Desde Colombia
11/Octubre/2013
Paro agrario
en Colombia: ¿qué es la semilla certificada?
Delatín.
Unos de los motivos del paro agrario en Colombia es la exigencia por
parte de los campesinos de no ser obligados a usar semillas certificadas. El
Congreso de la República expidió la ley 1518 de abril 23 de 2012, "Por
medio del cual se aprueba el Convenio Internacional para la protección de las
Obtenciones Vegetales, UPOV 1991". Esta es una de las tres leyes sobre el
tema de propiedad intelectual que afanosamente aprobó el Congreso para que el
Presidente Obama le diera la bendición a la entrada en vigencia del TLC.
UPOV 91 es una norma que amplía el alcance de la propiedad intelectual
de las semillas, y especialmente tiene enormes y graves repercusiones sobre la
agricultura y la biodiversidad presente en países megadiversos como Colombia,
puesto que al permitir la privatización y monopolio de las semillas vulnera los
derechos colectivos de los pueblos indígenas, afros y campesinos, su cultura,
la soberanía y autonomía alimentaria a la vez que desprotege las semillas
nativas y criollas y genera su desabastecimiento.
En palabras sencillas quiere decir que la semilla de la papa, el maíz,
el algodón y muchos otros productos, NO PERTENECEN A NUESTROS CAMPESINOS, ni a
nosotros, SINO A LAS TRANSNACIONALES que modificaron genéticamente estas
semillas, y por lo tanto, ELLOS SON LOS ÚNICOS DUEÑOS avalados por el gobierno
nacional.
Desde tiempos inmemoriales nuestros cultivadores, guardaban de la
cosecha una parte para ser usada como semilla, no obstante, ahora es prohibido
hacerlo, ya que la llamada Resolución 970 del Instituto Colombiano Agrario,
prohíbe a los campesinos almacenar semillas de sus propias cosechas para
siembras futuras y, a cambio, permite únicamente la compra de semillas
“certificadas”, un recurso legal que favorecen y otorga la propiedad de las
semillas a empresas multinacionales como Monsanto, Dupont y Syngenta. Es
importante aclarar que estas semillas tienen un costo elevado.
¿Qué sucede si nuestro campesino no siembra semillas certificadas? Sencillo,
de acuerdo a la Ley son multados hasta por 10000 salarios mínimos o condenados
a cárcel de 4 a 8 años.
Decomisan y queman el cultivo como puede verse en el vídeo que les dejo
al final titulado “9.70”, que fue transmitido en un principio por la cadena
Telesur y luego fue liberado en Internet para ser visto de forma gratuita. En
éste también se nos cuenta de las nefastas consecuencias del TLC firmado entre
Estados Unidos y Colombia.
Doble moral del gobierno y del Ica
El gobierno nacional a través del Instituto Colombiano de Agricultura
(ICA), asegura que las “semillas certificadas” y modificadas genéticamente son
más resistentes a insectos y las plagas lo que garantiza que el campesino
obtenga ganancias. Desconociendo que el mismo ICA tuvo que sancionar por 515
millones de pesos a la Compañía Agrícola Colombiana (Coacol), representante de
la multinacional Monsanto.
La decisión la tomó la entidad, teniendo en cuenta que la semilla de
algodón genéticamente modificada (transgénica) ocasionó pérdidas a los
cultivadores durante la temporada de cultivo 2008/2009. Inicialmente, la
Confederación Colombiana del Algodón (Conalgodón) presentó la reclamación ante
el ICA por información errónea, engañosa e insuficiente con la que la empresa
publicitó la semilla de algodón, conocida técnicamente como DP 164 B2RF.
Según Luz Amparo Fonseca, presidente del gremio algodonero, la
publicidad hablaba de una resistencia de hasta el 97 por ciento de resistencia
del insumo al ataque de la plaga Spodóptera, por lo cual los agricultores casi
que ni la tuvieron en cuenta para hacer las labores de prevención y control de
la plaga, pues el insumo la daba por sí solo. "Sin embargo, las pérdidas
por esa plaga fueron inmensas, perjudicando a 2.400 agricultores que sembraron
7.000 hectáreas", anotó la dirigente gremial.
