Desde Venezuela
29/Octubre/2012
Elecciones
en Estados Unidos e injerencia en Medio Oriente y alrededores
Miguel Guaglianone
El panorama de las elecciones
presidenciales en Estados Unidos parece estar echando una circunstancial “balsa
de aceite” sobre el embravecido mar del Medio Oriente y sus alrededores. En un
panorama eleccionario que se presenta según todas las estimaciones como muy
cerrado, la administración Obama tiene muy claro que si bien es cierto que la
política exterior tradicionalmente tiene muy poca incidencia sobre los
resultados de la votación, en este caso en particular (con una mínima ventaja
en las encuestas o un “empate técnico”) cualquier suceso inesperado en aquella
zona puede alterar a último momento la preferencia de los electores. Por eso
están intentando “apaciguar” el panorama (el que ellos mismos se habían
encargado de “calentar).
Respecto a Irán, aparentemente han logrado refrenar las
aspiraciones de la ultraderecha israelí decidida a atacar las instalaciones de
investigación nuclear de ese país, dejando provisionalmente en una especie de
limbo la escalada militar que estaban dispuestos a emprender, aunque se
mantienen con toda su fuerza las medidas de bloqueo económico que afectan
notablemente a la economía persa. Igualmente las últimas declaraciones de Obama
ante Irán han sido bastante moderadas (lo que le ha servido a los Republicanos
para usarlas como un argumento más en su contra)
En esta política de “no mover demasiado el bote” el
gobierno norteamericano ha evitado
igualmente realizar una intervención directa en Libia luego de la muerte de su
embajador y otro personal diplomático, provocada por las protestas contra un
film que agredía al Islam, bajando notablemente su perfil y desalentando a la
ultraderecha del Congreso, que pidió acciones de guerra frente al hecho.
En el único lugar donde las acciones militares se
conservan con intensidad es en Siria, donde a pesar de que Turquía ha intentado
en los últimos tiempos convertirse en la vanguardia de la intervención militar,
bombardeando con su artillería territorio sirio desde la frontera, promulgando
una ley que le permitiría entrar en guerra con su vecino y realizando todo tipo
de amenazas, no parece sin embargo estar en condiciones de llevar adelante esa
iniciativa.
En primer lugar por sus propios problemas internos, su
entrada en guerra podría permitir a la guerrilla kurda lograr nuevos triunfos
militares territorio adentro, además existe una gran oposición por parte de las
fuerzas políticas enfrentadas al partido del Primer Ministro turco y el 60% de
la población -según encuestas- está en contra de la participación de Turquía en
un conflicto bélico. Igualmente la
OTAN no parece estar demasiado dispuesta a involucrarse
militarmente (según lo disponen sus tratados) en caso de darse una conflagración
de este tenor. El puntillazo final parece haber sido dado por la reunión que
acaban de realizar el presidente de Irán, Mahmud
Ahmadineyad y el Primer Ministro turco Recep Erdogan, quienes se han
comprometido a promover conjuntamente un cese del fuego en Siria.
A pesar de todo las acciones militares siguen,
dejando su trágico saldo de civiles inocentes heridos y muertos, ya que los
“rebeldes” financiados y armados por los países centrales de Occidente y sus
aliados en la región, persisten en atentados y acciones militares y el ejército
sirio los combate a sangre y fuego. Aún así, la prensa internacional acaba de
reseñar que la inteligencia norteamericana ha informado a la
Casa Blanca , que el gobierno de Bashar Al-Assad está
derrotando militarmente (a pesar de lo que informa diariamente la red
corporativa de medios) a los insurgentes, lo cual podría tender a mejorar la
situación.
En definitiva, que estas elecciones en los Estados Unidos
están mostrando con claridad no solo algo ya sabido como la tremenda injerencia
y acción directa de este país en las demás naciones, sino también las
dificultades que están teniendo para mantenerla. Ya no estamos más en la pos
Guerra Fría, donde la imposición de la presencia estadounidense que intentó
convertir al mundo en un sistema unipolar, parecía imparable. La crisis está
ahí y ha llegado para quedarse y reinar, y la progresiva pérdida de poderío se
está haciendo notar, así como el surgimiento de nuevos polos de poder en un
mundo que tiende a la multipolaridad.
Mientras tanto los estadounidenses enfrentan a unas
elecciones que los colocan frente a dos alternativas no muy diferentes en lo
esencial, aunque sí lo parezcan en las formas. Si llegaran a ganar los
Republicanos, con Mitt Romney como
presidente y su vicepresidente de ultraderecha (Paul Ryan),
volveremos al mejor estilo de George W.Bush, de brutalidad derechista
transparente en su discurso (anuncio y ejerzo la barbarie). Si llega a ganar
Obama, proseguiremos con un discurso
aparentemente más liberal, con un hombre al frente con una imagen de moderado
(de progresista, de “buena gente”) pero que -tal como lo ha venido haciendo
hasta ahora- mantendrá sus esfuerzos para seguir imponiendo las necesidades
imperiales de su nación en todo el planeta a cualquier costo.
No creemos realmente en un Barak Obama más moderado y
accesible, ya que no vemos que razones podría tener, siendo elegido nuevamente
como presidente, para cambiar su actual política exterior de agresión,
injerencia y dominio imperial, a pesar de los buenos deseos que podamos tener
muchos de que así fuera.
Publicación
Barómetro 18-10-12
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