Desde México
07/Diciembre/2013
Gobernantes Fallidos: Federación
Controla Guerrero y Michoacán
Rodrigo
Huerta Pegueros*
El estado
vecino de Michoacán no es la única entidad del país que tiene severos problemas
de gobernabilidad sino también existen otras entidades como son Guerrero,
Oaxaca y Chiapas, en donde la situación social y política se han deteriorado al
grado de que la federación (léase gobierno de la República) ha tenido que
intervenir directamente para evitar que la delincuencia siga avanzando, la
corrupción se multiplique, las instituciones dejen de funcionar y para que los
gobernadores y alcaldes no dejen de asumir sus funciones para lo que fueron
electos.
Lo que están
padeciendo hoy día los michoacanos no es diferente a lo que en esta entidad
guerrerense se ha y continúa padeciendo. Esto es, que la delincuencia común y
organizada se encuentra posesionada de territorios completos, en donde los
alcaldes son marioneta de los narcotraficantes, en donde la policía en lugar de
combatirlos son partícipes de estas bandas, en donde la inseguridad pública es
la constante, donde los secuestros están a la orden del día, las extorsiones
siguen sin ser frenadas, donde el pago de piso es casi una normalidad y donde
los ciudadanos han tenido que organizarse y armarse para defenderse y han constituido
no solo policías comunitarias sino organizaciones de autodefensa.
Pero no solo
en Michoacán los maestros hacen de las suyas ni son solo los normalistas los
que también se rebelan contra el gobierno sino una amplia porción de los
ciudadanos que solicitan que las instituciones de procurar e impartir justicia
funcionen, pues es ya larga la lista de personas que han sido ejecutadas,
líderes sociales asesinados y otros más amenazados y perseguidos y no se ha
logrado ningún resultado satisfactorio.
La corrupción,
la falta de transparencia y rendición de cuentas de las autoridades e
instituciones que manejan amplios recursos públicos es una praxis intolerante
que no ha logrado ser, no solo evitada, sino frenada, lo cual propicia que los
gobernantes sean moralmente incapaces de exigir a los ciudadanos que cumplan
con sus deberes cívicos, sociales, políticos y económicos.
Si en Michoacán
la federación ha tenido que intervenir para que el crimen organizado no se
apodere del gobierno, en Guerrero ha sucedido lo mismo y se ha evitado que se
salgan con la suya por la participación directa, no solo de la secretaría de
gobernación, de la defensa nacional, de la armada de México y de la policía
federal sino del propio presidente de la República, Enrique Peña Nieto, tal y
como lo ha dejado sentir en los últimos meses con motivo de la tragedia de las
tormentas que han azotado la región.
Pero también
no se nos debe olvidar que si también la federación ha tenido que intervenir en
Michoacán para frenar la proliferación de las policías comunitarias o los
grupos de autodefensa, lo mismo ha sucedido en Guerrero en donde los conflictos
en esta materia se le salieron de las manos al gobierno estatal y fue necesario
la intervención de la federación para que esto no se convirtiera en un problema
mayúsculo de inseguridad pública, social y política.
Lo mismo
podríamos decir del conflicto magisterial, el cual rebasó la capacidad del
gobernador del estado y tuvo que intervenir la secretaría de gobernación en
donde se firmaron acuerdos para que los maestros de la CETEG volvieran a clases
y el gobierno estatal tuvo que guardarse las amenazas que había proferido en
contra de los disidentes del magisterio.
Si en Michoacán
las cosas se salieron de control por algunos días, la intervención de la
federación impidió que esto escalara aún más y que todo volviera a una virtual
regularidad, lo cual prohijó que el gobernador Fausto Vallejo no fuese dimitido
de su labor por parte de los senadores de la República, tal y como en alguna
ocasión se llegó a proponer.
Esto también
se propuso en Guerrero por parte de los maestros disidentes, quienes
solicitaron la desaparición de poderes en la entidad ante la incapacidad del
gobernador Ángel Aguirre para atender y dar solución a sus demandas,
acompañadas de otras acusaciones que se le hicieron por cuestiones no solo de
nepotismo sino también de malos manejos de amplios recursos públicos federales
desviados.
Lo que estamos
viendo hoy día es una nueva imagen de gobernantes fallidos, quienes han
encausado a las entidades bajo su responsabilidad hacia un vacío de poder y que
se ha evitado gracias al control que ha asumido en varios renglones
institucionales por parte de la federación.
Luego
entonces, debemos tener en mente de que si el gobierno de Michoacán fuese
sujeto a un ejercicio de desaparición de poderes, esto podría abrir la puerta
para que se replicara en otras entidades, como Guerrero, donde la situación es
similar y en donde la escalada de la delincuencia organizada no ha llegado a
controlar la entidad gracias a la interferencia de la federación y no porque
los gobernantes hayan asumido una actitud valiente y de confrontación contra
los criminales.
Los
reflectores están hoy dirigidos hacia el estado de Michoacán. Mucho tiempo los
tuvimos en Guerrero donde las cosas no han mejorado, sino que han tenido, mas
bien, un intermedio por causa de las tormentas que resultaron no solo una
tragedia para los habitantes que perdieron no solo casas y otros bienes sino
que sufrieron de pérdidas de vidas humanas y que destapó la cloaca de la
corrupción gubernamental, particularmente en Acapulco, donde los afectados no
son mas que víctimas de las corruptelas de autoridades con empresas constructoras,
donde el dinero y el tráfico de influencias fueron suficientes para levantar
construcciones en zonas prohibidas y que afectaron severamente nuestro medios
ambiente y la ecología de la zona.
Si en
Michoacán hay severos problemas de gobernabilidad, en Guerrero no podemos echar
las campanas a vuelo pues estamos en similares o peores circunstancias, sin
olvidar que también los vecinos de Oaxaca y los paisanos de Chiapas pasan por
circunstancias similares y que si no fuese por la federación, quien sabe en qué
circunstancias operarían estos gobernantes fallidos.
Periodista/Analista
Político*
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