Una vez olvidado el escándalo del algodón, el gobierno colombiano y el
ICA, siguieron firmes aplicando la ley en contra de nuestros campesinos y a
favor de MONSATO, obligándolos a comprar las semillas modificadas genéticamente
a las que llaman “certificadas”.
Las semillas modificadas genéticamente son perjudícales para la salud
Para muchas personas esta afirmación es un mito o producto de gente
ignorante de los estudios genéticos, para estos “estudiosos y “conocedores del
tema” que aseguran que las semillas modificadas genéticamente, es lo mejor que
el ser humano ha realizado, les transcribo la entrevista realizada por “La
Vanguardia” al Dr. Gilles-Eric Séralini, experto en transgénicos de la Comisión
Europea.
Tengo 49 años. Nací en Argelia y vivo en Caen (Francia), donde soy
catedrático de Biología Molecular. Estoy casado y tengo dos hijos. Me preocupa
el medio ambiente y la salud a largo plazo, soy especialista en toxicidad de
variedades transgénicas y herbicidas. Soy cristiano.
¿Es usted un radical de lo natural?
En absoluto, pero mi profesión es la investigación en biología
molecular, cómo se hacen los organismos genéticamente modificados (OGM) y qué
efectos tienen en la salud cuando los ingerimos.
¿Y?
Sabemos que el cáncer, las enfermedades hormonales, metabólicas,
inmunitarias, nerviosas y reproductivas están relacionadas con los agentes
químicos que contienen.
¿Cuántos tipos de transgénicos hay?
Soja, maíz, algodón, colza y muchos otros. Las semillas llevan
incorporado el veneno para los insectos. Las de maíz y soja contienen Roundup,
el mayor herbicida del mundo.
¿Hay muchos alimentos que contengan soja o maíz?
Sí, todos los que contienen por ejemplo azúcar de maíz (sodas, bebidas
de cola, pastelería, salsas, bombones, caramelos, chocolate…). Y los animales
que nos comemos que han sido alimentados con maíz transgénico (pollo, vaca,
conejo, cerdo, leche, huevos…).
¿En qué dosis son peligrosos?
No lo sabemos, porque no se han hecho los test adecuados; sólo sabemos
que nos hacen daño a largo plazo. En general, impiden que los órganos y las
células funcionen bien.
Pero se han hecho test con ratas.
Sí, pero los resultados son confidenciales.
¡Pero qué dice!
Anormal, ¿verdad?… Hay que pedir a los gobiernos de Europa que hagan
públicos estos análisis; y, cuando lo hagan, muchos debates ya no tendrán
sentido porque serán evidentes los efectos de los OGM. Yo soy uno de los cuatro
expertos que han trabajado para la Unión Europea en el conflicto que se debate
en el marco de la Organización Mundial del Comercio entre Estados Unidos y
Europa para etiquetar los OGM.
¿Europa es reticente a los OGM?
La UE ha pedido los resultados de las pruebas a las compañías para
aceptar o no la comercialización de estos productos, pero las compañías dicen
que son confidenciales, cuando según la ley de la UE deberían ser públicos. Ya
hemos ganado algún juicio contra Monsanto demostrando los efectos nocivos de
los OGM que pudimos analizar.
Cuénteme.
Para saber si los OGM son tóxicos, se hacen los mismos test en todo el
planeta; se les da a las ratas dos dosis de maíz transgénico durante tres meses
y se les hacen dos análisis de sangre, a las cinco semanas y a los tres meses.
Los resultados fueron: aumento de grasa en sangre (del 20% al 40%), de azúcar
(10%), desajustes urinarios, problemas de riñones y de hígado, precisamente los
órganos de desintoxicación.
Suena fatal.
En España hay 100.000 hectáreas dedicadas al cultivo de maíz transgénico
(casi todo en Catalunya), es la puerta de entrada de los OGM a Europa.
Usted también ha realizado investigaciones recientemente.
