LOS PROBLEMAS DE TÍO SAM - PF

Desde Age. Internacional
07/Diciembre/2013


Los problemas del “Tío Sam”
Pedro Fuentes

En los inicios del 2005 fue publicado un excelente artículo “Tio Sam el estafador global” en donde de Gunder Frank hacía una radiografía muy acertada de la política del imperio americano. El decía que “el poder del Tío Sam reposa sobre dos pilares: el dólar de papel y el Pentágono. Uno apoya al otro, pero la vulnerabilidad de cada uno es también un talón de Aquiles que amenaza la viabilidad del otro”. Decía también que el “tío” estaba quedando desnudo por la ascensión vertiginosa de su deuda externa (gran parte por los gastos militares) y la declinación del dólar.

Fue un importante texto premonitorio  de la crisis que estalló en el 2007. Tiene mucha actualidad, ya que coloca el tema de la fragilidad (y el resquebrajamiento) de esos dos pilares que están en el centro de los problemas del Tío Sam.

Vale la pena releerlo ahora, cuando ya ha pasado una semana que la administración pública de los EEUU está parcialmente cerrada. El “cierre” a quien más afecta es a trabajadores estatales que están en sus casas y a la población pobre que no puede acceder a recursos mínimos del estado. Pero esta situación es también muy grave para las clases dominantes; el “Tío Sam” esta bajo la amenaza de hacer un default, o sea entrar en cesación de pagos si antes del 17 de octubre los republicanos no votan el aumento del tope de endeudamiento del gobierno. Y si los EEUU, que son el país más endeudado, no pagan a China, a Alemania.., al resto del mundo.., se para la economía mundial.

Esta amenaza ya es un golpe muy fuerte a cierta recuperación económica que había comenzado luego de la larga recesión abierta en el 2007. La crisis actual no está provocada por los “excesos” de Wall Street sino por el sistema político de Washington, que a la vista del mundo, ya no funciona como antes; como se escribía en el New York Times “ahora funciona a la italiana”. Lo concreto es que la crisis económica y política se han retroalimentado mutuamente y muestran que no estamos ante un episodio coyuntural sino ante un nuevo capítulo de una crisis más global que afecta a la clase dominante de los EEUU y del mundo desde el 2007.

¿Alguien podría esperar que el peligro del default se haya hecho presente en el país (que todos reconocemos), es el más importante por su peso preponderante económico y político en el mundo? Si bien lo más probable es que no se llegue a la cesación de pagos y se logre algún acuerdo mínimo, ya es una crisis inédita en la historia de EEUU que muestra las fisuras que se han abierto en la burguesía imperialista. Hubo otras crisis de este tipo pero ninguna de esta magnitud. 

La polarización entre los partidos es muy fuerte.

Los republicanos y demócratas responden ambos a los grandes poderes económicos que dominan los EEUU. Por eso siempre se decía que era un solo cuerpo con dos cabezas y que este era el secreto de la estabilidad política del régimen norteamericano. Había diferencias y contradicciones entre los dos partidos pero nunca se había llegado a la situación de ahora en la cual la fracción republicana denominada Tea Party, que cuenta solo con unos 40 diputados, ha ejercido tremendo poder político para producir el impasse que vive EEUU.

No se trata de una insensatez, una locura de un grupo fundamentalista desclasado y de ultra derecha que por su propia cuenta emprendió una cruzada contra el plan de salud de Obama. Detrás de estos movimientos hay profundas razones de clase de sectores burgueses y una creciente polarización social.

Como ha sucedido muchas veces en el mundo, cuando producto de la polarización social los regímenes burgueses parlamentarios se desestabilizan o tienen crisis, la gran burguesía (en este caso un sector que está con los republicanos), deja correr a la ultraderecha para utilizarla para sus fines. Valga como ejemplo lo que sucedió con el grupo fascista de Aurora Dorada en Grecia, que mata a inmigrantes y que hasta hace poco era bien tolerada por el gobierno de la Nueva Democracia como una forma preventiva de parar a la izquierda. Salvando las distancias tienen sus semejanzas con el Tea Party, aunque en Grecia se trata de un grupo fascista que está por fuera del régimen y en los EEUU un grupo ultraderechista que cohabita en el límite del régimen.

Si bien el conjunto del plan económico de Obama está muy lejos de ser socializante o keynesiano; se trata de un presupuesto que está al servicio de los intereses de la gran patronal, recorta servicios públicos y contiene muchas medidas de austeridad. Dentro de este plan, global está el “Obamacard” que es una ayuda financiera a un sector de la población desamparada (alrededor de 40 millones) para que pueda acceder a un plan de salud de los grandes prestadores privados.

El Tea Party se apoya en un sector social que la crisis polarizó hacia la derecha y que no quiere saber nada de compartir planos de salud con sectores que aún no lo tienen. Pero también detrás de esto hay un sector de la gran patronal que está llevando la crisis al extremo para dejar un freno puesto preventivamente  para que esto no vaya a más. Es decir, está reaccionando para poner una barrera preventiva a todo populismo y  concesiones al pueblo que puedan surgir en este período de polarización y crisis. No es descabellado pensar de esa manera ya que, en medio de la crisis grave que se vive, pueden surgir procesos de ese tipo.

Pero el Tío Sam también sufre problemas en el otro pilar que menciona Gunder Frank, en su hegemonía mundial que tiene que mantener a partir de su poderío militar. Este otro pilar también está funcionando mal. EEUU hizo en estos días dos operaciones comando; una en Libia para capturar un militante de Al Queda y otra en Somalia donde estaba atrás de objetivos parecidos y fracasó.

Si en las acciones comando (tipo Rambo), no le fue tan mal, la catástrofe de su política militar se vio en Siria. Obama hizo una larga y firme cruzada internacional para intervenir en ese país. Obama se jugó todas las cartas a los bombardeos pero de un día a otro, tuvo que cambiar de opinión para terminar firmando un pacto con Rusia que favorece a Assad. Así sumo un nuevo traspié político militar a los que ya sufrió en Irak y Afganistán.

Lenin decía que la “crisis en las alturas”, eran una de las características de una situación revolucionaria. Esa crisis existe, aunque estamos lejos de una situación revolucionaria mundial y menos aún en los EEUU. Si bien en el mundo hay muchos procesos de lucha (incluso revoluciones) y hay resistencias muy fuertes, no vivimos a escala mundial una ofensiva sostenida del movimiento de masas. Y esto vale aún más para los EEUU. No hay una alternativa a la crisis del capitalismo y en los EEUU no se avizora en lo inmediato la posibilidad de un partido independiente que represente los intereses de los trabajadores, los inmigrantes y los negros.


Pero a pesar de ello la crisis de los de arriba es muy fuerte y esta visto que no se resuelve. Y si el Tío Sam está con muchos problemas tampoco hay algún pariente en el mundo que lo suplante. Y entonces, si la crisis ya dura seis años y parece ser aún larga, ¿porque no vamos a apostar a que en medio de esta prolongada crisis surja esa alternativa? Es lo que esperamos…

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