Desde Venezuela
29/Octubre/2012
El
otro 11 de septiembre
Niko Schvarz
Estos días nos hemos visto abrumados
por las imágenes de las Torres Gemelas y adyacencias, el Pentágono y
Pensylvania por todos los canales y medios de difusión. A 11 años de distancia
del 11 de septiembre de 2001 hemos presenciado filmaciones nuevas, más
testimonios desgarradores, imágenes de muerte y destrucción que reinstalaron el
clima de horror que sacudió hasta el último rincón del planeta en aquellas
horas. También surgieron varios hechos relevantes en directa vinculación con
aquel acto terrorista mayor, como el asesinato en Pakistán del líder de Al
Qaeda, Osama bin Laden, sindicado como el cerebro de los atentados, y que, como
lo revela ahora el libro “Un día difícil”, escrito por un marine que
firma Mark Owen y participó directamente en el operativo de mayo 2011, fue una
ejecución a sangre fría, radicalmente diferente a la versión oficial, y seguida
del vilipendio del cadáver como acostumbran hacerlo los efectivos yankis siguiendo
el ejemplo de los nazis. O la muerte (con lo que llegan a 9) del yemení Adnan
Latif el 9 de septiembre en la prisión de la base yanki de Guantánamo, en
territorio usurpado hace más de un siglo a Cuba, donde cientos de detenidos son
objeto de torturas sistemáticas y permanecen recluidos sin juicio y en total
violación de las leyes internacionales. Este último, además, aunque tenía
firmada la excarcelación, no fue liberado.
Pero todo esto no puede hacernos olvidar lo que ocurrió
otro 11 de septiembre, 28 años antes de las Torres Gemelas: el golpe de Estado
del 11 de septiembre de 1973 contra el gobierno de Salvador Allende en Chile, a
su vez en casi inmediata sucesión con el golpe de Estado del 27 de junio de ese
año en Uruguay.
Chile: 11 de septiembre 1973
Más de una vez me ha tocado narrar estos episodios, de
los cuales fui testigo presencial, incluso del clima en que se gestaron durante
los días previos. También he difundido profusa documentación, aportada por
participantes directos, miembros de la guardia personal de Allende, que rebaten
la tesis del suicidio del presidente (en la que ahora por diversas vías se
vuelve a insistir) y mencionan por su nombre y apellido a los integrantes del
comando asesino que irrumpió en La
Moneda después de los sucesivos bombardeos en picada de los
Hawker Hunter de la fuerza aérea del general Leigh. Tanto es así, que por
pedido de familiares de Allende y de diversas organizaciones, entre ellas el
Movimiento de Socialistas Allendistas, a fines del año pasado se abrió un
sumario para investigar las causas de la muerte del presidente. Pero
precisamente el día del aniversario del golpe, la Corte de Apelaciones de
Santiago, en una resolución desgraciada, resolvió cerrar la investigación en
curso, dictaminando que la muerte se debió a un suicidio. Ese día se recordó la
valerosa actitud de Allende al combatir y resistir al ataque a La Moneda. Instituciones
sociales y políticas acudieron al Monumento a Allende ubicado frente al Palacio
de La Moneda
para rendirle tributo, y se encontraron con sus accesos bloqueados por barreras
colocadas por los Carabineros, que solo permitían pasar a través de un punto de
acceso ubicado en la calle Morandé, la misma calle lateral por la cual aquel
día Allende ordenó a las mujeres presentes en La Moneda evacuar el recinto
bombardeado.
En este aniversario del golpe de Estado en Chile, el
canal 7 de la TV
argentina difundió un documental que contiene la grabación de una conversación
mantenida por el presidente Allende con Fidel Castro en la residencia
presidencial de Tomás Moro en noviembre de 1971. El líder cubano había iniciado
una visita de amistad a Chile el 10 de noviembre de 1971, la que se prolongó
por veinte días, con recorridas por varias regiones. La conversación fue
documentada por el periodista Augusto Olivares (el “perro” Olivares, un
periodista de raza que estaba en La
Moneda el día trágico) y por el cineasta Álvaro Covacevich.
