Desde Barómetro Internacional
07/Diciembre/2013
Revolución Bolivariana
Un acercamiento a la dialéctica
revolucionaria
Miguel Ángel del Pozo
Hugo Rafael Chávez Frías tenía razón cuando expresaba que el actual
proceso revolucionario es la continuación de aquel proceso independentista en
revolución que desarrolló don Simón Bolívar en aquellos tiempos del siglo XIX
sin negar todos los movimientos libertarios que se expresaron desde la
presencia peninsular castellano-aragonesa en tierras de lo que en nuestros días
denominamos como América; en el marco de ese proceso social se presenta una
obvia diferencia entre expresiones de guerra, enfrentamientos, luchas,
protestas, posiblemente, sabotajes de sociedades autóctonas-americanas a la
sistematización del proceso de guerra de independencia que planificó y
desarrolló don Simón Bolívar y todos sus acompañantes, ambos, enfrentando a la
Corona española-borbónica.
¿Por qué ese proceso independentista lo calificamos como un proceso
revolucionario? Interesante pregunta porque estamos acostumbrados al lenguaje
alienante que se ha impuesto en la Historia para expresar que el concepto
“revolución” se acerque a la tesis expresada por Karl Marx de las sociedades en
evolución y perfectibilidad desplazando a un sector de la sociedad dominadora
del poder y la economía, entre otras variables, imponiéndose otro sector de la
sociedad en ascenso y propuestas evolutivas en el lógico crecimiento social
histórico de las sociedades mundiales. Esa lectura del concepto “revolución”
impuesto por las burguesías mundiales es, probablemente, la expresión utilizada
por esas burguesías ascendentes en las sociedades monárquicas decadentes de las
sociedades europeas en aquel proceso de enfrentamientos violentos que se
expusieron durante la Revolución Francesa que, por ironías de las realidades
históricas, cuando analizamos cuáles sectores sociales estaban en las calles y
componían las barricadas, probablemente, estuvieran conformadas por lo que,
simplemente, denominaremos como “pueblo” que, en aquellos tiempos, los poderes
socio-económicos lo denominó como “lumpen-proletariat”. Pero regresemos a casa.
¿Quién fue don Simón Bolívar desde una visión histórico-política? En
alguna ocasión anterior nos hemos referido al texto de don Germán Carrera Damas
titulado: “Casos de continuidad y ruptura: génesis teórica y práctica del
proyecto americano de Simón Bolívar” (Las independencias de Iberoamérica.
Fundación Empresas Polar & otros. Caracas, 2011, pp. 573-616) donde el
autor nos presenta una muy amplia visión conceptual de El Libertador que abarca
desde el político-militar pasando por el campo de las ideas y aceptar sus
cualidades como constitucionalista. Por ello, al considerar el legado de don
Simón Bolívar a la Historia y, particularmente, al campo de las ideas
venezolanas, en este caso concreto, en su más amplia praxis real-objetiva del
desarrollo de Venezuela como realidad nacional y, obviamente, continental,
negar ese legado-herencia es de “ignorancia-supina” de seudo-intelectuales y,
al mismo espacio de tiempos reales, las lógicas reacciones de una clase social,
en este caso concreto, burguesa-y-capitalista (obviamente) venezolana que busca
y trata de castrar cualquier alteración del status quo clasista-ideológico
capitalista (obviamente) impuesto desde la llegada de la realidad histórica de
la conformación de Venezuela como estado-nación por esas “huidizas burguesías
seudo-criollas”. Es decir, volvemos a realidades
histórico-francesa-revolucionarias cuando las burguesías francesas se ubicaron
a espaldas del pueblo para, posteriormente, imponer sus paradigmas capitalistas
una vez y cuando lograran imponerse en el Poder que se alcanzaría gracias y en
consecuencias de guerras continentales europeas años posteriores. Es decir, es
probable y en esta idea nos responsabilizamos plenamente, la burguesía como
clase social es y seguirá siendo la clase social que, históricamente, ha tenido
y tiene, perfectamente, claro y preciso su condición de clase y sus
responsabilidades como preservadores del Estado burgués-capitalista.
