Desde
México
29/Octubre/2012
Conservadores Y Liberales
Miguel
Ángel Mata Mata
El
affaire entre los diputados locales Héctor Astudillo y Rubén Figueroa Smutny
asusta a muchos y a otros da esperanza. Muchos sienten nostalgia
por mantener el estatus de mediano ingreso económico a costas de perder
elecciones. Otros tienen la esperanza de elevar su estatus personal, con la
esperanza de convertirse en ganadores.
Hemos
leído en las redes sociales posturas lúdicas ante un debate entre dos grupos al
interior del PRI. Unos en favor de Héctor Astudillo en el Congreso Local.
Otros echan porras a Rubén Figueroa Smutny. Los contrarios de ambos
llaman a uno berrinchudo y al otro rijoso. Pierden de vista, ambos grupos de
seguidores, lo sustantivo. Su partido, el PRI, al fin despierta y al hacerlo
muestra que existen dos grandes corrientes en su interior: conservadores y
liberales.
Desde
hace poco mas de dieciocho años un grupo de distinguidos militantes han
usufructuado cargos de elección popular para ellos y sus familias, a costas de
las derrotas históricas de un priísmo que, a pesar de ello, mantiene una alta
membresía de jóvenes que aun creen que ese partido puede recuperar el poder en
Guerrero.
Ante
ese escenario de conservadores y liberales o de los del statu quo en oposición
a la rebelión generacional, podemos sostener un argumento objetivo como no hay
otro: la crisis que vive el PRI en el estado de Guerrero no es nueva. Es, como
dice el paisano: “desdendenantes”.
DERROTAS
HISTÓRICAS
El
Revolucionario Institucional viene de perder históricamente casi todas las
elecciones en el estado de Guerrero. Recordemos:
1) Héctor
Astudillo perdió la elección de gobernador frente a Zeferino Torreblanca
Galindo.
2) Luego,
en la elección intermedia, el PRI recuperó poco más de la mitad del Poder
Legislativo y presidencias municipales; luego perdió la elección Presidencial
en Guerrero, lo mismo que en todo el país cuando ganó Fox. Perdió la elección
de senadores ante el PRD y casi fue eliminado en ese proceso por las
diputaciones federales.
3) En
el proceso electoral que le siguió, Manuel Añorve perdió la elección de
gobernador. Los diputados locales fueron reducidos a la segunda fuerza lo mismo
que los alcaldes perdieron las principales plazas, con la excepción de
Chilpancingo, donde el ganador es identificado como el único priísta que tiene
el respaldo del ganador gobernador del PRD.
4) En
la elección federal, que fue concurrente con la local, el PRI perdió en
Guerrero la Presidencia, el Senado y todas las diputaciones federales. Se quedó
con un poderosos diputado plurinominal pero… en Guerrero perdió.
Los
datos duros no revelan la realidad de la crisis entre priístas en el Poder
Legislativo. Por ejemplo, y aunque todos los diputados son iguales en sus
derechos, ¿debiera coordinar la fracción de ese partido un diputado
plurinominal quien, a pesar de la experiencia que da la edad, perdió una
elección de gobernador o ese cargo debe llevarlo un joven que ganó su elección
en las urnas?
La
respuesta es ambigua. Si la sometiésemos a votación es claro que los
partidarios del satu quo votarían por los privilegios de los pluris mientras
sus contrarios lo harían por la necesidad de renovar las generaciones, sobre
todo si es a través de las urnas.
El
caso es que en el conflicto suscitado entre Héctor Astudillo y Rubén Figueroa
Smutny destacan frases, hechas públicas por ambos, y que evidencia que lo que
ahí sucede no es un pleito personal, como lo dijo ante micrófonos un
limitado en información dirigente estatal del PRI. Para nada.
Astudillo
propone prudencia, discreción y respeto. Figueroa habla de mover estructuras,
de cambio generacional y de decir las cosas como son. Son, evidentemente,
posturas divergentes. La primera es conservadora, la segunda liberal. Mantener
el estado de las cosas es una postura netamente conservadora. Cambiar el estado
de cosas es indudablemente una postura liberal. Visto asi Astudillo es
conservador, Figueroa liberal.
Es
posible que el PRI requiera de una sacudida, como sugiere Rubén Figueroa Smutny
para mover sus estructuras y crecer con miras a la elección que se llevará a
cabo dentro de dos años y medio. El PRI, sugiere el mas joven del clan
Figueroa, no puede seguir como perdedor de las elecciones en Guerrero.
Las
frases de ambos contendientes en ésta disputa es apenas la muestra de que ese
partido esta vivo pero ante una disyuntiva: mantener el estado actual de cosas
y seguir como perdedores o cambiar el estado actual de cosas y aspirar a ganar
elecciones.
La
cuestión es ¿quiénes optan por sus privilegios políticos, personales y
económicos aunque con un partido perdedor o quienes osan por aventurar al
cambio y aspirar al ganador? Ahí esta la cuestión aunque ¿Qué perderán los
perdedores si se atreven a cambiar?
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