Desde Portugal
Fecha: 28/Jun/2015
Fecha: 28/Jun/2015
Los Contextos De Las Izquierdas
Boaventura
de Sousa Santos*
Los países del
sur de Europa sufren amenazas similares y enfrentan desafíos comunes, pero los
contextos en los que tendrán que lidiar con unas y otros son diferentes en cada
caso.
La mayor amenaza
es la austeridad sin fin, el bienestar convertido en lujo de pocos, la
indignidad y la precariedad impuestas a mayorías cada vez más grandes, la
corrupción como modo normal de hacer política, la financierización de la vida,
la democracia transformada en un espantajo vacío agitado por las cotizaciones
de la Bolsa para intimidar a los ciudadanos que todavía no se resignaron.
El mayor desafío
es encontrar una salida que no sea un precipicio. Este es el mayor desafío que
las izquierdas enfrentan desde 1919. La gran dificultad es ésta: hace un siglo,
las izquierdas se dividieron entre la opción socialista/comunista y la opción
socialdemócrata. Hoy continúan divididas, pese a que no hay condiciones para
ninguna de esas opciones. Lo que siempre las unió fue la lucha por una sociedad
más justa y una vida digna para las grandes mayorías. Hoy que es más urgente
que nunca el objetivo que las une, ¿será posible atenuar lo que las divide?
Me voy a ocupar
ahora de la opción que en Europa resistió más: la socialdemocracia propuesta
por los partidos socialistas. Dado que los partidos socialistas participan en
cerca de la mitad de los gobiernos de la Unión Europea, ¿cómo se explica que la
ortodoxia neoliberal, ferozmente contraria a la socialdemocracia, domine tan
ampliamente? Sin dar demasiado peso al pantano de mediocridad y corrupción en
que se ha convertido la política corriente, la razón reside en que hay partidos
socialdemócratas pero no hay condiciones socialdemocráticas. Si el capitalismo
es en general antisocial, el capital financiero es lo más antisocial y es el
que domina hoy, el pilar fundamental del neoliberalismo. Además, su naturaleza
es antidemocrática, procura neutralizar o impedir todos los procesos de
inclusión social por vía de la redistribución social y de políticas públicas,
emergentes de conquistas democráticas.
El drama es que
la ausencia de condiciones socialdemocráticas afecta tanto a los partidos
socialistas como a los partidos que, ubicados a su izquierda, aspiran a ser
gobierno. O sea, todos estos partidos incluyen en su agenda el ideario
socialdemócrata: derechos sociales basados en políticas públicas bien
financiadas, salud, educación y seguridad social; justicia fiscal; un Estado
democráticamente fuerte; un sistema judicial accesible, independiente y eficaz.
Así, lo que une a las izquierdas a corto plazo es la lucha por la refundación
de las condiciones socialdemócratas. Para eso, es urgente incorporar a lo
social y lo popular dentro de lo político, como forma de defenderlo del asalto
a mano armada de los mercados, por parte del capital financiero. Y es aquí
donde los contextos divergen.
En Grecia, el
Movimiento Socialista Panhelénico (Pasok) está herido de muerte. Syriza y el
pueblo griego tienen un crédito moral impresionante sobre los europeos del sur:
un país periférico osó negociar en condiciones chocantemente desiguales, en
nombre de un pueblo que no quiere morir de austeridad. Y se prepara para
hacerlo en soledad durante meses, incluso sirviendo de vacuna para Podemos en
España y Sinn Fein en Irlanda, los países en los que la hidra financiera está
concentrada. En España, Podemos poner en cuestión la propia distinción
convencional entre izquierda y derecha, como forma de hacer emerger una
izquierda digna de ese nombre. Y probablemente tenga éxito.
En Portugal, el
Partido Socialista (PS) puede ganar las próximas elecciones. A diferencia de lo
que sucede en Grecia y en España, ni la izquierda puede prescindir del PS ni el
PS puede prescindir de la izquierda. El secretario general del PS, Antonio
Costa, presentó –en un reciente foro organizado por The Economist– un
importante documento sobre la creación de las condiciones socialdemócratas. No
sorprende que no haya tenido eco. La derecha, que domina los medios de
comunicación, ya presintió el peligro y apuesta a neutralizar al PS en todo lo
que se aleje de ella. La estrategia es clara: convertir la devastación social
de los últimos años en un acontecimiento digno de los alemanes; sólo dar
visibilidad a Costa en todo lo que haga del PS una no alternativa. Y lo más
grave es que la derecha está bien instalada dentro del PS, lista para boicotear
a su secretario general. Si él se da cuenta a tiempo, deberá incorporar dentro
de lo político a lo social (el desempleo, la precariedad laboral, los bajos
salarios, la deficiente salud pública, los servicios de urgencias hospitalarias
convertidos en cementerios, el aumento de la pobreza y los suicidios); decir
inequívocamente que no quiere hombres de los mismos negocios de siempre en la
presidencia de la República, no tener miedo de las palabras patria y soberanía
cuando el país es ya un protectorado, dar espacio a las izquierdas para que
todos luchen por los votos de los portugueses ofendidos y maltratados por este
gobierno, en lugar de enfrentarse unos a otros y mostrar con vehemencia que, a
diferencia de muchos que ocupan altos cargos, es un político honesto.
*Académico
portugués. Doctor en sociología, catedrático de la Facultad de Economía y
Director del Centro de Estudios Sociales de la Universidad de Coímbra
(Portugal). Profesor distinguido de la Universidad de Wisconsin-Madison (EE.UU)
y de diversos establecimientos académicos del mundo. Es uno de los científicos
sociales e investigadores más importantes del mundo en el área de la sociología
jurídica y es uno de los principales dinamizadores del Foro Social Mundial. En
Página12, Argentina, 20.03.15. Traducción: Javier Lorca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario