Cortesía Revista
Insurrección ELN
Desde Colombia
Fecha: 11 /
Diciembre / 2015
Conflicto Entre Colombia Y
Venezuela
FGI
Milton Hernández ELN de Colombia
El conflicto
fronterizo entre Colombia y Venezuela ha suscitado diversas reacciones y
propuestas. Están quienes atizan una guerra fratricida y, quienes priorizan las
vías diplomáticas, entre éstas, todo lo relacionado con el rol que deben jugar
los países del continente americano.
No debemos
olvidar el contexto político que atraviesa nuestra América, pues la búsqueda
recomposición de fuerzas por parte de la derecha, bajo el patrocinio del
imperialismo norteamericano se hace evidente, quien en su afán por retomar el
control continental y frenar las apuestas progresistas, viene adelantando
intervenciones de desestabilización, que pretenden restarle legitimidad a
gobiernos alternativos al poder hegemónico, como son los casos de Ecuador,
Argentina, Brasil, Bolivia y Venezuela.
Así entran en
juego los organismos de coordinación continental, como la Organización de
Estados Americanos (OEA), espacio manipulado por el imperio norteamericano, con
el objetivo de legitimar su doctrina de intervención para el continente. Esta
organización con sede en Washington viene manifestando fuertes contradicciones
a su interior y ha sido receptora de innumerables críticas, que demuestran su
pérdida de efectividad en el manejo de la política internacional para América.
El gobierno
colombiano viene presionando la intervención de estos organismos para tomar
medidas en el marco de la crisis fronteriza. Andrés González embajador de
Colombia ante la OEA, presentó la petición de una Cumbre de cancilleres. Con 17
votos a favor, 5 en contra, 11 abstenciones y un ausente, la propuesta fue
denegada, pues necesitaba 18 votos a favor.
En esta votación
pierde el gobierno colombiano y se inhabilita la misma OEA como un espacio para
dirimir los conflictos regionales.
En el marco de
la actual crisis fronteriza colombo venezolana, la reunión de cancilleres de la
UNASUR que había sido programada para el pasado 3 de septiembre, fue aplazada
por motivo de agenda de una de las partes. Ante tal panorama algunos partidos
políticos de Colombia no dudaron en aprovechar para pedir el retiro de Colombia
de UNASUR; con lo que no contaban era que la OEA queda descartada como espacio
de tratamiento.
El presidente
Santos, anuncia que la Fiscalía adelanta los trámites para presentar ante la
Corte Penal Internacional, una demanda contra el presidente Maduro y los mandos
militares venezolanos, argumentando la violación de Derechos Humanos y crímenes
de Lesa Humanidad, contra los colombianos deportados. También el procurador
vocifera demandas internacionales, que de igual manera tienen pocas
probabilidades de prosperar.
En respuesta, el
presidente de la Asamblea Nacional venezolana, Diosdado Cabello asegura que la
Guardia no ha cometido tales violaciones, y cuestiona el afán del gobierno de
Santos para investigar estas supuestas violaciones y la negligencia para
denunciar casos como, los abusos realizados por parte de soldados
estadounidenses de las bases norteamericanas, contra 53 menores colombianas.
Es evidente que
el área de frontera cerrada por el gobierno de Venezuela, entre San Antonio del
Táchira y La Fría, es epicentro del paramilitarismo, donde se extraen grandes
volúmenes de contrabando de la hermana República Bolivariana de Venezuela, para
lo cual dichas bandas, en asocio con funcionarios y militares venezolanos y
colombianos corruptos, han habilitado vías carreteables para dicha actividad
ilícita, a la vez que las usan como rutas de narcotráfico, situación ilegal
donde se utilizan pobladores de los dos países y a colombianos que viven
ilegalmente en Venezuela.
Para nadie es un
secreto los combates permanentes entre las bandas paramilitares de Rastrojos y
Urabeños, por apoderarse de dicho territorio, así como las fosas comunes en la
frontera, asunto que ahora el gobierno venezolano decidió enfrentar.
Tanto el
gobierno colombiano, como los grandes medios de información colombianos,
conocen bien esta difícil situación para el gobierno venezolano pero lo callan
y encubren por conveniencias políticas.
Por ello es mal
intencionado, que la matriz mediática se centre en sobre dimensionar errores de
procedimiento, que puedan haber cometido las autoridades venezolanas, quienes
han puesto muertos, heridos y buscan ejercer la soberanía territorial en esta
área de frontera, mientras desde Colombia se oculta el verdadero fondo de la
realidad y se estimula la xenofobia.
El actual drama
de miles de compatriotas deportados desde Venezuela, es el doloroso precio de
una realidad que en buena medida es expresión del paso de un área de frontera
del conflicto colombiano, que el gobierno venezolano no ha podido impedir y que
el narcoparamilitarismo en asocio con miembros de las FF. AA. colombianas,
cadenas de comerciantes inescrupulosos, poderosas bandas de contrabandistas
colombianos y venezolanos, se nutren con exorbitantes negocios, mientras causan
grave daño a la economía de Venezuela y hacen al vecino país receptor del
narcotráfico.
Así como la
extrema derecha colombiana le ha apostado a la ilegalidad y al terrorismo en
Colombia, lo hace ahora con Venezuela para desestabilizar su proceso, porque
ese actuar es parte de la estrategia política en el continente en asocio con
intereses internacionales encabezado por EE.UU.
Buscar con afán
los canales políticos y diplomáticos es hoy obligatorio para los dos gobiernos
en cabeza de los jefes de Estado, apelando a los buenos oficios de los amigos
comunes y aprovechando que América del sur viene planteando la necesaria
búsqueda de la paz continental, lo cual implica preservar el diálogo como
primera posibilidad para solucionar las problemáticas.
No hay duda que
en un diálogo bilateral y franco, debe buscarse un plan binacional que atienda
el drama de la población humilde de esta compleja frontera, como parte
importante de las obligaciones de los dos gobiernos.
Por encima de
cualquier dificultad, somos dos países y dos pueblos hermanos, y, los dos
gobiernos tienen la obligación de que esto prevalezca siempre.
En este sentido,
junto a las salidas diplomáticas de alto nivel, los procesos populares deben
estar movilizados, para respaldar salidas dignas y consecuentes con criterios
de solidaridad, hermandad y justicia, en manos de los pueblos se encuentra la
urgente búsqueda de acuerdos que combatan la xenofobia, el paramilitarismo, el
narcotráfico, el contrabando y la delincuencia que se vienen presentando en la
frontera colombo-venezolana.
El
acompañamiento internacional debe estar principalmente en manos del continente
del sur, pues son estos países los directamente afectados por la crisis
fronteriza, evitando dejar la puerta abierta a oportunistas que buscan aumentar
la desestabilización de los países, que están haciendo esfuerzos por “la
construcción de un futuro común de paz”.
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