Desde Venezuela
01-febrero-2014
La Democracia: Representativa,
Participativa, Revolucionaria
Miguel Ángel del Pozo
Parece que el tema Democracia, como concepto, ha entrado de pleno en las
realidades nacionales. En un texto de Elías Pino Iturreta, en algún domingo,
próximo pasado, escribió, según el historiador, sobre “el fascismo” en un muy
curioso desarrollo en frases continuas que dejan “mucha tela en el tintero”
además de ciertas permisividades poco lógicas de un afamado historiador con
curriculum. Ello nos lleva a preguntarnos sí Adolf Hitler llegó al Poder de la
crítica nación alemana, en aquellos tiempos de entre-guerras, por la vía
democrática, como paso explicativo del significado de las sociedades aptas para
votar, ejercieron sus derechos legales de actuar en consecuencia, votando por
la representación de Adolf Hitler al Parlamento alemán, ello nos agrade en
estos momentos de la distancia y en las puertas de la “celebración del
centenario del estallido de la 1ra. Guerra Mundial” europea cual trajo las
abruptas caídas inevitables de modelos de gobierno caducos y la entrada en la
Historia de movimientos sociales que tuvieron sus desarrollos tanto hacia lo
que hoy calificamos como de derechas como las izquierdas y anarquismo
proponiendo esas realidades con la máxima libertad y amplitud académica
posible, por ahora.
La Democracia, en mayúscula, es decir, como concepto, se propone como
primera y necesaria inquietud intelectual en considerando que se opone a
modelos de gobernar “en su contrario”; es decir, al estilo de gobierno donde la
sociedad se encuentra como conjunto de seres creados en seres sociales,
profundamente, limitados en sus derechos naturales. Propongamos algunas
interrogantes. En primer lugar, para la discusión de los expertos, podríamos
preguntarnos sí la Creación contenía y contiene en si misma en su seno los
derechos naturales impresos como así lo consideramos nos en el ser creado que
en su desarrollar-histórico como ser social fue caminando a su conjunción como
sociedad fundamental teológica. Es decir, Dios creador le daría e imprimiría la
libertad al ser creado de decidir sus propias responsabilidades que fueron
desarrollándose y continúan desarrollándose en complejidad en el transcurso de
los tiempos históricos actuales.
Esta inquietud nos llevaría a preguntarnos: ¿Por qué de la realidad del
fascismo? Interesante pregunta cuando analizamos en profundidad académica
quiénes fueron los componentes sociales que participaron en ese movimiento que
podremos calificar de “anti-natura” y/o anti-Creación. Pero y así debemos
aceptarlo, Adolf Hitler fue elegido democráticamente como representante de un
sector importante y numeroso de la sociedad alemana en el marco de los
paradigmas presentes y temporal-históricos de la democracia representativa en
ejercicio jurídico y legal de la Alemania arriba en referencia.
Entonces, nos obliga, al tiempo, a inquirirnos: ¿Cómo una sociedad
determinada puede contener a una expresión de corte fascista en un momento
histórico en un escenario concreto? Permítasenos proponer una respuesta: con
democracia participativa.
En ese orden, vayamos más allá en el marco de las inquietudes
preguntándonos: ¿fue Jesús de Nazareth un demócrata? En primera instancia,
permítasenos, de nuevo, exponer que la denominación en “nombre propio” de Jesús
de Nazareth como “Cristo” no es de nuestro agrado porque, suponemos, cuando
fuera presentado ante los rabinos, sus Padres, José y María, no dirían que su
nombre era “Jesús Cristo” aunque si debemos aceptar que lo llamemos como Jesús
de Nazareth “el Cruxificado” (Cristo). A título de soporte a nuestra inquietud,
nos permitimos transcribir la siguiente frase: “…les ruego que se graben muy
bien que la palabra “cristiano” no aparece nunca en [el Apóstol] Pablo…” (Jacob
Yaubes. “La teología política de Pablo”. Editorial Trotta. Madrid, 2007, pág.
35).
En segundo término, para poder responder a nuestra inquietud de sí Jesús
de Nazareth fue y vivió como demócrata deberíamos ir a los Textos Sagrados
(Evangelios) para, según sus contenidos en conceptos, nos puedan permitir
demostrar que si vivió como un demócrata. Es decir, nuestras palabras caminan
hacia tratar de demostrar que sí esos contenidos nos llevan a poder demostrar
qué significan en su praxis temporal, qué son expresión real y vivida de
democracia participativa entonces podríamos concluir que Jesús de Nazareth con
su vida y ejemplo nos enseñó como vivir en democracia participativa. Vamos más
allá. Cuando Jesús de Nazareth impuso una nueva ley en obligación teologal pero
cotidiana desarrollaba los contenidos de las denominadas como las “Tablas de la
Ley de Moises” cuando expresó que los seres sociales como seres creados tienen
la obligación de “…amarse unos a otros como uno se ama a sí mismo…”.
Interesante tanto el contenido literal de dicha ley como su desarrollo en
profunda reflexión teológica y filosófica además de antropológica. Entonces,
nos preguntamos, sí la Conferencia Episcopal Venezolana estaría viviendo en lo
personal y en lo colectivo con la profunda significación en la relación con y
del contenido literal y sus significados de la ley mencionada y “su desarrollo
aguas abajo” (con permiso del petrolero Rafael Ramírez por el uso de un
concepto de la industria en estas líneas).
