Desde España
07/Diciembre/2013
Luther King y su sueño de
libertad y paz vs Obama y sus políticas guerreristas e imperialistas
José Eulícer Mosquera Rentería
Martin Luther King (1929-1968) fue el continuador de las luchas contra el
racismo y la discriminación racial, y por los derechos civiles del pueblo
afroestadounidense, iniciadas por William Eduard Burghardt Du Bois, militante
de la izquierda marxista, a principios del siglo pasado, para lo cual lideró la
constitución de la Asociación Nacional para el Avance de la Gente de Color,
NAACP, en 1910; organización que se ha mantenido hasta la fecha. Pero también
King se inspiro en el pacifismo de Mahatma Gandhi, y en este orden condenó con
todas sus fuerzas la guerra contra Vietnam y toda la política imperialista,
colonialista y guerrerista de Estados Unidos contra los demás pueblos y países
del mundo.
A la vez, Du Bois era un permanente activista contra la guerra, y sus
esfuerzos se hicieron más pronunciados después de la Segunda Guerra Mundial,
cuando presidió el primer organismo por la paz mundial establecido en las
Américas. En 1949, habló en la Conferencia Científica y Cultural para la Paz
Mundial en Nueva York. En la primavera de 1949, habló en el Congreso Mundial de
Partidarios de la Paz en París, diciendo a la multitud: "Liderando este
imperialismo colonial nuevo viene mi tierra natal, construido por el trabajo y
la sangre de mis padres, los Estados Unidos. Estados Unidos es una nación
grande, rica por la gracia de Dios y próspero gracias al duro trabajo de sus
ciudadanos más humildes... Ebrio de poder están llevando el mundo al infierno
en un nuevo colonialismo, con la misma vieja esclavitud humana, que una vez nos
arruinó, y a una tercera guerra mundial que va a arruinar el mundo”.
En 1963, hace 50 años, después de numerosos arrestos, atentados y
asesinatos contra ciudadanos afroestadounidenses por parte de la policía y
organizaciones racistas extremistas creadas por poderosos capitalistas y
políticos pro imperialistas, Luther King encabezó la Gran Marcha Hacia
Washington por el Trabajo y la Libertad, y en las afueras del Capitolio, ante
unas 250 mil personas de todas las etnias y grupos sociales procedentes de
distintos estados, pronunció su célebre discurso “Tengo un sueño”, donde puso
en conocimiento del país el sueño o ideal que lo motivaba a la lucha: su sueño
con un país verdaderamente libre, igualitario, de justicia social e incluyente;
sin racismo ni discriminaciones y de convivencia pacífica. Discurso con el que
se perfiló como una de las más grandes personalidades públicas de la historia
de los Estados Unidos y del mundo.
Contradictoriamente al cumplirse los 50 años del memorable discurso de
King y a 45 años de su vil asesinato, el Presidente Obama, que ha sido el más
beneficiado con los logros de la lucha que inició con Du Bois, los conmemora
con nuevos anuncios de guerras imperialistas, en esta oportunidad contra el
pueblo y la nación Siria. Al igual que los Bush y los demás presidentes de los
Estados Unidos, Obama pretende justificar sus criminales bombardeos e
invasiones con los argumentos de que en nombre de su país se propone vengar los
asesinatos que viene perpetrando el gobierno del Presidente de Siria, Bashar al
Assad con armas químicas, y su persecución brutal contra la oposición; un cuento
parecido al que utilizó para bombardear e invadir a Libia y al que utilizaron
los Bush para bombardear e invadir a Irak; e idéntico al que viene esgrimiendo
como amenaza de invasión contra Irán, pero en el fondo se trata del interés de
los imperialistas Estadounidenses de apoderarse del petróleo y demás recursos
estratégicos de África y el cercano oriente. Pues a la vez el Gobierno de
Obama, al igual que los de los Bush, apoya los regímenes más despóticos y
criminales de estas regiones, a cambio que permitan el desarrollo de las
actividades explotadoras de las transnacionales estadounidenses y europeas en
sus territorios y pueblos. Tales como los regímenes de Teodoro Obiang Nguema
Mbasogo, presidente de facto en Guinea Ecuatorial desde el Golpe de Estado que
dio en 1979; la monarquía absoluta de Abdalá bin Abdelaziz en Arabia Saudita,
donde están suprimidas las libertades fundamentales y hasta el homosexualismo
es castigado con la pena de muerte; la dictadura represiva y criminal del
general Pervez Musharraf, de 1999 hasta 2007, en Pakistán; el régimen títere y
criminal de Hamid Karzai en Afganistán; el gobierno títere instaurado mediante
el cruento golpe de estado dado en 2011 con el apoyo militar y político de USA
y otras potencias europeas, presidido por
Mahmoud Jibril en Libia, que produjo decenas de miles de muertos,
heridos y mutilados, que incluyó el asesinato del presidente constitucional
Muhamad Gadafi; y el gobierno títere y represivo instaurado desde 2003 por USA
en Irak, tras el derrocamiento y asesinato de Saddam Huseim, hoy presidido por
Nuri al-Maliki. Entre otros.