Se estrenó mundialmente en París, siendo embajador chileno en Francia nada
menos que Pablo Neruda, que la presentó conjuntamente con el gran actor (y
mimo) Marcel Marceau en abril de 1972, como un homenaje a la lucha del pueblo
chileno. Durante mucho tiempo la cinta se creyó perdida, pero luego se recuperó
entre el patrimonio de Covacevich, que se había exiliado en México, y volvió a
proyectarse ahora, a más de cuatro décadas de distancia.
Nos limitaremos a reproducir algunos fragmentos
particularmente significativos de este documento histórico. Los comentarios los
hará el lector.
El histórico diálogo de Allende con
Fidel
Sobre la experiencia política chilena a un año de
gobierno de la Unidad
Popular y los obstáculos encontrados en el camino, el
diálogo es el siguiente:
Salvador Allende. “Hemos avanzado. Obstáculos
nacen en primer lugar de una oligarquía con bastante experiencia, inteligente,
que defiende muy bien sus intereses y que tiene el respaldo del imperialismo,
dentro del marco de una institucionalidad en donde el Congreso tiene peso
y atribuciones, y donde el gobierno no tiene mayoría. De allí entonces
que las dificultares sean bastante serias y hacen que el proceso
revolucionario chileno, dentro de los marcos de esta legalidad, encuentre
cada día y en cada momento, obstáculos para el avance del cumplimiento del
programa de la Unidad
Popular. Usted comprueba que las dificultades en el caso
nuestro también están en relación con una libertad de prensa que es mucho más
que una libertad de prensa. Es un libertinaje de prensa. Se deforma, se miente,
se calumnia se tergiversa. No sólo no reconocen sino que deforman las
iniciativas nuestras. Todo esto, teniendo nosotros que respetar las conquistas
que el pueblo alcanzó y de las cuales lógicamente hace uso y mal uso la
oposición al gobierno popular”.
“Y se avanza. Ya lo he dicho: el cobre es nuestro, el
hierro es nuestro, el salitre es nuestro, el acero es nuestro; es decir, las
riquezas básicas las hemos conquistado para el pueblo”.
Fidel Castro. “Yo tengo una impresión, que
esa resistencia acude a los procedimientos clásicos, además más desarrollados.
Es un procedimiento que nosotros calificamos de fascista y que tratan por tanto
de ganar masa, con la demagogia si es posible de los sectores más atrasados de
las capas humildes y ganar masa en las capas medias. Y entonces hará falta una
cuestión por demostrar: si esos intereses se resignarán pasivamente a los
cambios de estructura que la
Unidad Popular y el pueblo chileno han querido llevar
adelante. Y es de esperar, si nosotros vamos a analizar teóricamente esta
cuestión, que hagan resistencia fuerte e incluso violenta. De manera que ese es
un factor que no se puede descontar en absoluto en la actual situación chilena,
a mi juicio”.
S.A. “Tu lo has dicho y yo creo que es muy
justo; los revolucionaros nunca han generado la violencia. Han sido los
sectores de los grupos golpeados por la revolución los que generan la
violencia en la contrarrevolución”.
F.C. “Mantuvieron los sistemas por la
violencia, así los defienden, por la violencia”.
Se pregunta luego qué pasaría si en Chile se alzara la
contrarrevolución. Estas son las respuestas:
S.A. “El pueblo está en el gobierno. Si
lograran ellos lo que no van a conseguir, derrocar a este gobierno, se caería
en el caos, en la violencia, en la lucha fratricida”.
F.C. “¡Y en el fascismo!”.
