Desde
Venezuela
20/Septiembre/2014
La barbarie nos domina
Los intereses de las corporaciones y la
destrucción del planeta
Miguel Guaglianone
Más
allá de los necesarios análisis socio-políticos (tanto de coyuntura como
generales) que nos ayudan a comprender nuestro complejo mundo actual, es
necesario no perder de vista que la gran crisis que podamos detectar en éstas
áreas, es solo una de las facetas de la crisis general que atraviesa nuestra
contemporánea Civilización Occidental.
Tanto
la forma como está estructurado el sistema de poder que conduce hoy los destinos de la humanidad, como sus
intereses particulares, están dejando como saldo nefasto -con consecuencias a
muy largo plazo- lo que se ha llamado la crisis ecológica.
El
sistema industrial de producción capitalista, universalizado y globalizado,
deja con sus acciones y en forma totalmente impune un "efecto
colateral" de agotamiento de recursos no renovables, de contaminación
ambiental y de alteraciones en el ecosistema, de consecuencias graves para todo
el planeta.
A la fecha está bastante claro que:
Nuestra
civilización industrial viene produciendo desde hace casi dos siglos como
subproducto del uso de maquinarias y factorías, contaminación industrial. A esa
contaminación producida directamente por el proceso de producción (hollín,
ácidos, CO2 y otros elementos física y químicamente agresivos) se ha ido
agregando progresivamente la acumulación de desechos no biodegradables (no
posibles de reabsorber por la naturaleza) resultado de un sistema productivo
basado en el consumo creciente de bienes y servicios desechables, que se van
acumulando en lugares concretos del planeta (los inmensos bolsones de plástico
en el Océano Pacífico por ejemplo).
La
expansión de la especie humana, sobre todo en el último siglo y medio, ha
incrementado notablemente la extinción de muchas especies vivas. Sin tomar como
primer ejemplo la depredación de los mares, o la destrucción sistemática de
hábitats naturales provocada por la expansión urbana, en los últimos tiempos la
proliferación de los organismos modificados genéticamente (los transgénicos) ha
acelerado notablemente la desaparición de especies vegetales y animales.
La
producción industrial incontrolada genera directamente el progresivo
agotamiento de los recursos no renovables (y finitos) del planeta. Además, se
está haciendo evidente que el sistema económico imperante produce también la
escasez de recursos mucho más vitales, como los alimentos y el agua. Ya el
hambre constituye un sistema global de devastación crónica. Las cifras de la
FAO son terribles cuando hablan de la muerte diaria de niños en el planeta por
hambre. La falta de agua potable para abastecer las necesidades de la humanidad
es la otra espada de Damocles que está pendiente sobre nuestras cabezas.
Sin
embargo, estas verdades evidentes no son parte de las realidades consideradas
por el sistema-mundo para su funcionamiento. La loca carrera de la producción
industrial se mantiene, enviando sistemáticamente a la atmósfera millones de
toneladas de gases contaminantes generadores del "efecto invernadero"
que está provocando un aumento de la temperatura global del planeta de efectos
a mediano y largo plazo que pueden ser devastadores.
Aquí
podemos apreciar hasta que punto, el control de los grandes medios de
comunicación sirve de eficaz herramienta para mantener la dominación mundial,
controlando la "opinión pública" global.
Los
hechos ecológicos que enunciamos están científicamente probados, por
experimentación científica seria que demuestra la validez de las señales de
alarma.
Sin
embargo la realidad política es que alrededor de cuatrocientos grupos
corporativos, controlan el 80% del capital mundial, y son quienes realmente
detentan el poder mundial (ocultos tras la fachada de los gobiernos de los estados-nación).
