Desde Barómetro Iternacional
07/Diciembre/2013
¿Qué es la Revolución? Pero ¿a
cuál revolución nos referimos?
Miguel Ángel del Pozo
Tanto “tirios y troyanos” se abrogan el derecho de referirse al vocablo
“revolución” con todos sus derechos democrático-participativos pero ¿a cuál
revolución ellos y nos estaríamos refiriéndonos? Es de todas luces que,
objetivamente, cuando nos referimos al concepto “revolución” cuando estamos
calificándolo, históricamente, como concepto académico-en-praxis; es decir, que
no sería ni serio ni preciso discutir sobre “revolución” si no estudiamos,
reflexionamos y conceptualizamos las parciales realidades socio-históricas
directamente relacionadas con el espacio histórico referido a una revolución en
contexto para, apoyándonos sobre esas reflexiones, calificar a cuál revolución
nos referimos, definirla y analizarla mientras la tengamos en la mesa.
Como podríamos percibir al leer las líneas precedentes que tenemos dos (2)
paradigmas a considerar cuando de revolución conversamos: el propio concepto
“revolución” y, al mismo tiempo, la realidad histórica que envuelve al concepto
en un momento histórico específico al tiempo en reflexión personal
(subjetividad lógica e inevitable). Es por ello que nuestro amigo Alcides La
Rosa (aka: Tumuzza) nos remitió tres (3) pensamientos sobre el concepto
“revolución” en tres (3) personajes históricos como son Fidel Castro, Vladimir
Ilich Lenín y Ernesto “Che” Guevara cuales procedemos transcribir con las
finalidades lógicas referidas a la necesaria reflexión de cada lector y lectora
y, al tiempo, permitirnos exponer nuestra propia idea conceptual y,
evidentemente, académica de la revolución sobre las bases arriba expuesta aún
cuando se nos presenten ciertas y lógicas polémicas.
La frase transcrita por Tumuzza sobre Fidel Castro que nos, a su vez,
transcribimos parcialmente, sería: “…revolución es sentido del momento
histórico…es ser tratado y tratar a los demás como seres humanos…es desafiar
poderosas fuerzas dentro y fuera del ámbito social y nacional…es convicción
profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar las fuerzas de
la verdad y de las ideas. Revolución es unidad, es independencia, es luchar por
nuestros sueños de justicia, para nuestro país y para el mundo que es la base de
nuestro patriotismo, nuestro socialismo y nuestro internacionalismo…”
La frase expuesta por Tumuzza de Lenín sería: “…toda revolución significa
un viraje brusco en la vida de las grandes masas del pueblo. Sí ese viraje no
ha madurado debidamente, no puede tener lugar una verdadera revolución…la
revolución ofrece al pueblo todo, en poco tiempo, las mas profundas y preciosas
enseñanzas…”
Con respecto al pensamiento de Ernesto “Che” Guevara sería: “…porque los
pueblos pueden hacer realizaciones enormes cuando están llevados por la llama
revolucionaria, cuando están en una situación especial de su historia, cuando
las pequeñas satisfacciones de la vida diaria se pierden y se transforman y se
nota un cambio cualitativo en el pueblo que entra en revolución…”
Podríamos preguntarnos sí se nos presentan diferencias y/o sutiles
conceptos en las opiniones arriba en texto aunque lo que sí podríamos opinar,
desde nuestra modesta óptica, es que conjuntamente podríamos extraer, cada uno
y una, nuestra conjunción de ideas en la búsqueda de alcanzar nuestra
definición del concepto “revolución” como concepto global y no en su
particularidad histórica concreta. Bien cuando, ahora si, nos ubicamos en un
contexto histórico preciso y muy concreto, el concepto “revolución” nos obligará
a tratar de alcanzar la obligada objetividad política e ideológica para
precisar las demostrables diferencias también objetivas de las diferentes
realidades histórico-revolucionarias en sus praxis histórico-reales sin negar
la subjetividad y la “carga ideológica” personal correspondiente.
