Desde Age.
Internacional
Los problemas del “Tío Sam”
Pedro
Fuentes
En los inicios
del 2005 fue publicado un excelente artículo “Tio Sam el estafador global” en
donde de Gunder Frank hacía una radiografía muy acertada de la política del
imperio americano. El decía que “el poder del Tío Sam reposa sobre dos pilares:
el dólar de papel y el Pentágono. Uno apoya al otro, pero la vulnerabilidad de
cada uno es también un talón de Aquiles que amenaza la viabilidad del otro”.
Decía también que el “tío” estaba quedando desnudo por la ascensión vertiginosa
de su deuda externa (gran parte por los gastos militares) y la declinación del
dólar.
Fue un
importante texto premonitorio de la crisis
que estalló en el 2007. Tiene mucha actualidad, ya que coloca el tema de la
fragilidad (y el resquebrajamiento) de esos dos pilares que están en el centro
de los problemas del Tío Sam.
Vale la pena
releerlo ahora, cuando ya ha pasado una semana que la administración pública de
los EEUU está parcialmente cerrada. El “cierre” a quien más afecta es a
trabajadores estatales que están en sus casas y a la población pobre que no
puede acceder a recursos mínimos del estado. Pero esta situación es también muy
grave para las clases dominantes; el “Tío Sam” esta bajo la amenaza de hacer un
default, o sea entrar en cesación de pagos si antes del 17 de octubre los
republicanos no votan el aumento del tope de endeudamiento del gobierno. Y si
los EEUU, que son el país más endeudado, no pagan a China, a Alemania.., al
resto del mundo.., se para la economía mundial.
Esta amenaza
ya es un golpe muy fuerte a cierta recuperación económica que había comenzado
luego de la larga recesión abierta en el 2007. La crisis actual no está
provocada por los “excesos” de Wall Street sino por el sistema político de
Washington, que a la vista del mundo, ya no funciona como antes; como se
escribía en el New York Times “ahora funciona a la italiana”. Lo concreto es
que la crisis económica y política se han retroalimentado mutuamente y muestran
que no estamos ante un episodio coyuntural sino ante un nuevo capítulo de una
crisis más global que afecta a la clase dominante de los EEUU y del mundo desde
el 2007.
¿Alguien
podría esperar que el peligro del default se haya hecho presente en el país
(que todos reconocemos), es el más importante por su peso preponderante
económico y político en el mundo? Si bien lo más probable es que no se llegue a
la cesación de pagos y se logre algún acuerdo mínimo, ya es una crisis inédita
en la historia de EEUU que muestra las fisuras que se han abierto en la
burguesía imperialista. Hubo otras crisis de este tipo pero ninguna de esta
magnitud.
La polarización entre los partidos es muy fuerte.
Los republicanos
y demócratas responden ambos a los grandes poderes económicos que dominan los
EEUU. Por eso siempre se decía que era un solo cuerpo con dos cabezas y que
este era el secreto de la estabilidad política del régimen norteamericano.
Había diferencias y contradicciones entre los dos partidos pero nunca se había
llegado a la situación de ahora en la cual la fracción republicana denominada
Tea Party, que cuenta solo con unos 40 diputados, ha ejercido tremendo poder
político para producir el impasse que vive EEUU.
No se trata de
una insensatez, una locura de un grupo fundamentalista desclasado y de ultra
derecha que por su propia cuenta emprendió una cruzada contra el plan de salud
de Obama. Detrás de estos movimientos hay profundas razones de clase de
sectores burgueses y una creciente polarización social.
Como ha
sucedido muchas veces en el mundo, cuando producto de la polarización social
los regímenes burgueses parlamentarios se desestabilizan o tienen crisis, la
gran burguesía (en este caso un sector que está con los republicanos), deja
correr a la ultraderecha para utilizarla para sus fines. Valga como ejemplo lo
que sucedió con el grupo fascista de Aurora Dorada en Grecia, que mata a
inmigrantes y que hasta hace poco era bien tolerada por el gobierno de la Nueva
Democracia como una forma preventiva de parar a la izquierda. Salvando las
distancias tienen sus semejanzas con el Tea Party, aunque en Grecia se trata de
un grupo fascista que está por fuera del régimen y en los EEUU un grupo
ultraderechista que cohabita en el límite del régimen.
Si bien el
conjunto del plan económico de Obama está muy lejos de ser socializante o
keynesiano; se trata de un presupuesto que está al servicio de los intereses de
la gran patronal, recorta servicios públicos y contiene muchas medidas de
austeridad. Dentro de este plan, global está el “Obamacard” que es una ayuda
financiera a un sector de la población desamparada (alrededor de 40 millones)
para que pueda acceder a un plan de salud de los grandes prestadores privados.
El Tea Party
se apoya en un sector social que la crisis polarizó hacia la derecha y que no
quiere saber nada de compartir planos de salud con sectores que aún no lo
tienen. Pero también detrás de esto hay un sector de la gran patronal que está
llevando la crisis al extremo para dejar un freno puesto preventivamente para que esto no vaya a más. Es decir, está
reaccionando para poner una barrera preventiva a todo populismo y concesiones al pueblo que puedan surgir en
este período de polarización y crisis. No es descabellado pensar de esa manera
ya que, en medio de la crisis grave que se vive, pueden surgir procesos de ese
tipo.
Pero el Tío
Sam también sufre problemas en el otro pilar que menciona Gunder Frank, en su
hegemonía mundial que tiene que mantener a partir de su poderío militar. Este
otro pilar también está funcionando mal. EEUU hizo en estos días dos
operaciones comando; una en Libia para capturar un militante de Al Queda y otra
en Somalia donde estaba atrás de objetivos parecidos y fracasó.
Si en las
acciones comando (tipo Rambo), no le fue tan mal, la catástrofe de su política
militar se vio en Siria. Obama hizo una larga y firme cruzada internacional
para intervenir en ese país. Obama se jugó todas las cartas a los bombardeos
pero de un día a otro, tuvo que cambiar de opinión para terminar firmando un
pacto con Rusia que favorece a Assad. Así sumo un nuevo traspié político
militar a los que ya sufrió en Irak y Afganistán.
Lenin decía
que la “crisis en las alturas”, eran una de las características de una
situación revolucionaria. Esa crisis existe, aunque estamos lejos de una
situación revolucionaria mundial y menos aún en los EEUU. Si bien en el mundo
hay muchos procesos de lucha (incluso revoluciones) y hay resistencias muy
fuertes, no vivimos a escala mundial una ofensiva sostenida del movimiento de
masas. Y esto vale aún más para los EEUU. No hay una alternativa a la crisis
del capitalismo y en los EEUU no se avizora en lo inmediato la posibilidad de
un partido independiente que represente los intereses de los trabajadores, los
inmigrantes y los negros.
Pero a pesar
de ello la crisis de los de arriba es muy fuerte y esta visto que no se
resuelve. Y si el Tío Sam está con muchos problemas tampoco hay algún pariente
en el mundo que lo suplante. Y entonces, si la crisis ya dura seis años y
parece ser aún larga, ¿porque no vamos a apostar a que en medio de esta
prolongada crisis surja esa alternativa? Es lo que esperamos…
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