Además del sueño de King, la década de 1960 fue un tiempo de grandes
hechos y transformaciones. Fue una época de sueños hechos realidad, como la
consolidación de la Revolución Cubana y la fuerte influencia de la misma en las
luchas de los pueblos del mundo, la llegada del hombre a la Luna, de utopías
juveniles como el mayo francés o la primavera de Praga, pero también de
pesadillas como el apartheid, la amenaza nuclear y la crisis de los misiles en
la confrontación entre USA y Cuba. Fue la época en que surgió el Movimiento de
los Hippies, como expresión de la búsqueda de la prevalencia del amor y la
convivencia pacífica entre los seres humanos; la conciencia ecológica y la música
de los Beatles, al tiempo que la televisión se convertía en el gran medio de
masas del mundo. Mundo que los neoliberales han denominado “la aldea global”,
como la manera de justificar la opresión y el saqueo del imperialismo
euroestadounidense sobre los pueblos del orbe. En este escenario, se reactivó
en forma extraordinaria la lucha por los derechos civiles de los y las
afroestadounidenses liderados/as por el pastor baptista Martin Luther King, que
además enarboló la bandera de la no violencia.
Martin Luther King había nacido en Atlanta, Georgia, en una familia
cristiana, que desde temprana edad lo impregnó del espíritu religioso de las
iglesias afrosureñas, de cánticos y sermones encendidos de pasión por la
libertad y la justicia social; pero también vivió en carne propia los oprobios
del racismo y la discriminación racial eurocéntrica que han caracterizado a la
sociedad estadounidense, cuya burguesía
imperialista artificiosamente la dividió entre blancos y negros, los primeros
gozando de todos los privilegios, mientras los segundos totalmente excluidos y
marginalizados.
En 1954, le fue entregado a King el manejo de una iglesia baptista en
Montgomery, Alabama, y ahí inició su prédica por los derechos civiles. Se puso
a la cabeza de miles de afroestadounidenses que boicotearon el sistema de buses
de la ciudad debido a un incidente que marcó un antes y un después en la lucha
por la igualdad: el arresto de la afroestadounidense, Rosa Parks, quien se negó
a ceder su asiento a un hombre blanco en el autobús, tal como lo mandaban las
leyes racistas. Durante 382 días, hombres, mujeres y niños afroestadounidenses
prefirieron andar a pie, así fueran las más grandes distancias, antes que
subirse a un autobús municipal, hasta que la ley segregacionista fue abolida, en
medio de amenazas, atentados y de acciones represivas contra Luther King y
otros líderes de la resistencia afroestadounidense.
