diplomáticas y que
“apoyaban al pueblo venezolano”; hasta las desbocadas reacciones de alegría y
fiesta reseñadas por las cadenas internacionales de los venezolanos residentes
en Miami (que después intentaron justificar con el pretexto que la alegría no
era por la muerte de Chávez, sino por la posibilidad de que Venezuela retornara
a la “democracia). En la propia Caracas vimos algunos sectores del Este, dónde
hubo también grupos de personas festejando. Como dijimos, todo el inmenso amor
que Chávez supo despertar en su pueblo, ha tenido como contrapartida un
profundo odio de algunos grupos humanos del país y del exterior.
Igualmente, muchos de esos medios
corporativos que llenaron sus noticieros con el suceso de su muerte,
aprovecharon la ocasión para seguir destilando la ponzoña mediática de
descalificación y demonización. Algunos que podemos mencionar dónde eso se hizo
evidente, fueron los periódicos de derecha y las televisoras españolas, la CNN
en español (propiedad de la gusanera cubana de Miami) y muchos otros medios de
derecha nacionales venezolanos e internacionales.
Pero en definitiva el análisis
nos muestra el peso y la magnitud de la labor de Hugo Chávez como estadista a
nivel internacional. La historia se encargará de encontrarle finalmente el
lugar más adecuado, pero nosotros creemos que estamos hablando de uno de los
hombres públicos más destacados e importantes a nivel mundial de este Siglo
XXI.
Finalmente, el hombre desaparece
pero nos queda su legado. En el ya muy lejano 1962, cuando escuchábamos
emocionados a Ernesto Guevara de la Serna en el Paraninfo de la Universidad de
Uruguay hablarnos de integración latinoamericana
y de combate al imperialismo, aunque creíamos en él, nunca imaginamos que sus
ideas o sus propuestas serían, medio siglo después, el discurso común de muchos
mandatarios oficiales del continente.
De la misma forma, la obra y las
ideas del presidente Chávez quedan allí para ser llevadas adelante, sobre todo
en manos de un pueblo que ya, desde el primer momento, muestra estar
comprometido en tomar esas banderas en sus manos y llevar adelante la lucha por
ellas, como el mejor homenaje a realizar al líder caído.
miguelguaglianone@gmail.com
Publicación
Barómetro 07-03-13
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