Permítasenos proponer dos (2) ejemplos que en nuestro criterio muy
personal expresan realidades que del concepto “Poder” tienen las burguesías en
cuanto su permanencia como clase social ejecutora de los destinos
nacional-mundiales, particularmente, en estos momentos de globalización y/o
mundialización. El primer ejemplo que proponemos para una reflexión
político-ideológica es el “caso Pinochet”. En alguna ocasión manteniendo una
muy seria conversa con un muy alto líder político chileno le elevamos la
inquietud de cuál sería el futuro del general Augusto Pinochet post-elecciones
democráticas. Su respuesta fue enfática, seria, preocupante y angustiante. Su
respuesta fue que era un tema que tenía que tratarse con mucho tacto y
delicadeza; es decir, nos, nos atrevemos a inducir que aún y cuando el general
Augusto Pinochet dejara el poder real-dictatorial se mantenía en el poder
real-objetivo. Cuando observamos las actuales manifestaciones que sustentan sus
protestas contra leyes impuestas durante la dictadura del bien conocido
dictador y violador de los derechos humanos latinoamericanos y chilenos,
específicamente, general Augusto Pinochet, a la única conclusión que podríamos
llegar es que el “legado-Pinochet” aún está vigente. Un otro ejemplo que podríamos
proponer aún más dramático es la actual situación que se está desarrollando en
el Reino de España con el tema de la sucesión monárquica a causa y consecuencia
de la muy delicada salud personal del Jefe del Estado del Reino de España, Juan
Carlos. Nos que conocemos, podríamos decir, bastante bien la realidad de la
Historia de España, consideramos que el tema del desarrollo de la crisis
sucesoria española está íntimamente ligada con el tradicional ejército español
cuya base se sustenta en dos (2) ideas fundamentales: la “doctrina franquista”
y los toques ideológico-teóricos impuestos a dicho ejército español a partir de
la presencia militar estadounidense en territorio español en algún momento del
franquismo militante. Es obligado precisar que existían profundas diferencias
entre el denominado como “franquismo”, el sector estrictamente militar, y la
presencia política del “falangismo” que se significaba como expresión
político-social-fascista. Esta contradicción a lo interno del proceso
franquista en el gobierno se fue desarrollando hasta que ingresaron en el
gabinete franquista el sector católico-conservador-modernista
pro-estadounidense. Un ejemplo fue el acuerdo alcanzado por Nelson Rockefeller
y los Garrigue-Walker para el desarrollo de las infraestructuras a lo largo de
la costa oriental española hasta la región valenciana que se dice se ha
transformado en la base fundamental de las inversiones estadounidenses en
España.
En ese orden de ideas, la dialéctica en la Revolución Bolivariana se
sustenta en dos (2) conceptos: el “ideario de don Simón Bolívar”, que hemos
tratado de orientarlos sobre esa realidad objetivo-histórica, y el “pensamiento
Chávez Frías” que aunque no lo hemos desarrollado en este texto pero que por
vivencias colectivas conocemos que se ha impregnado en el inconsciente
colectivo venezolano y allende nuestras fronteras, objetivamente hablando.
Podríamos incluir, evidentemente, la correlación dialéctica entre ambos
pensamientos plus las objetivas “interioridades” en que ambos pensamientos
sustentan sus propias ideas y las consecuentes influencias mutuas entre ambos
pensamientos considerando, al tiempo y a la vez, las propias realidades
históricas que permitieron los desarrollos conceptuales de ambas propuestas
ideológicas (para su mejor comprensión metodológica sugerimos realizar un
cuadro comparativo). Es decir, nada sencillo y más que complicado porque aún y
cuando el “pensamiento de don Simón Bolívar” ha sido tratado con seriedad y
cargado de ideología, el “pensamiento Chávez Frías” estaría en proceso de
investigación, análisis y conceptualización lo que implica la obligada
reflexión, en el marco de precisar cómo se desarrolló el “pensamiento de don
Simón Bolívar” conjuntamente con las realidades históricas que se han
expresaron desde la constitución del Estado venezolano en el siglo XIX hasta el
triunfo electoral de Hugo Rafael Chávez Frías (1992) y el desarrollo de sus
catorce (14) años de gobierno de democracia participativa cual es un paradigma
político fundamental en las diferencias objetivas entre aquellas realidades
bolivarianas con estas realidades chavistas.