En el marco de la praxis de la democracia participativa podríamos poner
como primer ejemplo, las decisiones colegiadas de los Apóstoles como praxis de
una democracia participativa. En ese mismo orden, el jesuita Papa Francisco
viene realizando “cambios profundos y significativos” en el Gobierno de la
Iglesia en considerando Iglesia como feligresía mundial. Es decir, el ejercicio
del Poder vaticano bajo el báculo pastoral del jesuita Papa Francisco se viene
horizontalizando necesariamente en las actuales circunstancias de las
realidades que significa el Poder en un mundo global.
Tratemos de alcanzar cómo llegó la democracia representativa a las realidades
históricas en sus desarrollos globales; es decir, para expresarlo en sencillo
término: sería aceptar la tan manida frase de carácter apostólico
estadounidense de promover pontificando a “la democracia anglo-saxona”
(precisando que el uso del artículo determinado “la” implícita la calidad de la
democracia referida estadounidense), en todas las sociedades del globo
terráqueo. Es decir, imponer, como bien lo expresara José Manuel Durao Barroso,
desarrollar para la Comunidad Europea, sobre la real base de la democracia
representativa, una coherencia global en el marco de la actual reingeniería del
sistema capitalista aceptando el neo-carácter de “aliado fundamental” del
“imperialismo estadounidense” en su actual reingeniería geopolítica en el marco
de lo que José Vicente Rangel Vale ha denominado como la “nueva política
Obama”.
En ese orden de ideas, nos expone Francisco Letamendía, en su texto:
“Juego de espejos” (Editorial Trotta. Madrid, 1997, pp. 386) que “…la
pluralidad de ciudades-Estado, en el ámbito helénico; la comunidad universal
del Imperio romano; el doble poder medieval Iglesia-Imperio; y la pluralidad de
Estados monárquicos soberanos y territoriales de la Edad Moderna…” (Idem, pp.
18-22) expresan cuatro formas de organización estatal anteriores al
Estado-Nación. Podríamos concluir, en lo inmediato referente, que durante esas
realidades históricas de praxis del Poder estatal no se expresaba el ser social
en democracia como cualquier historiador y estudioso marxista con conocimientos
fundamentales está en conocimiento. Continuando con el desarrollo
lógico-histórico de Letamendía podemos concluir que las participaciones
sociales de democracia representativa se comenzaron a conocer en su praxis
durante el desarrollo del Estado-Nación. Pero también nos podemos preguntar sí
el proceso histórico afectado por Oliver Cromwell en el Reino de las islas
británicas se desarrolló una democracia representativa aún en el marco limitado
por aquellas razones histórica de clase presentes en un interesante proceso de
transición parlamentaria representativa de las clases inglesas autorizadas. A
lo que lleva a preguntarnos: ¿tenemos y/o hemos conocido en Venezuela durante
los presentes años del siglo XXI a un kagemusha de Oliver Cromwell en
considerando que algunos de los historiadores británicos como David Hume y
Christopher Hill consideran a Oliver Cromwell como “…un dictador regicida…”
mientras que otros historiadores como
Thomas Carlyle y Samuel Rawson Gardiner un “…héroe de la lucha por la
libertad…”?
En el marco de la discusión sobre la Democracia, el Presidente
constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros,
en su mensaje anual, su primer mensaje, sobre el proceso objetivo y crítico del
Gobierno presidido por su persona, mencionó un concepto expuesto por el
Comandante, Hugo Rafael Chávez Frías, sobre Democracia. Creemos recordar que la
frase expuesta y, evidentemente, propuesta para su discusión por el Presidente
Maduro Moros fue: “…la [profunda] diferencia entre “revolución democrática” y
“democracia revolucionaria”…”. Nos permitimos precisar sí dijo “democracia
revolucionaria” y/o “democracia en revolución”. El error es nuestro.
En ese orden, nos atrevemos a exponer para la confrontación de ideas que
una “revolución democrática” llama a la necesaria precisión de conceptualizar
qué es una revolución y cómo una revolución puede ser democrática. Quizás sí
consideramos que un proceso revolucionario-democrático se desarrolla, en su
contenido conceptual, ese desarrollo podría terminar en un escenario profundo
de caos social como, quizás, hubiere sucedido durante la Revolución Francesa.
En esa misma línea del discurso propuesto, una “democracia revolucionaria”
contiene en si misma la obligante participación de la sociedad afectada por el proceso
revolucionario de cambios profundos en considerando la obligante necesidad de
la presencia en el proceso revolucionario de la agrupación de los seres
sociales en “comuna” que no es una expresión socio-política extraña en la
Historia de la Humanidad. Claro es obligado precisar el ADN que marca a “la
comuna” para el caso revolucionario venezolano.
¿Es la democracia representativa una democracia negativa? Nos consideramos
que la democracia representativa ha venido cumpliendo con su realidad histórica
pero que se vuelve contraria en si mismo por la realidad que se expresa en su
propio seno, es decir, en su ADN, como es la “lucha de clases” motivada, entre
otras razones, a la verticalidad de su praxis favoreciendo aquellos sectores
sociales que controlan, obligadamente, gracias al carácter de
representatividad, “la super-estructura” como base ideológica fundamental de
“la estructura”.
Y colorín colorado, este escrito ha concluido.
delpozo14@gmail.com
Publicación Barómetro
20-01-14
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