Desde México
27/Enero/2013
Cruzada Contra el
Hambre
Rodrigo Huerta
Pegueros
El estado de Guerrero es
pionero de esta cruzada contra el hambre que ahora lo han convertido en un
programa nacional, mismo que fue puesto
en marcha el pasado lunes por el presidente Enrique Peña Nieto, en el mítico
estado de Chiapas, uno de los tres más pobres del país (compartiendo estrado
con Guerrero y Oaxaca) y en donde
también están en forma destacada los municipios más pobres de América Latina y
por ende, sus pobladores tienen severas dificultades para poder llevarse el pan
a la boca y por consecuencia su población infantil registran los más altos
niveles de desnutrición lo que también se pretende combatir en el programa
federal, mismo que operará desde la Secretaría de Desarrollo Social, Rosario
Robles Berlanga.
En un evento inusual, donde se
dice acudieron poco más de 20 mil indígenas de la región, el presidente Peña
insistió en la necesidad de atender las necesidades más elementales de poco más
de 7.4 millones de mexicanos (de una población cercana a los 114 millones)
quienes habitan en poco más de 400 municipios de diversas entidades, según
registra en su evaluación el CONEVAL y el INEGI. Indiscutiblemente Guerrero
será atendido en más de cuatro de las siete regiones en que está dividido y
particularmente los municipios enclavados en las regiones de la Montaña, Costa
Grande, Costa Chica, zona Centro y algunos de la tierra caliente y colonias
paupérrimas de municipios importantes como Acapulco y Zihuatanejo, en donde
también se registran los niveles más altos de analfabetismo.
Lo destacado de la cruzada
nacional contra el hambre, es que, el programa no será asistencialista sino más
bien de apoyo y solidaridad con los marginados a quienes se les incluirá en
acciones que tienen que ver con la productividad a fin de que en poco tiempo
puedan salir de la situación deplorable en que se encuentran. Mucho énfasis
hizo el presidente Peña sobre la necesidad de coordinarse la federación con los
otros niveles de gobierno, esto es, con los estados y municipios, para que en
una conjunción de esfuerzos se pueda lograr avanzar más rápido y se pueda
evaluar las acciones para corroborar que lo invertido está dando resultados
positivos, pues hasta ahora, reclamó, mucho se ha invertido en el combate a la
pobreza y se han duplicado presupuestos, pero muy pocos resultados positivos
han dado estos programas.
Y cuando el evento contra el
hambre se estaba anunciando en Chiapas, en el estado de Guerrero el gobernador
del estado, Ángel Heladio Aguirre Rivero realizaba una gira por la región de la
costa chica a fin de atender la demanda de los pobladores de esa zona quienes
en forma por demás preocupante y alarmante han realizado actos de autodefensa
armada para enfrentar a los delincuentes y a los del crimen organizado ante la
incapacidad del gobierno estatal de ofertarles seguridad pública y protección a
la ciudadanía. Seguramente el problema de la inseguridad pública en esta
entidad no es menor, pero no por ello se debe desatender otros programas
importantes como es el de la cruzada contra el hambre, sobre todo cuando se tienen
los números de personas y localidades donde están asentados estos núcleos de
población que sufren de hambruna, de desnutrición crónica y de falta de apoyo y
solidaridad de parte del gobierno para sobrevivir a estas circunstancias tan
trágicas.
Al gobernador Aguirre le pasó
de noche la puesta en marcha de la cruzada nacional contra el hambre y ojalá no
le pase de noche también su participación en el diseño y aplicación de los
programas para atender esta población marginada y con hambre, pues esto si no se
lo perdonarían los pobres más pobres de México y que se localizan en Guerrero.
Desde luego que el problema de la inseguridad pública va en aumento y así se
puede leer con la actuación de poblados, comunidades y municipios que se han
levantado en armas para defender sus propios intereses. El gobernador Aguirre
solo se ha dedicado a entregar enseres y no a ir al fondo del asunto que es la
recuperación del poder público el cual cada día se le ha ido minando y no
sabemos si los legisladores federales y locales puedan hacer un juicio al
respecto para conocer en qué punto se encuentra la gobernabilidad en esta
entidad.
Ya el senador Armando Ríos
Piter ha dicho que hay serios problemas en Guerrero y lo ha calificado como un
‘estado fallido’ en materia de seguridad pública, lo cual no solo debemos verlo
como una evidencia de que de seguir esta situación pueden afectar el
funcionamiento de las instituciones las cuales cada vez se convierten en
líquidas y por lo tanto disfuncionales. Veamos si no es preocupante que en una
entidad como la nuestra se mezclen inseguridad y hambruna, lo que produce
irremediablemente un coctel explosivo y un caldo de cultivo para aquellos
grupos radicales que no se han olvidado de que los rezagos históricos han sido
pospuestos y que la justicia no ha llegado y mucho menos que se haya atendido
al ser humano como prioridad en un gobierno que se jacta de progresista y hasta
de izquierda.
De seguir la tendencia igual y
no frenar a los pueblos de que se alcen en armas, una gran sorpresa puede darse
en Guerrero, donde la tradición de lucha no ha mermado nunca y donde los
soñadores y utópicos se cuecen a parte y se multiplican. Olvidar esos mínimos
detalles sería irresponsable. Luego entonces, el gobierno estatal debe ponerse
a trabajar en lo prioritario y devolver la legalidad a los pueblos hoy
sublevados y no darles mayores esperanzas de querer transformarse en algo así
como territorios libres similares a los que existen en el estado de Chiapas,
donde hoy día el subcomandante Marcos ha vuelto a sus andadas y ha vuelto a
poner el dedo en la llaga al desenmascarar a los dueños del poder público en
México.
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