S.A. “Claro. El imperialismo, que ha estado
y está detrás de todos los procesos para atajar la revolución, que significa
los cambios y su derrota, en Chile no va a poder desembarcar. En Chile no va a
intervenir materialmente. Pero busca otros caminos, cual es alentar a los
grupos reaccionarios e incubar a los grupos fascistas, y utilizan la demagogia
y movilizan los grupos de menor conciencia social. Pero tengo la seguridad y la
certeza absoluta de la respuesta implacable y dura del pueblo, y personalmente
yo cumplo una tarea. Yo no estoy ahí para satisfacer una vanidad personal. Yo
soy un luchador de toda mi vida. He dedicado mi esfuerzo y mi capacidad a hacer
posible el camino al socialismo. Y cumpliré el mandato que el pueblo me ha
entregado. Lo cumpliré implacablemente. Cumpliré el programa que le hemos
prometido a la conciencia política de Chile. Y aquellos que desataron siempre
la violencia social, si desatan la violencia política, si el fascismo pretende
utilizar los medios con que siempre arrasó a los que pretendieron hacer la revolución,
se encontrarán con la respuesta nuestra y mi decisión implacable. Yo terminaré
de presidente de la república cuando cumpla mi mandato. Tendrán que
acribillarme a balazos para que deje de actuar”.
F.C. “Yo realmente admiro mucho ese
pronunciamiento tuyo. Y eso será una bandera para el pueblo. Porque cuando los
dirigentes están dispuestos a morir, el pueblo está dispuesto a morir y
dispuesto a hacer lo que sea necesario. Y ese ha sido un factor muy esencial en
todo proceso político revolucionario”.
El primer discurso de Allende ante el
Congreso Pleno
Este diálogo me trajo a la memoria el primer discurso
pronunciado por Allende ante el Congreso Pleno a poco de asumir la presidencia,
a fines de 1970. Dicho sea de paso, la conformación de la Unidad Popular que
lo llevó al gobierno tuvo amplia repercusión en Uruguay y contribuyó a
fortalecer el proceso de unidad de la izquierda en pleno desarrollo y que pocos
meses después (febrero 1971) habría de concretarse en el nacimiento del Frente
Amplio. En ese período intermedio, líderes de primer nivel de la Unidad Popular ,
como el secretario general del Partido Comunista Luis Corvalán, participaron en
actos conjuntos en nuestro país exponiendo sus experiencias.
Éstas son algunas de las reflexiones de Allende, quien
después de aludir a la experiencia de la revolución rusa, expresó:
“Chile se encuentra ante la necesidad de iniciar una
manera nueva de construir la sociedad socialista: la vía revolucionaria
nuestra, la vía pluralista, anticipada por los clásicos del marxismo, pero
jamás antes concretada. Chile es hoy la primera nación de la tierra llamada a
conformar el segundo modelo de transición a la sociedad socialista. Aquí estoy
para incitarles a la hazaña de reconstituir la nación chilena tal como la soñamos.
Un Chile en que todos los niños empiecen su vida en igualdad de condiciones,
por la atención médica que reciben, por la educación que se les suministra, por
lo que comen. Un Chile en que la capacidad creadora de cada hombre y de cada
mujer encuentre cómo florecer, no en contra de los demás, sino a favor de una
vida mejor para todos”.
“Pisamos un camino nuevo; marchamos sin guía por un
terreno desconocido; además teniendo como brújula nuestra fidelidad al
humanismo de todas las épocas –particularmente al humanismo marxista- y
teniendo como norte el proyecto de la sociedad que deseamos, inspirada en los
anhelos más hondamente enraizados en el pueblo chileno”.
“Nuestra tarea es definir y poner en práctica, como la
vía chilena al socialismo, un modelo nuevo de Estado, de economía y de
sociedad, centrado en el hombre, sus necesidades y sus aspiraciones. Para eso
es preciso el coraje de los que osaron repensar el mundo como un proyecto al
servicio del hombre. No existen experiencias anteriores que podamos usar como
modelo; tenemos que desarrollar la teoría y la práctica de nuevas formas de
organización social, política y económica, tanto para la ruptura con el
subdesarrollo como para la creación socialista”.
Me ha parecido útil, en este aniversario, revivir los
textos citados, porque constituyen una porción fundamental de la experiencia de
lucha de los pueblos de América Latina por su definitiva independencia, por su
liberación nacional y social; y porque contribuyen a destacar la estatura
política y humana del presidente mártir Salvador Allende.
Publicación
Barómetro 17-09-12
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