Desde Venezuela
29/Julio/2013
Nelson Mandela, 95 años
Sergio
Rodríguez Gelfenstein
En la mañana del 28
de mayo de 1948, tres hombres se reunían en la Calle Orlando West N° 8115 en
Soweto, un suburbio de la ciudad de Johannesburgo en Sudáfrica. En la casa
minúscula residía el joven abogado Nelson Mandela junto a su esposa y sus dos
pequeños hijos. Además de él, asistían al cónclave, Oliver Tambo, profesor de matemáticas de 27
años y Walter Sisulu, de 32, pasante de
un gabinete inmobiliario.
El objetivo de la
reunión era debatir acerca de las perspectivas que se vislumbraban después de
las elecciones que se desarrollaban ese día y en las que la mayoría formada por
25 millones de negros no podía participar. Sólo los 5 millones de blancos
tenían derecho a votar. Aunque el ¬régimen de discriminación racial había
existido en el país por cerca de 3 siglos, esta vez, por vía electoral, se
pretendía con la victoria del Partido Nacional Purificado, consagrar el
establecimiento de un sistema de ¬segregación racial inspirado en el ideario de
Adolfo Hitler. Una vez obtenida la victoria, Daniel Francoise Malan, el líder
de tamaño despropósito anunció “La historia de los afrikáners revela una
voluntad y una determinación que permiten pensar que el destino de nuestro pueblo
no es obra de los hombres, sino creación de Dios. Sudáfrica nos pertenece por
fin. Roguemos a Dios que sea siempre así”. El apartheid había nacido como
ideología oficial del gobierno y el Estado sudafricano.
Mandela fue
enfático ante la situación creada,
entendió desde un primer momento que aunque el apartheid era un concepto
nuevo, se sustentaba en una antigua idea. Lo novedoso era la legalización del
modelo construido por tres siglos por lo que estableció que había que estar
preparados para defenderse de una nueva ofensiva –ahora más peligrosa- del Estado racista. Estaba absolutamente
persuadido que los líderes que tenía en ese momento la principal organización
política de lucha contra la segregación racial, el Congreso Nacional Africano
(ANC), fundado por el abogado Pixley Seme en 1912 no estaban a la altura de los
acontecimientos y que se hacía necesario un relevo generacional que asumiera el
pensamiento nacionalista africano a partir de la Liga de los Jóvenes que había
creado en 1943 junto a Tambo, Sisulu y otros militantes y, que predicaba el
derrocamiento de la supremacía blanca y el papel protagónico de los negros en
su propia liberación y construcción de
un régimen democrático. Así mismo, Mandela se preguntaba cuánto tiempo se podía
seguir sosteniendo el ideal de no violencia que había sustentado el ANC a
través de sus tres décadas y media de
lucha.
Así, el 26 de junio
de 1952 dio inicio a la Operación de Resistencia “Defiance Campaign” que en
varias ciudades del país movilizó a
grandes multitudes de ciudadanos negros que comenzaron a resistir las leyes
segregacionistas. Mandela arengaba a los manifestantes “El tiempo de la
resistencia pasiva ha terminado. La no violencia es una estrategia vana y no
será capaz de derribar a una minoría blanca decidida a conservar el poder a
toda costa. La violencia es la única arma que destruirá el apartheid. Amigos,
debemos estar listos en un futuro próximo para emplearla”. La represión fue
brutal, miles de manifestantes fueron encarcelados, los allanamientos se
multiplicaron en residencias y oficinas. Mandela es detenido y condenado a
suspender toda actividad política por dos años.
Sin embargo, la “Defiance Campaigne” trajo como consecuencia la
incorporación de cientos de nuevos militantes a la causa anti apartheid que
reconocían al ANC como su organización y a Nelson Mandela como su líder.
Acorde con las
nuevas necesidades de la lucha el CNA asume que tiene que prepararse para
conducir las inéditas formas de lucha y pasar a la clandestinidad. Sus principales cuadros viajan al
exterior. Mandela recibe instrucción en
Argelia. A su regreso a Sudáfrica, la situación del ANC es difícil,
la policía sudafricana ha logrado infiltrar a un agente en la dirección del
movimiento, lo que conduce a la detención de la mayor parte de sus dirigentes.
Poco tiempo después, Mandela corre la misma suerte, es capturado y enjuiciado.
El 21 de junio de 1964 es condenado a trabajos forzados a perpetuidad. Durante
el juicio, decide defenderse a sí mismo. En su alegato expone: “Creo que los
hombres de este país no pueden permanecer sin reaccionar frente a la
injusticia, no pueden permanecer sin protestar contra la opresión, sin tratar
de establecer una sociedad capaz de vivir según sus aspiraciones” y reafirma
que “… es la tiranía que reina en este país la que ha hecho de mí un criminal.
