Desde Brasil
Fecha: 10/Nov./2014
La Geopolítica del Petróleo y la Guerra Fundamentalista que Nunca Termina
Bruno Lima Rocha*
En este artículo analizamos el
papel de los EE.UU. como desestabilizador del mundo árabe y del mundo islámico
y como, a través del absurdo accionar del Departamento de Estado y el
Departamento de Defensa de la superpotencia, el mundo se ve delante de un
proceso unilateral (de hecho) a despecho de las instancias válidas de
concertación mundial.
EE.UU.+ EIIL, otra
guerra estúpida
A principios de septiembre,
mientras la OTAN realizaba su encuentro anual, con el secretario de la alianza
pasando el sombrero para conseguir las contribuciones de los países miembros,
se mostraba una carrera de horror. Alimentados por los aliados de Estados
Unidos en la región, Al Qaeda fuerza la frontera de Siria con Israel y al mismo
tiempo anuncia la formación de su brazo en la India. En el Levante, se enfrenta
el creador (Al Qaeda a través de su brazo el Frente Al Nusra) y la criatura
creada (el EIIL). La superpotencia se mostraba “casi inerte” para no envolverse
demasiado y crear un nuevo despertar sunita. Por fin, la gran cuestión es ¿Cómo
es posible que una fuerza móvil, el EIIL sea financiada por un califato pirata
que vive vendiendo petróleo? El crudo no es tan simple de transportar y todavía
menos de realizar con él compensaciones
bancarias. ¿Correcto?
La presión de la opinión pública
y el foco en Irak –al revés que en la Franja de Gaza– llevaron a la Casa Blanca
a dejar la inercia y dar inicio a otra “guerra estúpida”. Esta frase era la
definición del senador demócrata por el Estado de Illinois, Barack Hussein
Obama, al criticar la escalada de Bush Jr. en Irak. Ahora, su administración
hunde las patas en el barro anti-EIIL sin hacer el menor esfuerzo para secar la
fuente de recursos del proto-Califato. Estados Unidos va a jugar en el ojo del
huracán nuevamente y suscitar la reacción de los aliados del Golfo, justamente
las monarquías wahabitas aliadas de la superpotencia y abastecedoras de bienes
y suministros a Al Qaeda y el EIIL.
La superpotencia mantiene el
patrón, reproduciendo los mismos errores de la Guerra al Terror (GWOT). Estos
serán ahora nuevamente repetidos en la (re) intervención en Siria e Irak.
Cualquier conocedor del Mundo Árabe e Islámico debe preguntarse cómo es posible
reproducir el mismo criterio dudoso de apoyar a un “yihadismo del bien”
controlado por los sauditas, contra otro “yihadismo del mal”, apoyado según la
conveniencia por los mismos sauditas y otras monarquías y emiratos petroleros.
Como la paz con Irán y la revalorización de los chiítas está fuera de
consideración, la Casa Blanca se va a hundir todavía más en el pantano cavado
por el Departamento de Defensa (DoD) al inicio del gobierno Bush Jr. y
vergonzosamente continuado por Barack Obama.
La confusión aumenta. El gobierno
Obama hace críticas diplomáticas al gobierno de Assad en Siria, y dice que
quiere preparar una ofensiva contra el EIIL. Para ello cuenta con la oposición
“moderada” del Ejército Libre de Siria (satélite de Turquía) cuyos fondos están
menguando. Más fácil sería una tregua en Siria. Simplemente sin la
triangulación con el eje de aliados Assad-Hezbollah-Irán y la presencia de
chiítas en Irak, este combate no se dará. En lugar de cortar con la fuente de abastecimiento,
John Kerry se pasea entre sheiks y adula al monarca saudita y su corte
parásita.
El problema está justamente en
los aliados de la superpotencia en la región. Y alguien puede explicar ¿Cómo se
negocia un millón de dólares diarios en petróleo crudo (a través de oleoductos
y refinerías controladas) partiendo de la producción de un Califato no
reconocido internacionalmente?
La campaña aérea contra el EIIL
El bombardeo de los EE.UU. contra
las posiciones del Estado Islámico en Siria comenzó el 23 de septiembre y no
tiene miras de terminar. La superpotencia repite el mismo error de contar con
sus aliados árabes, monarquías wahabitas que retroalimentan tanto al Califato
como a su rival, la red de Al Qaeda, preferida de los emires. Un efecto colateral
de esta ofensiva puede ser un giro en el rol de Turquía. La más fuerte y
diversificada economía del mundo islámico daba sustento al Ejército Libre de
Siria (ELS), pero está agotada de recursos. Con el flujo del nuevo contingente
de refugiados (en torno a los 170.000 en sólo una semana) las condiciones
turcas estarían todas enfocadas en la ayuda humanitaria, una vez que los
esfuerzos de la ONU nunca son satisfactorios. Con esto, el plan de John Kerry
apoyado por Jordania, Arabia Saudita, Qatar, Bahrein, Omán y Kuwait sería
financiar al ELS, entrenándolo en territorio árabe y poder contar con esa
fuerza semi-regular para combatir tanto al EIIL como a la coalición pro-Assad.