La revolución es una implosión social con objetivas causas tan diversas
como importantes con lo cual ninguna variable expresada puede ni debe ser
descartada. Al tiempo, las revoluciones las realizan los entes sociales que se
expresan en contrario al status quo en acto en tiempos históricos determinados.
Ello nos obligaría a precisar con objetividad y seriedad académica esos tiempos
históricos cuando se estudie tal realidad revolucionaria concreta en el marco
de definir a cuáles entes sociales nos estamos refiriendo y a cuál status quo
en el cual están inmersos esos entes sociales que se estarían expresando en
revolución [permanente] porque hay una profunda diferencia entre las
manifestaciones sociales como, por ejemplo, huelgas (léase la expresión de
Lenín: “…Sí ese viraje no ha madurado debidamente, no puede tener lugar una
verdadera revolución…” cual sería, en última instancia, la ya conocida
expresión de protesta social-demócrata) y un proceso revolucionario en acto
cuando los entes sociales se expresen en permanente y continuo desarrollo
revolucionario con el objetivo muy concreto y específico de implosionar un
status quo en concreción histórica por razones a explicar.
Al tiempo, es de obligante obligación precisar cuáles son los paradigmas
ideológicos presentes en esos momentos histórico-revolucionarios en el marco de
una teoría en el marco conceptual de las ciencias políticas con referencia
directa a esos tiempos históricos cuando se estén expresando esas realidades de
los entes sociales en sus modalidades histórico-concretas (clases
sociales).
En el marco de lo expuesto, por ahora, tenemos varias variables a
considerar: el concepto propiamente de qué es revolución; en segundo término,
sería a cuál marco histórico nos estamos refiriendo; en tercer punto a referir,
debemos, obligatoriamente, conocer con cierta precisión cómo definimos a los
entes sociales que participarían en un proceso histórico-revolucionario en
estudio; en cuarto estadio nos tenemos que referir a aquellos otros entes
sociales que reaccionarían en contrario, es decir, que se opondrían al proceso
revolucionario de los entes sociales que buscan revertir en sus más profundos
paradigmas un status quo que, en su praxis política (estructura y super-estructura),
niega todos y/o casi todos los derechos naturales que cada “ser creado” como
“ser social” y como conjunto social tratan de alcanzar en lo que Ernesto “Che”
Guevara ha calificando como “…cambio cualitativo en el pueblo que entra en
revolución…”
Es de obligación precisar que en todo proceso revolucionario entran en
escena estructuras sociales (instituciones) que podrían expresarse tanto a
favor como en contrario a los contenidos de una revolución en concreto; nos
referimos, por ejemplo, a la institución eclesial (Van Kley, Dale K. “Los
orígenes religiosos de la Revolución Francesa, 1560-1791”. Éditions du Seuil.
Francia, 2002, pp. 577. El original fue publicado por la Yale Univ. Press en
1966 bajo el título: “The Religious Origins of the French Revolution: From
Calvin to the Civil Constitution, 1560-1791) Es decir, nos preguntamos, por
ejemplo, en el caso histórico concreto de las actuales realidades de la
Revolución Bolivariana cuando el Presidente Nicolás Maduro Moros tomó la
decisión ejecutiva y constitucional sobre “enfrentar política, jurídica y
ejecutivamente” la práctica de la
“usura” que el capitalismo venezolano ha venido expresándose en su más
ignominiosa conducta ético-moral y contra-natura (teológicamente) cuando, por
esa obligación moral que define teológicamente el ámbito ético-moral que
sustenta a toda sociedad, la Conferencia Episcopal venezolana aún no se ha
expresado sobre el fondo de esa realidad en “usura” ni se ha expresado con la
propiedad requerida sobre el concepto “usura” cual ya fuera calificado
teológicamente por la propia Iglesia durante los tiempos de la Edad Media. En
ese marco, nos preguntamos: ¿esa “decisión gatopardiana” de la Conferencia
Episcopal sería, en consecuencia política, un paradigma teórico-práctico que contribuye
actualmente al desarrollo del proceso revolucionario venezolano?