No mis actos. Soy declarado criminal por el solo hecho del ideal que defiendo”.
Mandela y sus
compañeros son trasladados a la prisión de la isla de Robben donde se le asigna
el número 466/64. Permanecerá ahí por los próximos 18 años. En ese largo
período sus carceleros intentaron todo tipo de medida de amedrentamiento, al no
tener relojes, pierden la noción del tiempo, se les obliga a romper bloques de
cal durante 10 horas diarias, son mal alimentados, los hacen dormir desnudos y
sólo puede llegar una carta cada seis meses,
es el mismo tiempo que demora en recibir una visita aunque en ocasiones
ese lapso se extendió hasta por dos años. Así mismo, sus familiares son
acosados, perseguidos, amenazados y hasta encarcelados. Este hombre de hierro muestra su mayor
fragilidad cuando recibe las terribles noticias del fallecimiento de su madre y
su hijo mayor.
Pero, la lucha no
cesa, cientos de miles se incorporan al combate, muchos asumiendo la lucha armada
para enfrentar al régimen racista. La resistencia del pueblo sudafricano y de
sus líderes en prisión comienza a estremecer las conciencias en distintas
latitudes del planeta. La ONU decretó un embargo para la compra de material
militar y se estableció un boicot para comerciar con el gobierno
segregacionista. Así mismo, el mapa de África empezó a cambiar, sobre todo en
la región austral del continente. El sistema colonial se derrumbaba. Angola y Mozambique lograron su
Independencia, así mismo en Rhodesia del Sur y Rhodesia del Norte sus gobiernos
segregacionistas se derrumbaron surgiendo las nuevas repúblicas de Zimbabwe y
Zambia. Sólo Namibia ocupada por Sudáfrica quedaba como aliada del apartheid,
pero los combatientes de la Organización del Pueblo del Suroeste de África
(SWAPO) también desarrollan la lucha armada en contra del ejército sudafricano de ocupación. Años después este
país también logró su Independencia.
El ejemplo de
resistencia de Mandela y sus compañeros atravesaba los barrotes de su pequeña
celda e inundaba todos los rincones del país que crecientemente se rebelaba, a
pesar de los miles de asesinados, detenidos y torturados. Transcurría el cuarto mes de 1982 cuando
Mandela y tres de sus compañeros son
transferidos a una prisión en el continente donde les dan “mejores condiciones”
de subsistencia. Era una primera manifestación de “debilidad” que auguraba el
fin del apartheid. Se le ofrece su libertad a cambio de rechazar la violencia
que su organización lleva adelante como forma principal de liberarse del
apartheid. El prisionero responde públicamente en voz de su hija Zindzi en un
gran acto en el Estadio del Soweto: “No amo menos la libertad que ustedes. Pero
no voy a mercadear el precio de esa libertad ni el derecho de mi pueblo a esa
libertad…”.
Madiba, como lo
llama cariñosamente el pueblo sudafricano debe permanecer en prisión otros 8
años. El 2 de febrero de 1990 el jefe del apartheid, Frederick de Klerk anuncia
las negociaciones para el establecimiento de los derechos de todos los
ciudadanos del país, asimismo informa acerca de la legalización del CNA, el
Congreso Panafricano y el Partido Comunista y
comunica la próxima libertad de todos los presos políticos. Mandela y
sus compañeros son liberados sin condiciones
el 11 de febrero.
Las negociaciones
son largas y complicadas. Durante 4 años se manifiestan resistencias de ambos
lados, pero finalmente el 3 de junio de 1993 los negociadores anuncian que el
27 de abril de 1994, por primera vez habrá elecciones libres en Sudáfrica. Mandela
es elegido presidente con el 62,65% de
los sufragios. El 10 de mayo, Madiba
asumió el cargo de presidente de
Sudáfrica. Sus palabras vibrantes estremecieron la conciencia de millones de
personas en todo el país y el mundo cuando demandó “Que nunca, nunca, nunca
más, este hermoso país conozca la opresión de un hombre sobre otro”.
El hombre que
estuvo injustamente privado de su libertad por 27 años salió del presidio para
ser presidente de Sudáfrica, Ninguna de sus acciones de gobierno estuvo motivada
por la venganza o los deseos de retaliación. Quien entendió que se debía
utilizar la violencia para derrotar al oprobioso régimen que imperaba en su
país, ahora clamaba por la paz para construir el futuro. Al finalizar su
gobierno en 1999 abandonó la vida política activa.
Este 18 de julio
cumplió 95 años, sigue luchando y lo hará hasta el último minuto de su
existencia. Cuando llegue ese momento entrará al Olimpo de los inmortales de la
historia. ¡Feliz cumpleaños Madiba!
sergioro07@hotmail.com
Publicación
Barómetro 18-07-13
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