Sí, sobre los efectos del Roundup (el mayor pesticida del mundo,
utilizado en tres cuartos de los transgénicos) en células humanas: directamente
las mata.
Eso es grave.
Los expertos pedimos dos años de test sobre animales en laboratorio, tal
como se hace con los medicamentos; pero entonces los OGM no son rentables. Hay
un gran combate político y económico sobre este tema, y hay que decírselo a la
gente: no nos permiten ver esos análisis de sangre ni conseguimos hacer el test
más allá de tres meses. Esto es un escándalo escondido por las grandes
compañías.
¿Tan poderosas son estas empresas que los gobiernos no puede detenerlas?
Es el mayor desafío financiero que jamás ha existido. Hay cuatro plantas
que alimentan al mundo a nivel intensivo: soja, maíz, arroz y trigo. Las
compañías registran patentes sobre las plantas de estos alimentos gracias a los
OGM. Quien tenga las patentes y cobre royaltis cada vez que alguien las coma o
cultive en el planeta será el rey del mundo; por eso las grandes empresas
farmacéuticas han empezado a hacer OGM.
Qué miedo.
Las ocho mayores compañías farmacéuticas son las ocho mayores compañías de
pesticidas y de OGM. Monsanto tiene el 80% de la biotecnología del mundo.
¿Y por qué lo permiten los gobiernos?
Hace quince años, todos los gobiernos de los países industrializados
apostaron en el desarrollo de la industria de la biotecnología, donde se ha
invertido mucho dinero público. Los gobiernos saben que hay problemas con los
OGM, pero si consiguen y publican los resultados de los análisis, resultará que
todo lo autorizado hasta el momento ha sido un error de graves consecuencias.
… Lo que hundiría cualquier gobierno.
Exacto. Aun así, jamás un OGM ha sido autorizado por los ministros de
Medio Ambiente de Europa.
Cultivos transgénicos en Colombia
Colombia cerró el año 2009 con un área de 35.700 hectáreas sembradas con
semillas genéticamente modificadas (transgénicas) en diez departamentos del
país, reportó la Asociación de Biotecnología Vegetal Agrícola (Agro-Bio),
encargada de la promoción de este insumo agrícola.
Además del maíz, el algodón, los claveles y las rosas azules, en la
actualidad tenemos sembrados nuestros campos con “semillas certificadas” de
papa, soya, yuca, caña, arroz y pasto. Sin hablar de las hormonas “Monsanto”
con los cuales se engorda el ganado, los cerdos y los pollos.
¿Monsanto o nuestros campesinos?
Nuestros agricultores se encuentran en la miseria por culpa de las
compañías que venden sus “semillas certificadas”, como la empresa Monsanto que
ha llevado a la miseria a miles de agricultores a nivel mundial. (Leer artículo
aquí).
Sin embargo, dentro del tratado de Libre Comercio “TLC”, firmado por
Colombia y Estados Unidos nuestros campesinos están obligados a la compra y
siembra de estas semillas, punto en el cual, el gobierno colombiano no está
dispuesto a negociar y por tal motivo, aseguran nuestros agricultores se
levantaron de la mesa de negociación. “Ellos prometen bajar los aranceles pero
nosotros tenemos que sembrar esas semillas que nos la venden bien caras”,
aseguró un campesino que protesta por su situación económica.
Estando de esta forma las cosas, los campesinos colombianos no solo
están luchando por sus derechos fundamentales, sino además de forma indirecta
también lo hacen por la salud de los colombianos a los que día a día alimentan
con su trabajo.
Por último les transcribo el artículo publicado el 2 de agosto del 2013
en RT.
"Los mitos que Monsanto quiere que creamos"
Los activistas no se rinden ante los gigantes transgénicos y, a pesar de
que poseen menos recursos, hacen lo posible para llamar la atención sobre el
problema de los organismos genéticamente modificados, conocidos también como
OGM.
Esta semana ha estado marcada por varias noticias relevantes en el campo
de los productos transgénicos. En Francia el Consejo de Estado anuló el decreto
que prohibía desde marzo de 2012 cultivar en territorio del país semillas de
maíz transgénico de la multinacional estadounidense Monsanto.