Bien lo expone Fidel Castro cuando se expresa en opinión que “…revolución
es sentido del momento histórico…” mientras que Lenin lo expone, claramente,
cuando considera que “…toda revolución significa un viraje brusco en la vida de
las grandes masas del pueblo…” En ambas opiniones nos encontramos con las dos
(2) variables arriba propuestas: las realidades históricas y las expresiones de
los entes sociales que Lenín precisa como “…las grandes masas del pueblo…”
Pero en el marco del desglose académico-conceptual deberíamos preguntarnos
cómo definimos, en última instancia, ese subconjunto que Lenin denomina como
“…las grandes masas del pueblo…” porque, en los proceso revolucionarios históricos,
en análisis objetivo, podríamos precisar que el concepto “pueblo” propuesto por
Lenin en aquellos tiempos históricos de la revolución bolchevique en traslado a
los actuales tiempos en revolución global podría significar e ir más allá de la
tradicional idea referida a los sectores obreros, lumpen-proletariat,
actualmente, los invisibilizados, los migrantes, los afro-descendientes, los
sectores C y D y pare usted de precisar. Es decir, en el desarrollo en lógica
evolución del sistema capitalista nos encontramos como las bases sociales
fundamentales del sistema capitalista, como es el caso de los EEUU de América,
son las clases medias cuales, en los actuales tiempos históricos de crisis de
la etapa neoliberal del capitalismo particularmente en su actual proceso de
reingeniería del propio capitalismo, esas clases medias tan alabadas por el
imperialismo estadounidense, por el Presidente Barack Obama y sus “socios y
aliados internacionales” se vienen transformando, inevitablemente, en los
lumpen-proletariat-pequeños-burgueses cuando son impactados por las realidades
consecuenciales de la relación sueldo-consumismo-obligado entrando en una
espiral de continuadas contradicciones en imperfectibilidad que podríamos
titular de un escenario sociológico revolucionario-burgueses con posibilidades
de transformarse, según las propias contradicciones que vaya desarrollando la
reingeniería del capitalismo, en revolucionario-contestatario-socialistas de
centro y/o social-demócrata. Por ello nos preguntamos: ¿a cuál revolución nos
estaríamos refiriendo? Vamos más allá preguntándonos: ¿con cuántas revoluciones
nos estamos confrontando? Más aún: ¿hay una sola revolución y/o son expresiones
revolucionarias que los tiempos históricos nos van presentando en sus
diferentes expresiones político-ideológicas y nacionales como serían los casos
de China, Rusia, Venezuela, Nicaragua, Cuba, Ecuador y Bolivia como ejemplos a
analizar?
En ese mundo inquietante, académicamente, tenemos frente a nuestra propia
realidad a la Revolución Bolivariana con su base ideológica fundamental
“bolivariano-chavista” y con el marco referente de “entes sociales” de una muy
interesante expresión sociológica en sus diferentes expresiones
socio-geográficas (estadales) con desarrollos socio-económicos particulares
donde sería de obligada participación de esos entes sociales en el marco
objetivo de la “división del trabajo” y, en considerando, dos (2) realidades
objetivas que son a su vez contradictorias: las tendencias ideológicas sociales
y el impacto que esas tendencias afectan a y en la “ideología del consumo”. En
términos marxistas, serían las contradicciones que se desarrollan como, por
ejemplo, en el actual proceso revolucionario venezolano, entre la estructura
con la super-estructura; es decir, la relación entre las relaciones sociales de
producción y las fuerzas productivas frente al marco legal-ideológico-cultural
del proceso revolucionario. Bien lo expresaba en comprensión el diputado Jesús
Farías en el escenario de la “Pedro Gual” cuando precisaba que el “chavismo” y
el avance de lo político-revolucionario habían permitido lo que nos denominamos
como el “salto adelante” del actual proceso-en-etapa-revolucionaria de la
Revolución Bolivariana gracias al desarrollo de la “Ley Habilitante” que viene
implementando el Presidente Nicolás Maduro Moros.
delpozo14@gmail.com
Publicación Barómetro 02-12-13
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