Desde
México
07/Diciembre/2013
Peña Nieto y
Ríos Piter: Vacío Oficial y Priista al Plan Nuevo Guerrero
Rodrigo
Huerta Pegueros*
El
Plan Nuevo Guerrero que anunció el presidente Enrique Peña Nieto en esta
entidad el pasado siete de Noviembre no cautivó a nadie ni promovió ni a la
oficialidad ni a los priistas y menos a los perredistas para echar las campas
al vuelo y hacerlas retumbar para que todos los guerrerenses se enteren de la
bondad y la magnificencia de un gobierno federal preocupado por el presente y
futuro de esta entidad suriana.
Fue,
el Plan Nuevo Guerrero, flor de un día, como se diría comúnmente. Fue sin duda
el día de días del senador Armando Ríos Piter, para quien, sin rubor alguno dio
a conocer que en concordancia con el gobierno federal y particularmente con el
presidente Peña Nieto, habían diseñado este programa a desarrollarse en los
próximos años y que promovería un nuevo rostro y un nuevo rumbo de la entidad y
particularmente de las fuerzas productivas. Más
que el propio presidente Peña, el senador Ríos Piter dio a conocer en qué
consistiría el plan anunciado ese día y sobre todo explicó los porqués de esta
determinación.
Sin
embargo, a una semana de este evento, ni el gobierno estatal ni los
municipales, ni la clase política priista, menos la perredista en funciones de
autoridad, replicaron en sus territorios los beneficios o alcances de este plan
y en cambio le dieron inmediatamente vuelta a la página.
Esto
quizá sea comprensible porque el gobernador del estado, Ángel Aguirre Rivero,
tuvo una pírrica y desafortunada participación en el evento.
Los
que se llevaron los reflectores fueron el senador Ríos Pieter en primer lugar,
el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, en segundo, el Presidente Peña en
tercero; en cuarto lugar el alcalde de Chilpancingo, Mario Moreno Arcos y por
último el gobernador Aguirre.
Quizás
a esto se deba que en Guerrero el plan anunciado por el presidente quedó
sepultado y no hubo réplica ni panegiristas al respecto, como si los 30 mil
millones de pesos en obras no fueran importantes o como si los 7 mil millones
de pesos para enfrentar la contingencia que dejaron los fenómenos meteorológicos
no importaran tanto.
A
pesar que estas cifras son destacables de ninguna manera son históricas. Lo
cierto es que antes del anuncio presidencial del Plan Nuevo Guerrero, la
entidad seguía sumida en su problemática eterna de inseguridad, pobreza,
marginación, desigualdad, corrupción e incapacidad gubernamental para proveer a
los ciudadanos de los mínimos servicios a que están obligados según la
Constitución de la República.
Recordemos
que el 4 de Noviembre, el gobernador Aguirre estaba más preocupado porque el
michoacanazo no se fuera a concretar en esta entidad o lo que dijeron los de la
comisión nacional del agua enfatizaba en que los gobiernos municipales y
estatal deberían cobrar el servicio, sin reparar que este líquido no llega
puntualmente a los domicilios y si en forma arbitraria se exige su pago.
Primero
deberían los gobernantes dar el servicio y en base a este cobrar lo justo, no a
la inversa, como lo pretende el alcalde de Acapulco, Luis Walton Aburto, quien
primero debe de cobrar a tiempo y bien a las grandes empresas turísticas y a
los dueños de residencias que evaden el pago del vital líquido y después
hincarle el diente a los usuarios de menor consumo, no sin antes regularizar el
servicio para tener autoridad moral para exigir el pago y demandar incremento
en las tarifas.
Precisamente
un día antes del anuncio del ya olvidado Plan Nuevo Guerrero, el gobierno
estatal ordenó la detención de miembros de la CRAC en Tixtla, acusándolos de
todo y hasta de ‘’terroristas’’, lo cual a todas luces es una exageración pues
han ocurrido hechos peores en la entidad que no han sido clasificados como tales
cuando esos hechos están más cercanos a los ocurridos en Tixtla.