La polémica entre los partidarios y los opositores de este tipo de
productos no cesa ni en el espacio virtual. Así, esta semana un grupo de
empresas biotecnológicas, incluida Monsanto, creó un foro en línea para
combatir las crecientes críticas a las que son sometidas por parte de los
movimientos sociales que se oponen a los productos modificados genéticamente a
causa de sus efectos nocivos.
Daisy Luther, una activista y escritora independiente de EE.UU., ha
compilado en su sitio web la lista de los mitos más relevantes sobre los
transgénicos que "Monsanto quiere que creamos".
Mito 1: Nadie ha comprobado que los OGM sean nocivos para la salud
Los portavoces de Monsanto han afirmado muchas veces que es falso que se
haya demostrado que los organismos genéticamente modificados son perjudiciales
para la salud.
La realidad: Varios estudios realizados por expertos asocian las dietas
basadas en OGM a tumores grotescos, fallos de los órganos, lesiones gástricas,
daños hepáticos y renales, reacciones alérgicas severas e incluso con la muerte
prematura.
Mito 2: La tecnología empleada para obtener OGM es comparable a los
cruces tradicionales para mejorar la resistencia de los cultivos
"¿Quiere oír algo interesante? Es posible que todo lo que usted ha
comido durante toda la vida fuera genéticamente modificado. Y lo mismo se puede
decir de sus padres... y de sus abuelos. Durante más de 10.000 años los seres
humanos han criado selectivamente plantas y animales. Las vacas que usted ve en
los campos tienen poco parecido con los antiguos uros de los que descienden. Y
el maíz que usted come es la versión doméstica de una planta salvaje llamada
'teocinte'", dice la página oficial de Monsanto.
La realidad: "A diferencia de las semillas híbridas, las semillas
de los OGM no se crean con métodos naturales de baja tecnología. Las variedades
genéticamente modificadas de las semillas se obtienen en un laboratorio con
sofisticados métodos de alta tecnología como la manipulación genética. […] Por
ejemplo, Monsanto ha cruzado el material genético de una bacteria conocida como
'Bt' ('Bacilo thuringiensis') con el maíz. El objetivo era crear una planta
resistente a las plagas. Esto significa que cualquier parásito que intente
comer la planta de maíz morirá, ya que el pesticida forma parte de las células
de la planta", se explica en un artículo del portal The Food Renegade.
Mito 3: No hay diferencias nutritivas entre los OGM y los alimentos tradicionales
Las empresas de biotecnología insisten en que no hay ninguna diferencia
entre los nutrientes que contiene la comida genéticamente modificada y los de
los productos orgánicos
La realidad: Un informe publicado en el blog Moms Across America este
marzo indica que sí existen diferencias nutricionales entre el maíz transgénico
y el orgánico. El informe realizado por la compañía productora de maíz orgánico
De Dell, la única de este tipo en Canadá, mostró que no solo los valores
nutritivos son diferentes, sino que los niveles de elementos tóxicos también
varían.
Mito 4: Los OGM no dañan el medio ambiente
Las compañías transgénicas insisten en que el cultivo de organismos
genéticamente modificados no es más perjudicial para el medio ambiente que el cultivo
de productos orgánicos.
La realidad: Como ejemplo la autora del artículo cita la isla de
Molokai, en Hawái, donde la calidad del agua y del aire es deplorable por culpa
de una instalación para experimentos de Monsanto de casi 800 hectáreas ubicada
en esa zona.
Esta semana 'Süddeutsche Zeitung' ha publicado un artículo que describe
cómo los partidarios y exempleados de las compañías transgénicas han declarado
una 'ciberguerra' contra los ecoactivistas y los científicos independientes,
poniendo como ejemplo la multinacional Monsanto, cuyos empleados a veces
ocupaban altos cargos en el Gobierno de EE.UU. y varias instituciones
oficiales, y algunos de los cuales tienen estrechos vínculos con el estamento
militar e incluso la CIA.
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