Desde Argentina
Fecha: 11/Julio/2016
Hablemos De
Recolonización
Por Rafael Ugalde Quirós
Mi paradigma, en cuanto a lo que llamo recolonización de América Latina,
difiere bastante con algunos amigos que, ven solo en los proyectos de ajustes
financieros, su forma de domesticarnos.
Nadie duda que las medidas fiscales de Mauricio Macri en Argentina, por
ejemplo, afecten ya directamente a miles de argentinos que Cristina Fernández
sacó de la miseria.
Ridículo es pensar que la concesión de Macri para que los dueños de los
“Fondos Buitres” cobren los que les venga
gana no afectará, incluso, a la clase media argentina, engañada
dulcemente con una propaganda electorera, al mejor estilo de un clásico entre
Boca Junior y River Plate.
Es como pensar que al presidente de la Asamblea Nacional venezolana
Henry Ramos Allup, cuando la CNN le abre sus micrófonos para pedir a la OEA
“auxilio” para los “fachos” venezolanos, le importa un bledo el futuro de la
República Bolivariana de Venezuela.
Él conoce los capítulos que van del V al X de la Carta Magna del país
suramericano, así como el artículo 299 que fundamenta la justicia social, la
democracia, la eficiencia, la libre competencia, la protección del ambiente, la
productividad y la solidaridad, como ejes del sistema económico, que es,
precisamente, el que ellos están boicoteando.
No hay, por tanto, una colisión de poderes en Venezuela, sino dos
visiones de mundo, una historia que avanza y otra que buscan retrocederla, en
torno a la justicia, la solidaridad, la función de la economía etc. que pega de
frente con los abanderados de la recolonización. Eso yo lo comprendo.
En Latinoamérica atomizan a muchos de nuestros dirigentes sindicales,
líderes políticos bien intencionados e intelectuales y profesionales de
nuestras sociedades para que legitimemos, por ejemplo, el golpe de estado
judicial en Brasil, con el discurso de la anticorrupción.
Al hegemonismo le interesa que nos ocupemos de las cosas que él mismo
nos impone y no asimilemos del todo qué hay detrás de cada jugada.
La guerra contra el narcotráfico como está planteada nos obliga a no ver
cómo se nos ha violentado nuestra autodeterminación; mientras Ronald Reagan y
el general Oliver North, desde mediados de los ochenta, ya conocían el redondo
negocio de la cocaína para financiar aventuras invasoras. ¿Lo recuerdan?.
Ponen a pelear a ambientalistas y ecologista por proyectos de leyes
desdentados, que garantizan a sus multinacionales acaparar para siempre
nuestras nacientes de agua potable.
Las cuatro principales farmacéuticas del mundo hegemónico hacen qué no
veamos mal que ellas se roben los mejores secretos de nuestros bosques, sea de
la Amazonía, Centroamérica o el Caribe.
Controlando el agua y la salud; es decir, dueños de la vida y la muerte,
solo queda decirnos qué comemos, qué sembramos y cómo lo hacemos.
Y las semillas transgénicas y las alteraciones genéticas de tallos y
plantas no tienen otro fin que no sea el monopolio de la comida.
Cómo le decía a mis amigos: los efectos nefastos que dejarán estos asaltantes
de caminos son para las futuras generaciones.
Nosotros les habremos dejado rota una bandera de lucha, en cuanto a
principios tan relevantes como la autodeterminación como pueblos, el amor al
prójimo, la paz y la libertad.
Esta domesticación del Imperio se nos quiere imponer confundiéndonos,
viendo progreso donde solo hay esclavitud, viendo la guerra como opción de paz,
egoísmo por solidaridad, etc., más allá de una posición ególatra que me hace
ver el árbol y no el bosque.
rafaelangelu@yahoo.com
Publicación Barómetro
internacional.barometro@gmail.com
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