Desde México
07/Diciembre/2013
Un Año de Claroscuros del Presidente
E. Peña Nieto
Rodrigo
Huerta Pegueros*
El presidente
Enrique Peña Nieto inició su mandato hace ya casi un año con la firma de un
pacto por México en donde involucró a los principales líderes políticos del
país y particularmente de los partidos políticos, miembros del congreso de la
Unión y gobernadores del país con el fin de impulsar una serie de reformas que
pretenden—según el discurso—transformar a México en los ámbitos educativo, de
telecomunicaciones, hacendario, financiero, de transparencia, la político-electoral y la
energética.
Sorprendió la
vitalidad con lo que el nuevo gobierno inició sus trabajos, pero al paso de los
días, semanas y meses, las expectativas fueron bajando de tono y se iniciaron
una serie de confrontaciones entre los firmantes del pacto por México por
cuestiones de inequidad electoral—caso del PRI denunciado por el PAN en
Veracruz-y las movilizaciones en contra de la reforma educativa, la cual al
final fue aprobada en lo general pero con la salvedad de que su aplicación en
los hechos será difícil de lograr ante la oposición determinante de los
maestros integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la
Educación (CNTE), organización que todavía está rechazándola.
Sobre la
reforma en telecomunicaciones, los enterados han externado su inconformidad
porque esta está aprobada a medias y no es posible aplicarla. No se diga la ola
de confrontaciones que produjo la reforma hacendaria no solo entre los partidos
políticos sino entre comunidades enteradas que fueron afectadas con nuevos
impuestos o alzas en los mismos como fue el caso específico de las territorios
fronterizos.
Hace unos días
los legisladores federales aprobaron casi por unanimidad la reforma al
Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI) la cual abre las
posibilidades a que la ciudadanía solicite a cualquier sujeto que reciba dinero
del erario público (gobiernos) información al respecto a fin de transparentar
el uso y destino de los recursos públicos del Estado mexicano. Esta ha sido,
como lo han comentado, una de las reformas de mayor calado que han aprobado los
legisladores, con el único error de que entre los sujetos obligados a la
rendición de cuentas no se encuentren los grupos parlamentarios, lo cual ha
provocado una serie de cuestionamientos a los nada calificados diputados y
senadores del Congreso de la Unión.
Ahora en estos
días se ha iniciado ya un serio debate sobre la reforma político-electoral, la
cual tiene como fin el sancionar el abuso en el uso de dinero en las elecciones
lo cual daría como causal de nulidad de los comicios. Asimismo se pretende la
creación del Instituto Nacional de Elecciones, con facultades novedosas como el
de elegir a los consejeros estatales electorales a fin de evitar la
contaminación e intromisión de los gobernadores quienes se han apoderado actualmente de estos institutos.
También se
discute la permanencia o no de los tribunales electorales para ser asumidos por
el tribunal electoral de poder judicial de la federación.
La reelección
de diputados, senadores, alcaldes es otro de los debates que se están dando hoy
día en el congreso de la Unión sin que se haya llegado a ninguna conclusión.
Son entre otros los asuntos que se tienen en la agenda legislativa y que
deberán de aprobarse antes para pasar a debatir la reforma energética, por lo
cual el PAN ha elevado su costo frente al gobierno como es el caso de la
reelección inmediata de los diputados y senadores, lo cual han rechazado ya los
parlamentarios del PRI y el PRD pues consideran una indecencia del panismo al
proponer tal reforma.
Pero si bien
es cierto que los asuntos del pacto por México se centraron por meses en el
Congreso de la Unión, el gobierno de la República tenía que enfrentar la otra
realidad que es la social, la de justicia, seguridad pública y lo financiero y
económico, donde las cuentas le han salido hasta el momento muy mal y esto se
ha reflejado en el porcentaje de aceptación o aprobación ciudadana al primer
año de gestión del presidente Peña Nieto.
La mala
evaluación al primer año del presidente de la República tiene que ver con el
incumplimiento a las promesas de campaña en los temas de bajar índices de
violaciones a los derechos humanos por parte de elementos del estado mexicano,
la falta de resultados en las investigaciones a los miles de desaparecidos
durante el pasado sexenio, así como la aplicación de la tortura como forma de
investigación, el alza histórica en el número de secuestros en el año 2013—que
supera los 2 mil 400—cuando la cifra récord había sido de poco más de 1900.
Tanto la
organización internacional Human Right Watch (HRW) como el Observatorio
Nacional Ciudadano, han denunciado la falta de voluntad política del gobierno
federal para enfrentar la criminalidad y la inseguridad pública en el país, la
cual sigue siendo todo un lastre para el Estado mexicano.
Como si fuera
poco los señalamientos de estas dos organizaciones no gubernamentales sobre el
estado que guarda el país en cuestiones de seguridad pública y combate a la
criminalidad, el propio secretario de Hacienda, Luis Videgaray declaró apenas
este miércoles en el estado de Michoacán que lo que sucede en esta entidad es
una clara amenaza al Estado nacional y al propio estado de derecho.
El discurso
presidencial por un lado y el discurso de sus colaboradores por otro, son
diametralmente opuestos en la lógica de la comunicación gubernamental, pues los
mensajes son encontrados y lo que se provoca es solo más confusión e
incertidumbre entre la ciudadanía que ha esperado casi ya un año para ver si se
puede vislumbrar una luz al final del túnel, lo cual al parecer todavía
permanece en plena oscuridad.
El año de Peña
Nieto no agrada a la gente. Lo ha evaluado mal y casi lo reprueba. Solo algunas
instituciones internacionales le han dado el espaldarazo, aún y cuando en el
ámbito económico México está muy mal, pues el Producto Interno Bruto que se
había anunciado a principios de año que era del 3.4 por ciento ha bajado a
menos uno, lo cual habla de la errónea política económica que se ha diseñado
desde la Secretaría de Hacienda.
Por lo tanto,
en pocas palabras, si bien es cierto que las reformas anunciadas por el
presidente Peña en diciembre del 2012 le dieron un impulso a su popularidad, el
desempeño del gobierno en asuntos domésticos ha sido fatal y esto se ha
corroborado en las encuestas de opinión o entre politólogos, economistas y
organizaciones no gubernamentales, quienes han dado a conocer sus evaluaciones
que han sido de alguna forma coincidentes.
Dice el
presidente Peña Nieto que sus esperanzas de darle vuelta a la situación que
priva en el país será el resultado de las reformas propuestas al congreso de la
Unión, ya que ahí está sustentado el proyecto sexenal.
Lo cierto es
que ha pasado ya un año y solo le quedarán cinco para atender la demanda social
y hacer de México, como lo dijo en su discurso de toma de posesión, un país más
democrático y en pleno desarrollo.
Periodista/Analista
Político*
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