Desde España
29/Octubre/2012
Balance y
consecuencias de la victoria de Hugo Chávez
Luismi Uharte
El
autor hace un balance de la victoria de Hugo Chávez en las recientes elecciones
presidenciales de Venezuela y valora los resultados obtenidos tanto por la
oposición como por Chávez y sus consecuencias, con la mirada fijada en un
futuro cercano.
Una vez superados el alto grado de
tensión y el intenso clima de conspiración que han rodeado las últimas
elecciones presidenciales venezolanas, es el momento de realizar un balance
sereno de la jornada electoral, de los resultados y de las probables
consecuencias de la reelección de Chávez como presidente del gigante petrolero
caribeño.
Balance
En primera
instancia, hay que resaltar la fortaleza y credibilidad del sistema electoral
venezolano y del Consejo Nacional Electoral (CNE), a pesar de que sectores de
la oposición estuvieran tentados en activar un plan desestabilizador basado en
denunciar fraude y generar disturbios. Diversos elementos neutralizaron la estrategia
de desestabilización: por un lado, el alto nivel de transparencia y fiabilidad
del sistema electoral, como reconoció pocos días antes el prestigioso Centro
Carter; por otro lado, el papel disuasorio que jugó la Misión Electoral
de Unasur, comandada por Carlos Álvarez, que advirtió del poco recorrido que
tendría una hipotética denuncia de fraude que no estuviera sustentada en datos
serios. A esto hay que sumar la victoria del bolivarianismo por más de 11
puntos.
El alto porcentaje de participación es
otro de los aspectos sumamente relevantes. Casi un 81% de la población censada
ejerció su derecho al voto, superando la histórica participación del 75% de las
presidenciales de 2006. Venezuela se sitúa así como uno de los países del mundo
donde mayor movilización electoral se produce, superando los porcentajes de
muchos países europeos y por supuesto, muy por encima de regímenes liberales
como Estados Unidos o Colombia, donde en ocasiones vota menos de la mitad de la
ciudadanía.
A su vez, los más de 8 millones de
sufragios obtenidos por Chávez suponen casi el 44% del censo electoral, cifra
muy superior a países como Estados Unidos y el Estado Español, donde sus
actuales presidentes gobiernan con el apoyo de un 30% del censo. En
consecuencia, el apoyo popular con el que partirá el próximo ejecutivo
venezolano es francamente sólido.
Es hora también de evaluar la
credibilidad de las encuestadoras. Empresas como GIS XXI, Hinterlaces,
Consultores 30-11 y el IVAD salen bastante bien paradas, mientras que otras
como Varianzas y Consultores 21 vuelven a evidenciar su falta de
profesionalidad tras asegurar que Capriles resultaría vencedor. A esto hay que
agregar el solemne ridículo que han protagonizado algunos medios de prensa de
la derecha española, que el mismo día de las elecciones presentaban encuestas a
pie de urna que otorgaban la victoria a Capriles por más de 4 puntos. Volvían a
confundir deseos con realidad.
Respecto a los resultados obtenidos
por el movimiento bolivariano, el balance difiere en función de los parámetros
de evaluación, pero siempre teniendo claro que la victoria ha sido holgada pero
de ninguna manera contundente. Si la referencia son los comicios
presidenciales, es evidente que se ha producido un retroceso sustancial, ya que
en el año 2006 Chávez arrasó con más de 25 puntos de diferencia y con 3
millones de votos de ventaja (7.300.000 frente a 4.300.000). Seis años después,
la diferencia se reduce a 11 puntos y a millón y medio de sufragios (8 millones
contra 6 millones y medio). La derecha aumenta en más de 2 millones de
electores mientras el bolivarianismo incrementa su apoyo en poco más de 800.000
votos, teniendo como referencia que en estos años el censo electoral aumento en
casi 3 millones de personas.
Pero si el marco de comparación son
las diferentes elecciones que se han producido desde el 2007 en adelante (año
de la derrota en el referéndum constitucional), los resultados son bastantes
satisfactorios. En las parlamentarias de 2010 se produjo un empate técnico,
mientras que ahora, el chavismo obtuvo un 11% más de sufragios. Tras 14 años de
Gobierno, es obvio que se ha producido un desgaste, pero paralelamente, es
significativo que un movimiento político siga gobernando tras tanto tiempo y
con un margen de apoyo notablemente amplio, cosa que ocurre en pocos lugares
del mundo.
Consecuencias
La primera
consecuencia evidente de la victoria bolivariana es que se bloquea el regreso
de la derecha al Poder Ejecutivo y por tanto, de sus planes, que
fundamentalmente son dos: la reinstauración del neoliberalismo y la revancha
represiva. Indudablemente, el factor «miedo» ha tenido un efecto movilizador
importante para impedir que la oposición impusiera su esperado paquete de
recortes sociales y de mano dura.
El triunfo permite que el proceso bolivariano
sobreviva y sobre todo que la confrontación ideológica al interior del chavismo
continúe, tras la unidad táctica impuesta por las elecciones. La consigna «ni
capital ni burocratismo» del movimiento popular guiará la confrontación que los
sectores más a la izquierda están llevando frente a la derecha endógena
incrustada en el PSUV y en el Gobierno, que tratará de mantener sus privilegios
y sus negocios.
En términos geopolíticos, la
reelección de Chávez tiene una trascendencia estratégica, ya que Venezuela es
junto a Brasil el pilar fundamental de la dinámica de integración
latinoamericana. Esto significa más Unasur, más Mercosur (ahora), más CELAC y
más Telesur y por tanto, menos Washington, menos Tratados de Libre Comercio y
menos OEA.
Oportunidades
A pesar de la
victoria, la sensación generalizada en los sectores más críticos y conscientes
es que está puede ser una de las últimas oportunidades que el pueblo venezolano
le dé al Gobierno para que profundice en el proceso de cambio.
Sin embargo, existe el riesgo de que
el liderazgo bolivariano realice una lectura errónea del actual momento
político y se someta a las fuertes presiones de la boliburguesía y de la elite
burocrática, que aspiran a un pacto oculto con la derecha que modere el
proceso.
Las lecturas más agudas, por el
contrario, indican que la supervivencia de la Revolución Bolivariana
depende de otras variables, como la redefinición radical del actual Estado
hiper-burocrático e ineficaz. Eficiencia, eficiencia y más eficiencia en la
gestión de las políticas públicas es un vector fundamental (no basta con
estatizar); y lucha firme contra la corrupción y penalización real para los
usurpadores de dinero público frente al actual alto grado de impunidad.
A pesar de todo, Venezuela sigue dando
ejemplo de soberanía nacional y justicia social en esta segunda década del
siglo XXI, en la que las viejas recetas que la hundieron en los 90 están ahora
devastando otras regiones del mundo como Europa.
Publicación
Barómetro 18-10-12
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