A estos grupos corporativos sólo les interesa su lucro inmediato. Tomar medidas
para intentar contrarrestar los efectos del sistema industrial afectaría
directamente sus ganancias a corto plazo. Entonces no solamente no están
dispuestos a permitir que el problema se enfrente, sino que ponen en juego sus
inmensos recursos para lograrlo. Así por ejemplo, publicitan masivamente a
través de las cadenas mediáticas corporativas, opiniones de los científicos que
son sus empleados (y que dependen de ellos para su sustento) que descalifican o
desvían la atención de aquellos estudios que muestran los graves peligros
ecológicos (el efecto invernadero, el derretimiento de los hielos de ambos
polos terrestres, la contaminación y sus efectos en la salud humana, las
impredecibles consecuencias del uso de los transgénicos, etc.). Un paradigma de
ello es la página web de Monsanto, la mayor corporación contaminante y
productora de transgénicos del mundo, que allí aparece como adalid de "la
salud del planeta".
Las
grandes corporaciones producen así un "ruido comunicacional" que
mantiene a las grandes masas de población en la imposibilidad de tomar
conciencia de la gravedad de los hechos. Igualmente presionan sobre los
gobiernos (sobre todo los centrales, como EE.UU. y China, los mayores
contaminadores del planeta) para que no tomen ningún tipo de decisión política
al respecto.
Mantener
el status quo, aunque sea suicida para toda la humanidad, es la actitud de los
grandes poderes fácticos que controlan hoy nuestro mundo. En un recorrido de
autodestrucción (que siempre nos recuerda a los lemmings, esos animalitos
nórdicos que todos los años se suicidan en masa arrojándose al mar) los siete
mil millones de seres humanos que habitamos el planeta nos vemos empujados hacia
un futuro que parece no tener salida.
El fracking
La
última innovación en este sistema alucinante, es el intento de masificar la
extracción de hidrocarburos a través de la técnica del "fracking"
(fractura). El progresivo agotamiento, sobre todo en los EE.UU. y Arabia Saudí
de los pozos tradicionales está llevando (a las corporaciones y al gobierno)
hacia la utilización masiva de esta nueva forma de extracción. Inevitablemente,
las necesidades inmediatas hacen que se pongan en juego acciones de consecuencias
imprevisibles.
La
extracción normal de los hidrocarburos consiste en perforar y llevar a la
superficie los "bolsones" creados por la naturaleza, que generalmente
son líquidos, gaseosos o en algunos casos (como parte de nuestra Franja
Petrolífera del Orinoco) en forma de bitúmenes oleosos. El vacío que deja la
extracción, generalmente se compensa con las presiones normales de las capas
geológicas, ya que se extraen materiales "blandos" o fluidos.
En
el caso del fracking, la técnica consiste en perforar lateralmente, y a partir
de inmensas cantidades de agua a alta presión, fracturar las rocas donde se
encuentran fusionados los hidrocarburos.
No se tienen en cuenta en absoluto para aplicarlo, que efectos producirá
sobre la solidez de los terrenos más superficiales la desaparición brusca de
estamentos completos de roca sólida y por supuesto tampoco se tiene en cuenta
el uso de las inmensas cantidades de agua (líquido vital y cada vez más escaso
en el planeta) que esta técnica derrocha sin limitaciones. Por supuesto que
tampoco se menciona que los subproductos tóxicos de la técnica (benceno,
metano, etc.) quedan libres en los estratos geológicos y contaminan acuíferos y
ríos subterráneos con susbstancias altamente cancerígenas
Frente
a la crisis de Ucrania y la posible presión de Rusia sobre la Unión Europea,
por la dependencia que ella tiene del petróleo y el gas rusos, el propio
presidente Obama viajó al viejo continente y ofreció sustituir los
abastecimientos de hidrocarburos de Moscú por los de EE.UU. que por supuesto
serían extraídos por fracking, dando de esa manera un espaldarazo final a la
universalización de esta técnica (primero en los EE.UU. y luego en el resto del
mundo).
No
sólo tenemos entonces los métodos tradicionales de contaminar y devastar al
planeta, sino que la capacidad "creativa" del sistema está siempre
sorprendiéndonos con la implantación de tecnologías y acciones que aportan
siempre más a la destrucción de nuestro entorno.
La
única manera que tenemos de enfrentar estos hechos consumados, es profundizar
la denuncia a través de las redes de comunicación alternativa, y participar,
apoyar y alentar a los movimientos sociales que se enfrentan a la situación.
miguelguaglianone@gmail.com
Publicación
Barómetro 19-05-14
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