Desde
Brasil
20/Septiembre/2014
Instintos de la especie humana
Bruno Peron Loureiro
En
las líneas siguientes propongo dos interpretaciones sobre la especie humana:
- Desafío el estatus privilegiado que nos
diferencia de otras especies animales como seres dotados de inteligencia y
razón.
- Argumento que algunas actividades humanas nos
sitúan debajo de otros animales y caracterizan nuestro papel
colonizador-predador en la Tierra.
Antes
de desarrollar estas ideas, cuyo contenido es un tanto desafiante para una
especie que hace pocos siglos creyó ser la más importante al habitar el planeta
centro del universo, expongo la definición de animal que encontré en un
diccionario. De las tres acepciones dadas, parafraseo la primera que lo sitúa
como un ser vivo que tiene células múltiples, se alimenta de otros seres vivos,
tiene capacidad de movimiento y responde a estímulos. Hasta ese punto, en tal
definición caben una infinidad de criaturas, inclusive humanas.
Sin
embargo, mi cuestionamiento es respecto a la segunda acepción de animal de
acuerdo con ese diccionario, él lo define como un ser irracional y que, solo
por eso es distinto del Hombre.
De
acuerdo a esa línea que diferencia a los seres humanos de otros animales, de
hecho contamos con atributos más sofisticados (la razón) y más complejos (la
inteligencia) que ellos. ¡Cuántos ejemplos tenemos de la creación y
manipulación de técnicas para facilitar nuestra supervivencia! El desequilibrio
entre el uso del instinto y de la inteligencia es lo que da a la especie humana
un aire de superioridad en el reino de las cosas vivas de este planeta.
Mientras
tanto, hay que llevar la cuenta de que el instinto es también un tipo de
inteligencia por el cual los animales (incluyéndonos de acuerdo a mi argumento)
satisfacen sus necesidades de supervivencia. El ser humano posee resquicios de
esta inteligencia rudimentaria cuando sus pasiones, vicios y demás
inclinaciones prevalecen sobre sus virtudes.
De
este modo tenemos un clima de animalización del ser humano y de humanización de
otros animales, si nos tornamos como parámetro de comparación. Esto significa
que nuestro instinto de preservación nos hace ver con lujuria, envidiar y matar
seres de la misma especie cuando no hay impedimentos normativos (las leyes, la
moral, las costumbres); frecuentemente la razón se deja de lado para que los
humanos sacien sus apetitos carnales.
En
otro lugar menciono que la organización laboral de las abejas y las hormigas
nos da ejemplos que nuestro orgullo nos impide observar, mientras los perros
muchas veces son de hecho "el mejor amigo del hombre" debido a su
compañía y fidelidad.
Estamos
así debajo de otros animales en el uso de la inteligencia instintiva. Por lo
tanto no somos una especie privilegiada, aunque tengamos uso de la razón.
La
segunda interpretación que quiero proponer sobre la especie humana es de que
hemos ejercido un papel colonizador-predador en la Tierra. Y hay los que ya
están estudiando la posibilidad de vivir en estaciones espaciales, en la Luna y
en Marte.
Junto
a la pretensión de la superioridad humana sobre los otros animales, existe
también un frenético deseo de control, expansión y exploración. La historia de
la Humanidad tiene ejemplos de imperios expansivos, de diásporas y migraciones
entre continentes y de construcción de estaciones científicas en el Polo Norte
y en la Antártida.
El
ser humano es sediento de territorio (de allí el origen de la globalización a
través de las conquistas más allá del mar), aunque no pueda estar de cuerpo
presente en todos los lugares que conquista. Es notable sin embargo que hayamos
esclavizado a otras especies para saciar nuestras necesidades, y hemos
construido abundancias que ponen al planeta en riesgo de extinción.
Está
siempre con nosotros la decisión sobre si queremos mejorar nuestra inteligencia
o diseminar en el lodo de la Tierra los elementos de nuestros instintos
rudimentarios.
http://www.brunoperon.com.br
Publicación Barómetro 08-05-14
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