Mientras reclutan a los militares
disidentes del régimen de la familia Assad, sauditas y “amigos” conmemoran la
lluvia de misiles. Los blancos “colaterales” de los bombardeos, como zonas
residenciales sin presencia de combatientes de ninguna facción, son la
consecuencia directa de este ataque de los “wahabitas del bien” aliados de los
EE.UU. Las bombas caen y el flujo de refugiados aumenta en la frontera entre
Siria y Turquía. Se trata de la disputa por la hegemonía sunita en la región.
La estrategia es compleja. Las monarquías petroleras forman alianza anti-EIIL y
por debajo intentan fortalecer las posiciones de liderazgo del sunismo como
retroalimentar a Al-Qaeda en esta lucha de concurrencias contra el
proto-Califato. Si pudieran además tumbar al gobierno Assad y reducir las redes
iraníes, todavía mejor. Como cómplice mínimo, los Estados Unidos concuerdan con
todo, haciendo la Guerra al Terror a escala mundial y hundiéndose en el pantano
de sauditas, hachemitas & Cía. en el mundo árabe.
Todo vale por petróleo todavía
barato y para dar alimento a una máquina de guerra sin fin. Si no secaron las
fuentes de las monarquías árabes, no secan tampoco el chorro colateral para el
fundamentalismo.
Los EE.UU. arrastran además a sus
dos aliados militares europeos, Inglaterra y Francia. En el Parlamento inglés,
David Cameron, reforzado por el ex primer ministro Tony Blair pidió
autorización para realizar el bombardeo contra posiciones del Califato, tanto
en Siria como en Irak, además de reforzar la posición de aliados en la región.
Vale recordar que Blair es el mismo que aceptó participar en la 2ª Guerra del
Golfo, invadiendo Irak y generando el caos que hoy vemos. En una acción
conjunta anti-EIIL Francia aumenta también su participación en el esfuerzo de
guerra. Cabe resaltar que existen todavía vínculos de la elite cristiana
libanesa con la matriz francesa que les dio un país acorde a su confesionalismo
político. Ahora, la propuesta totalitaria del fundamentalismo del EIIL arrasa
con la convivencia inter-religiosa, aún con aquella que cumple con unos pocos.
El totalitarismo del EIIL ataca chiítas, sunitas no fundamentalistas, yazadíes,
cristianos de distintos ritos y kurdos. En este sentido es importante combatir
al Califato, pero no a través de los financiadores de esas mismas redes. Peor
aún, sin hacer un gran esfuerzo de integración socio-cultural de las
poblaciones árabes e islamizadas que viven dentro de la Comunidad Europea.
El problema vuelve al corazón de
Occidente. A mediano plazo, tanto a Inglaterra como a Francia, países con
millones de ciudadanos musulmanes, es posible que esta ofensiva les retorne en
forma de acciones aisladas (tipo “lobo solitario”) o coordinadas (como las ya
ocurridas en Londres) que vengan a realizarse. Estas acciones de terror
fundamentalista podrán ser del propio EIIL –con el retorno o nuevo
reclutamiento de familiares de muhjaddines combatiendo en Levante o
Mesopotamia– o de alguna organización afiliada a Al-Qaeda, en esta carrera
competitiva por el yihadismo sunita.
La solución posible
La única salida está vetada por
el Estado de Israel, además de por la posición contraria de las monarquías
árabes. Esta sería una reaproximación con Irán y su fórmula de democracia
teocrática, reconsiderando el status del chiísmo como una fuerza
político-religiosa estabilizadora. En la Asamblea General de la ONU, el
presidente iraní Hassan Rouhani dijo a la Casa Blanca que esta es la
oportunidad histórica de reconciliación frente al enemigo común. Pero ¿Será que
Israel va a permitir esta aproximación? Es muy dudoso.
blimarocha@gmail.com
*Bruno Lima Rocha es profesor de
Relaciones Internacionales y de Ciencias Políticas
Publicación Barómetro
06-10-14
Los contenidos de los
análisis publicados por Barómetro Internacional, son responsabilidad de los
autores. Gracias. internacional.barometro@gmail.com
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