En ese marco de ideas, nos, nos permitimos exponer algunas diferencias con
“los histórico-legalistas”. En alguna ocasión personal conversamos y discutimos
sobre las relaciones dialécticas que se podrían desarrollar cuando se impusiera
como preeminencia-poder lo real-legislativo sobre lo real-necesidades-sociales
venezolanas y cómo esas realidades en praxis se impondrían en esas relaciones
mutuas en la propia dialéctica de la revolución bolivariano-chavista; es decir,
esa realidad propuesta a la discusión nos podría llevar a profundas
contradicciones ante las necesidades obligadas y sustentadas por el propio
desarrollo de las políticas sociales diseñadas y desarrolladas por la
Revolución Bolivariana según políticas diseñadas, discutidas y aprobadas por
nuestro Comandante en Jefe, Chávez Frías, con la finalidad de mantener y proveerle a la sociedad venezolana de las
necesidades básicas fundamentales requeridas (no solo la cesta básica) que se
imponen inevitablemente por las actuales sociedades capitalistas, globales y
consumistas como, por ejemplo, actualmente se viene expresando la sociedad
venezolana en revolución permanente en considerando la realidad objetiva del
actual Estado burgués-capitalista hacia el Estado social-socialista. Es decir,
en nuestro criterio: “el hambre mata revolución”. (Debemos considerar el
consumismo como paradigma socio-económico capitalista en el marco del Estado
burgués-capitalista venezolano). Nuestro interlocutor, no venezolano, para más
detalle, caribeño, consideró que eran necesarios cambios en las realidades
super-estructurales venezolanas lo cual no lo negamos sino que nos consideramos
que era obligante aceptar esas realidades dialécticas que se desarrollarían en
contradicciones permanentes y dialécticamente entre la super-estructura vis a
vis la estructura económica alienada-dependiente; es decir, cualquier análisis
en propuesta, su praxis correspondiente en revolución al no considerar, totalmente,
los escenarios revolucionario sociales nos llevaría a un análisis
lógico-formal-positivista y/o enmarcado bajo los paradigmas del “socialismo
real”, toda una contradicción histórico-venezolana. Aquel escenario en
discusión nos permitió exponerle a nuestro interlocutor, a título de ejemplo
real-temporal-histórico, las comparaciones entre la apertura china propuesta
por Deng Xiaoping en su política de “reforma y apertura” y las políticas de
cambios, fundamentalmente, en la super-estructura soviética (perestroika y glasnost) propuesta
por Mijaíl Gorvachov. La conversa se sostuvo apenas días posteriores al triunfo
electoral de nuestro Comandante en Jefe, Chávez Frías (diciembre, 1998).
Consideramos que las realidades objetivas que se desarrollan en contradicciones
en el proceso revolucionario-socialista sobre la base del pensamiento
bolivariano-chavista-nacionalista en tanto y en cuanto nos referimos a las
objetivas relaciones entre la estructura económica y la super-estructura tienen
que tomar en consideración lo “real-histórico-etno-nacional”.
Actualmente, nos encontramos en una encrucijada importante en el marco del
desarrollo de la actual etapa revolucionaria bajo la dirección del Presidente
Nicolás Maduro Moros de la Revolución Bolivariana cuando estamos equilibrando
el desarrollo de la estructura económica con las oposiciones permanentes de las
derechas, propias y extrañas, que juegan a sus propios objetivos nacionales de
su Política de Estado capitalista-burgués. En ese orden, sí es verdad que tanto
don Simón Bolívar como nuestro Comandante en Jefe, Hugo Rafael Chávez Frías,
fueron “internacionalistas”, nos seriamente consideramos que las actuales
realidades nos obligan a reflexionar sobre la preeminencia de lo
real-internacionalista frente a lo necesario-nacional socio-económico. Nos
consideramos que el mejor internacionalista, en esta actual etapa
revolucionaria, es ser un “buen nacionalista”.
delpozo14@gmail.com
Publicación
Barómetro 30-09-13
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