Desde el País Vasco
23/Marzo/2013
Chávez deja una estrella roja en el firmamento
Luismi Uharte
Ha aumentado la conciencia
política e ideológica de las masas, sobre todo para instaurar una nueva cultura
política que se sustenta en la ecuación Estado social, soberanía nacional y
participación popular
Simón Bolívar murió en 1830 en el
exilio colombiano, traicionado y sin poder ver materializado su sueño de la
Patria Grande latinoamericana. Casi dos siglos después, Hugo Chávez ha
fallecido en su tierra, arropado por millones de compatriotas y con la
tranquilidad de haber sido artífice del mayor proceso de integración
latinoamericano de la historia. La talla de estadista del presidente
venezolano, se puede equiparar hoy a la del puñado de grandes revolucionarios
del continente.
En consecuencia, su desaparición
física supone un contratiempo de proporciones incalculables porque quiebra una
combinación virtuosa que pocas veces se da en la historia y que en Venezuela se
sintetizaba en la imbricación de 3 factores: liderazgo carismático arrollador,
visión estratégica revolucionaria poco común y control de la reserva petrolera
más grande del planeta. Esta ha sido una variable fundamental para el actual
cambio de época en América Latina.
Perfil
La figura de Chávez es la
expresión, parafraseando a Bertolt Brecht, de uno de «esos imprescindibles»
para la historia de las clases populares. Por eso precisamente, la insistencia
enfermiza de los voceros de la élite transnacional en etiquetarlo como un líder
«populista y autoritario». La obsesión del latifundio mediático planetario en
caracterizarlo como un «bufón de circo», oculta deliberadamente la complejidad
de un gigante político con grandes virtudes.
La pasión casi juvenil para la
lectura y la autoformación política ha sido un factor clave en la maduración
ideológica de Chávez y en la apuesta por un bolivarianismo de corte
anticapitalista. A su vez, sus aptitudes pedagógicas han sido un «arma de
construcción masiva» para la educación política de miles de venezolanos y
venezolanas, a través de los medios de comunicación públicos. La claridad para
hacer entender realidades como por ejemplo la «explotación capitalista» o la
necesidad de la «propiedad social de los medios de producción», sitúan a Chávez
como un educador de primer nivel y como el más efectivo sembrador de conciencia
revolucionaria en Venezuela.
Legado
El legado de Chávez como
presidente es extenso y muy diverso, pero nos atreveríamos a sintetizarlo en
tres reflexiones. La primera sería la constatación de que «se puede cambiar el
rumbo de la historia», es decir, el neoliberalismo como proyecto autoritario y
de exclusión social puede ser sustituido por una agenda alternativa, si
realmente hay voluntad política.
La segunda implica la
reivindicación de que «se puede volver a soñar», es decir, que los horizontes
de utopía son de nuevo instrumentos efectivos para la organización y la
movilización de masas. Todavía poca gente es capaz de valorar en su justa
medida la importancia que tuvo el discurso de Chávez en el Foro Social de
Brasil en 2005, cuando rescató de las catacumbas la necesidad de recuperar el
socialismo como proyecto de emancipación para la humanidad.
La tercera apela a la idea de que
«podemos ser libres y soberanos», o lo que es lo mismo, América Latina está
iniciando el tránsito hacia su segunda independencia y apostando por superar el
interminable ciclo de 500 años de coloniaje.
Lo más paradigmático del nuevo
ciclo no es que se estén creando instrumentos de integración regional autónomos
respecto a EEUU, como la CELAC, UNASUR, etc., sino que los países más
conservadores de la región (Chile, Colombia...) se ven obligados a formar parte
de la nueva dinámica porque no pueden permitirse el lujo de quedarse fuera de
la historia.
¿Lo irreversible? Resulta un
terreno sumamente resbaladizo el debate en torno a la irreversibilidad de
algunos cambios en la patria de Bolívar. Sin embargo, sí es cierto que
podríamos mencionar un conjunto de transformaciones que por lo menos se pueden
considerar sumamente profundos y sólidos.
Uno de ellos lo podemos ubicar en
el plano psicosocial, y es cómo Chávez y el movimiento que ha liderado ha
conseguido elevar la autoestima colectiva del pueblo venezolano a niveles
inéditos. Las ya conocidas mejoras de las condiciones de vida materiales de
millones de seres humanos en el país han ido acompañadas de un proceso de
dignificación de los más excluidos de proporciones colosales. La inclusión no
solo socio-económica y política sino fundamentalmente cultural, afectiva y
simbólica ha sido un eje transversal y constante de la Revolución Bolivariana,
y en esta batalla Chávez ha tenido una gran responsabilidad.
El otro gran aporte es la
capacidad para aumentar la conciencia política e ideológica de las masas, y sobre
todo, para instaurar, casi tres lustros después del inicio de gobierno, una
nueva cultura política que se sustenta en la siguiente ecuación: Estado social,
soberanía nacional y participación popular. La campaña electoral de la derecha
en las presidenciales de 2012 es el mejor exponente de esto, ya que se vio
obligada a diseñar un discurso de campaña de inspiración progresista.
Chávez abandona el timón de la
nave pero las palabras de su último discurso antes de partir a La Habana,
quedan para la posteridad como una metáfora que condensa el momento histórico
venezolano: «Sea como sea y con esto termino, hoy tenemos Patria, que nadie se
equivoque. Hoy tenemos Pueblo, que nadie se equivoque. Hoy tenemos la Patria
más viva que nunca».
luismiuh@yahoo.com
Publicación
Barómetro 14-03-13
Los contenidos de los
análisis publicados por Barómetro Internacional, son responsabilidad de los
autores Agradecemos la publicación de estos artículos citando esta fuente y
solicitamos favor remitir a nuestro correo el Link de la pagina donde esta
publicado. Gracias. barometrointernacional@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario