Desde Brasil
01-febrero-2014
Bufón en la cuerda floja
Bruno Peron Loureiro
Debido a nuestra
media-ciudadanía (asunto importante que ya he tratado en muchos textos) y a la
“Ley de Gerson” institucional (cuestión que todavía merecerá atención en otra
oportunidad), cada brasilero ha sido tratado como un bufón en la cuerda floja
por los leones y las hienas del gobierno federal. El país pasa frecuentemente
por situaciones de inestabilidad social (como la crisis en los presidios de
Maranhão y la quema de autobuses como forma de protesta en el Estado de San
Pablo). No hemos logrado estirar la cuerda sobre la que caminamos, ni dejarla
firme y resistente.
Además de esto, Brasil
funciona con estímulos esporádicos e intensos. Los brotes de su desarrollo
ocurrieron por medidas de emergencia o autoritarias: Los 50 años en 5 de
Juscelino Kubitschek, el “milagro económico” de Emilio Médici, el Plan Real
durante el gobierno de Itamar Franco, y los espectáculos deportivos (Copa del
Mundo y Olimpíadas) dejados por Lula, el Exterminador del Hambre. No existe un
curso natural de desarrollo en Brasil que sea consistente, progresivo y
sustentable. Sus presidentes cargan una bomba de tiempo y se la dejan a sus
sucesores. En algún momento la bomba estalla en crisis de gobernabilidad y
planeamiento.
Una de ellas se refiere a
las obras de infraestructura de los aeropuertos brasileros para la circulación
de turistas nacionales y extranjeros durante la Copa del Mundo de 2014. El avance
de los proyectos y de los trabajos ha causado preocupación a las autoridades
brasileras y críticas de representantes de la FIFA (Federación Internacional de
Fútbol, traducido de la sigla en francés). Y el motivo es que la realización de
las inversiones sufre atrasos, los costos del gobierno han sido mucho más altos
que el presupuesto que se propuso inicialmente y la finalización de parte de
los proyectos coincidirá con el inicio de los juegos en junio de 2014. Unos
ganan y otros pierden con este banquete de inversiones.
Los aeropuertos de las 12
ciudades-sede de la Copa del Mundo recibirán 5,6 millardos de Reales de
inversiones públicas y privadas .Las ciudades-sede son: Manaos, Fortaleza,
Natal, Recife, Salvador, Cuiabá, Brasilia, Bello Horizonte, Río de Janeiro, San
Pablo, Curitiba y Porto Alegre. Entre las inversiones infraestructurales en los
aeropuertos cito la construcción y reforma de los terminales, la ampliación de
pistas de aterrizaje y de taxis. Aún fuera del período de la Copa del Mundo y
en épocas festivas los aeropuertos ya dan señales de saturación y falta de
organización.
Como si eso no fuera
suficiente, mencioné en un parágrafo anterior que el precio que el gobierno
federal lleva gastado en las reformas de los aeropuertos ha quedado muy por
encima del presupuesto que él recibió de las empresas involucradas. Para dar
algunos ejemplos, la reforma del terminal de pasajeros del aeropuerto de
Curitiba quedó un 166% más cara, mientras que la del Salvador quedó en
164%. . La misma preocupación con el
presupuesto más caro es válida para la construcción y reforma de los Estadios,
las obras de movilización urbana y la modernización de puertos.
En la historia de Brasil
las ciudades se han fundado al amparo del poder religioso (casi siempre a
partir de una plaza central y una iglesia) y del poder económico (algún
producto de valor comercial que caracteriza a una región: caña de azúcar, café,
naranjas, caucho, etc.). Los recursos generados por ciertas mercancías impulsan
la expansión de las ciudades. Esta vez tendremos aeropuertos más modernos
debido al negocio del fútbol en Brasil, o sea, su historial de comercialización
de bienes y servicios futbolísticos por los cuales el país es conocido.
A pesar de los problemas
de infraestructura para la realización de la Copa del Mundo en 2014, el
gobierno federal espera dejar un legado que mejore la vida de los brasileros.
Por eso estos gastos gubernamentales no son totalmente inadecuados, ya que
millones de brasileros se beneficiaron de aeropuertos más modernos. Resta saber
si las empresas aéreas atenderán la
expectativa de los viajeros respecto a organización y puntualidad. Sin discutir
estas particularidades, muchos cuentan con los dedos de una mano cuantas veces
entraron a un estadio a lo largo de toda su vida, mientras otros esperan viajar
más en avión cuando bajen los precios de los pasajes.
La cuerda continua estando
floja
http://www.brunoperon.com.br
Publicación Barómetro 27-01-14
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