Un
día después del anuncio presidencial que pretende hacer justicia a la entidad,
el gobierno estatal haciendo gala de su poder único, se dedicó a amenazar a los
alcaldes de Guerrero con destituirlos si es que éstos apoyaban de alguna forma
la presencia u organización de los grupos de autodefensa, los cuales se han
multiplicado en el estado ante la ausencia de protección del estado a los
ciudadanos frente a los grupos criminales y particularmente de los miembros del
crimen organizado.
Pero
la exageración del gobierno estatal es tal y tan burda que se le olvidó guardar
las formas y la distancia pues el único poder que podría poner en jaque a los
alcaldes es el congreso del estado y de ninguna manera el gobierno estatal,
pues quizá el gobernador Aguirre pretenda revivir los usos y costumbres del
viejo y rancio priato que se ejercía en los años setentas u ochentas del siglo
próximo pasado y del que fue actor principal en algunos eventos de esta
naturaleza.
El
Plan Nuevo Guerrero, que pretende entre otras cosas modernizar el municipio de
Acapulco en su infraestructura y darle de nueva cuenta el foro del tianguis
turístico al recuperar el Centro de Convenciones de Acapulco, no promovió al
alcalde Luis Walton para hacer una réplica de estos beneficios y en cambio se
dio a la tarea de sepultarlo definitivamente, con el anuncio de que su gobierno
estaba impedido de dar seguridad a los ciudadanos, lo cual lo descalifica como
alcalde de Acapulco, pues la Constitución replica que una de las
responsabilidades de los gobernantes en México y en los municipios particularmente,
es el dotar de protección a los ciudadanos y si esto no lo pueden ofertar, se
están marginando de ejercer un cargo que es irrenunciable pero si
intercambiable.
Y
así como esas actitudes de hacer un vacío al Plan Nuevo Guerrero del presidente
Peña y del senador Ríos Piter, en Guerrero seguimos sufriendo los embates de la
criminalidad, no solo en cuestiones de narcotráfico, de extorsiones, de
secuestro, de pago de piso, sino de asesinatos de líderes sociales, que durante
los últimos años hemos sido testigos de casi una media docena de estos y que al
final de cuentas, quedan en el olvido y la justicia poco o nada hacen por
investigar y detener a los culpables materiales e intelectuales.
El
líder de costa grande, Luis Olivares se suma a la lista de los asesinados y las
autoridades del estado solo repiten lo de siempre y hacen lo mismo, o sea:
nada.
Para
acabar de sepultar el anuncio presidencial, en Acapulco revive la violencia y
se asesina en centros comerciales o turísticos a cualquier parroquiano sea
nacional o extranjero como fue el caso de un italiano, ultimado en pleno
corazón de Acapulco y en lugar de que se detenga a los culpables, las
autoridades dan historias imaginarias para dar vuelta a su responsabilidad y
declaran que el sujeto asesinado era miembro de la mafia canadiense.
¡Vaya
escudo para la incapacidad policial! La cereza del pastel fue colocada al Plan
Nuevo Guerrero por alcaldes y obispos de la región, quienes insisten de que el
país sigue sujeto a los designios del crimen organizado y que la inseguridad
continúa siendo una constante y que durante el actual gobierno poco o nada se
ha avanzado para ofertar seguridad pública, aun y cuando se anuncian y se ponen
en marcha operativos donde se vincula al ejército, la marina y la policía
federal.
Luego
entonces, con estos hechos graves y con el desinterés de las autoridades
locales y de la clase política estatal, lo que se pretende hacer por Guerrero a
través del Plan anunciado por el presidente Peña, queda en la marginalidad y no
solo en un segundo sino en un tercer lugar del interés oficial y no precisamente
del pueblo de Guerrero que desconoce los alcances de este planteamiento
presidencial por no haber recibido este proyecto la difusión que se requiere y que merece la pena
que los beneficiarios lo conozcan a fondo.
Quizá
el único beneficiario de este Plan sea el senador Ríos Piter a quien se debe
sin duda alguna la aprobación de los siete mil millones de pesos para el FONBDEN
dedicados exclusivamente a Guerrero y que fue aprobado en la ley de egresos de
la federación hace apenas unas cuantas horas.
El
Plan es sin duda un lanzamiento del senador Armando Ríos Piter para el 2015.
Al
tiempo.
Periodista/analista
político*
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