Desde México
10/Octubre/2013
Ayuda y Oportunismo
Rodrigo
Huerta Pegueros*
La ayuda para
los damnificados en el estado de Guerrero ha llegado en forma inmediata para
los principales centros de población pero existen infinidad de comunidades
rurales y serranas que todavía no han logrado ser atendidos en su emergencia
por nadie y esto lo hemos logrado conocer a través de las múltiples denuncias
que se han realizado a través de las redes sociales y los medios tradicionales
de comunicación.
La tragedia
que se vive en esta entidad es grave y va para largo.
Apenas han
transcurrido diez días de lo sucedido con la tormenta Manuel y no se ve para
cuando se podrá regresar a la normalidad ni siquiera en el puerto de Acapulco
donde la población sigue esperando el auxilio de las autoridades de los tres
niveles de gobierno.
La población
civil que ha logrado salir bien librada de este trágico acontecimiento ha
dirigido su fuerza y energía para ayudar a los que están en desgracia y otros
tantos han realizado puntuales señalamientos respecto a la forma como algunos
líderes políticos o connotados personajes de la vida política local solo han
dedicado esfuerzos mínimos para sacarse la fotografía y publicitarse a fin de
que quede testimonio de que estuvieron atendiendo la emergencia cuando en si lo
que han tratado de hacer es el más ruin y vil oportunismo político a costa del
desastre.
Solo basta
revisar los medios de comunicación impresos de la entidad y podremos
encontrarnos con estos sujetos que no vale la pena mencionarlos sino que deben
ser en su momento castigados por la propia ciudadanía que hoy vive los estragos
del fenómeno meteorológico.
Hasta el
propio presidente de la República, Enrique Peña Nieto ha dicho públicamente que
no se entregarán las ayudas sin ton ni son y que se revisará casa por casa las
destrucciones que sufrieron los habitantes para que en esa medida sea la
solidaridad que se les preste de inmediato y a mediano y largo plazo.
Esta actitud
presidencial no es otra cosa más que la forma de responder al clamor popular de
que no se deje la ayuda y solidaridad nacional en manos de las autoridades
locales ya que tradicionalmente se ha visto que estos utilizan estas ayudas
como métodos para hacer proselitismo político como ha sucedido ya con varios
presidentes municipales y líderes políticos que han sido desenmascarados por
los ciudadanos que reclaman el auxilio y la ayuda inmediata para poder
sobrevivir la hecatombe que padecieron y continúan padeciendo.
Sobran los
que claman reconocimiento para las autoridades por el trabajo que han realizado
en estos días de la tragedia como si no fuese su responsabilidad el hacer lo
que hicieron y siguen haciendo.
La
desconfianza que existe entre las propias autoridades federales con las del
estado y algunos municipios no se ha hecho esperar y se ha traducido en las
nuevas estrategias para distribuir los alimentos y enseres que el gobierno y
los ciudadanos han enviado a las ciudades y comunidades colapsadas.
Habrá que
destacar la labor que han realizado los medios de comunicación a nivel nacional
para hacer una intensa campaña a favor de nuestra entidad y otras en similar
situación, pero esta forma de actuar no la hemos constatado en los medios
locales de comunicación, quienes debieron servir en forma gratuita a todo
ciudadano que demande auxilio o abrir sus páginas de par en par sin costo
alguno para que las instituciones difundan los lugares donde se entregan las
ayudas y auxilios en las ciudades y comunidades y con ello coadyuvar para no
agravar aún más las finanzas locales.
Los anuncios
que se han hecho respecto a Acapulco, dejan mucho que desear, pues si bien es
cierto que ninguna hospedería resultó dañada por estos lamentables
acontecimientos naturales, los ciudadanos no pueden actuar como si nada hubiese
pasado ya que no solo han perdido viviendas sino también seres queridos y los
más tienen serios problemas para trasladarse por las calles y avenidas que se
encuentran averiadas y los servicios públicos como por ejemplo el del agua
potable no se ha restablecido en más de un 60 por ciento del territorio, lo
cual se traduce en una problemática que tienen que enfrentar diariamente los
trabajadores de Acapulco, quienes en su mayoría viven en la periferia de la
ciudad donde mayores daños causó el meteoro Manuel.
Acapulco
podrá estar en pie pero hay que decirlo, solo la porción hotelera.
No seamos
egoístas y no hablemos en plural cuando hay que hacerlo en singular.
Ofrecer el
puerto como una ciudad intacta es engañoso ya que si antes por cuestiones de
seguridad no se podía salir a pasear por las noches en la ciudad, ahora menos
se puede hacer cuando las calles y avenías se encuentran en situaciones
deplorables y mucha gente se ha quedado sin nada puede provocar brotes de
delincuencia común.
Hay que darle
tiempo al tiempo.
No se pueden
echar cohetes al aire cuando todavía sigue lloviendo y siguen siendo los fenómenos
meteorológicos una amenaza contante para este puerto turístico.
La ayuda
deberá seguir fluyendo.
Las
autoridades no pueden darse el lujo de hacer otra cosa más que atender esta
emergencia que no ha pasado y mucho menos para las zonas serranas en la tierra
caliente, en la región de la montaña y en las dos costas.
Ahora es
cuando se puede admirar el trabajo que realiza a favor de la población al
ejército mexicano y las demás fuerzas federales.
¿Qué hubiese
pasado sin la ayuda de nuestros cuerpos castrenses?
La ayuda
demanda solidaridad y demanda responsabilidad y no la intromisión irresponsable
de políticos o líderes oportunistas.
A estos habrá
que abrirles en su momento un juicio popular.
Periodista/Analista
Político*
porteno4964@gmail.com
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