A diferencia de personajes como Malcolm X o grupos como las Panteras
Negras y el Black Power, que proponían la violencia, como respuesta al racismo
y la discriminación racial, Luther King insistió en la resistencia pacífica. El
país y el mundo se horrorizaron cuando vieron cómo unos ciudadanos/as que
marchaban desarmados exigiendo igualdad real, equidad y justicia eran golpeados
por la policía con una fuerza desproporcionada, atacados con gases
lacrimógenos, perros y bala. Denuncias en las cuales jugó un papel
trascendental la emergente televisión de los años de 1960, llevando las
terribles imágenes a los hogares estadounidenses y de muchas partes del mundo.
Hoy al contrario, el gobierno de Obama y sus aliados, Francia, Alemania e
Inglaterra; Arabia Saudita e Israel, maquiavélicamente y en aras de sacar
adelante sus planes de tumbar al gobierno de Bashar Al Assad en Siria y colocar
en su lugar un gobierno títere que responda a sus intereses colonialistas,
imperiales y locales, vienen utilizando todos los medios, herramientas e
instrumentos posibles. En primer lugar, haciendo uso vulgar de la denominada
“Guerra de IV Generación”, utilizan los grandes medios de comunicación
para la generación de matrices de
opinión que finalmente justifiquen la intervención militar y la invasión. Y en
este orden últimamente han publicado fotografías de una cantidad de muertos
supuestamente producto de la utilización de armas químicas, y sin antes
investigar quien las lanzó y de donde procedieron, se los adjudican al gobierno
de Bashar Al Assad. Pues el Gobierno de Estados Unidos, además de haberlas
utilizado contra el valiente pueblo vietnamita, años atrás cuando todavía
Saddam Hussein era su “amigo”, le entregó este tipo de armas para que se las
lanzara a los kurdos, que rechazaban la presencia yanqui en la región.
Independientemente con que uno no esté de acuerdo con el régimen de Bashar
Al Assad, tampoco son aceptables los bombardeos y la invasión militar que
pretenden realizar Estados Unidos y sus aliados a Siria, con el pretexto de ir
a imponer el orden y la prevalencia de los derechos humanos, porque no cuentan
con ninguna autoridad moral para ello, por consideración y respeto a la
condición humana del pueblo sirio y porque los antecedentes dan fe de que se
trata es de imponerle políticas imperialistas y de rapiña.
La realidad es que la confrontación militar les está siendo adversa a
Estados Unidos y sus aliados, dado que el gobierno y el ejército sirios vienen
derrotando en todos los frentes a las tropas mercenarias que ellos patrocinan,
entrenan y financian, ya que Bashar Al Assad no se dejó engañar como hicieron
con Muhamad Gadafi, a quien con base en adulaciones, cuentos y zalamerías
llevaron al desarme para después bombardear e invadir a su país, asesinarlo y
humillar a su pueblo. Pues Al Assad sí ha mantenido un poderoso ejército dotado
con los más poderosos armamentos y su alianza con potencias como Rusia y China;
por lo cual esos gobiernos imperialistas se están valiendo de todo tipo de
artimañas para lograr el apoyo de la opinión mundial y de las Naciones Unidas,
y para involucrar a otros países en sus propósitos criminales y de bandidaje internacional,
en lo cual Obama está actuando con la peor desfachatez, como cualquier otro
líder imperialista, al servicio de las poderosas compañías transnacionales y
multinacionales, que son las que después de las invasiones y la imposición de
los gobiernos títeres, llegan a saquear a los países invadidos y a someter a su
mano de obra a la más terrible
explotación.
Aunque tanto las Naciones Unidas, como el Gobierno de Siria han aceptado
la fórmula propuesta por el Gobierno Ruso de Vladimir Puttin de que Bashar Al Assad entregue los depósitos de
armas químicas que tenga su país para ser destruidos, a objeto de mantener el
respeto a su autodeterminación y a su soberanía, Obama insiste que la
posibilidad de los bombardeos e invasión a Siria no está clausurada del todo.
Estoy seguro que si Luther King y Du Bois vivieran, estarían liderando grandes
movilizaciones contra estas políticas guerreristas y de rapiña.
jlicher001@yahoo.es
Publicación
Barómetro 03-10-13
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