Desde EEUU
11/Enero/2015
Bastiones de la Cubanía ante el
“smart power” de Obama
Por: Ernesto Wong Maestre
Después de violar por cinco décadas y media los principios y normas del
derecho internacional público, con el férreo bloqueo económico, comercial y
financiero impuesto por diez gobiernos delincuentes de Estados Unidos contra el
pueblo cubano, sin haber podido vencerlo, doblegarlo o subordinarlo, el actual
gobernante estadounidense Barack Obama ha decidido emprender una nueva
estrategia de relacionamiento con el gobierno revolucionario y socialista de
Cuba que ha asumido el reto. Esa dinámica alcanzó su máxima expresión este
miércoles 17 de diciembre en horas del mediodía cuando desde la Casa Blanca en
Washington y desde el Palacio de la Revolución en La Habana sendas alocuciones
del más alto nivel político, cautivaron la atención mundial, desde las cumbres
bolivianas hasta las estepas siberianas.
La sorpresa para la gran mayoría de los millones de habitantes que se
asombraron del anuncio del “restablecimiento de las relaciones diplomáticas
entre Cuba y Estados Unidos” es resultado directo de la asimetría y
desequilibrio histórico entre el caudal de mentiras que las transnacionales
imperiales de las noticias y las informaciones han vertido sobre Cuba y la difusión modesta, pero creciente, de la
“verdad verdadera”, como nos decía el Comandante Supremo Hugo Chávez, que la
Isla de la Libertad logró mostrar sistemáticamente, aunque con reducidos
recursos, por todo el mundo, junto a millones de amistades y cientos de
movimientos sociales, en los últimos veinticinco años, practicando la
solidaridad internacional mutua y mostrando por diferentes vías la realidad
concreta de la sociedad cubana y sus posiciones de principios inclaudicables.
A pesar de la asimetría y del desequilibrio mediático, del vigente bloqueo
anticubano, y de las presiones de las fuerzas ultraderechistas estadounidenses
partidarias del “poder duro” en política exterior, la voluntad política de las
fuerzas progresistas mundiales se impusieron parcialmente en la larga batalla,
y todas apreciaron el retroceso y reacomodo imperial ante la resistencia y
avance de Cuba y de sus aliados estratégicos, como Venezuela, China, Rusia, los
hermanos del ALBA, y los aliados del Caricom, de los africanos de la SADC y de
otras lejanas tierras.
A partir de 2015 Cuba se seguirá enfrentando también a otras y diversas
operaciones generadas por el “smart power” o “poder inteligente” de Obama con
el cual continúa desconociendo el derecho del pueblo cubano a la autodeterminación
y pretende seguir inmiscuyéndose en los asuntos internos cubanos, ahora
“diplomáticamente” desde la Isla, como él mismo lo expresó el pasado 17 de
diciembre cuando trató de justificar su decisión de reestablecer las relaciones
diplomáticas con el gobierno cubano. Solo le faltó decir públicamente que para
introducirse abiertamente en Cuba debió liberar a los tres Héroes cubanos a
quienes debió haberle pedido perdón por haberles hecho pasar prisión sin haber
cometido los delitos imputados en juicios amañados y corruptos, donde las
propias autoridades del ejecutivo estadounidense expresaron que ninguno de los
Cinco cometieron espionaje ni causaron daños a esa Nación.
Esas cinco décadas de prepotencia imperial, de sabotajes, terrorismo y
asesinatos contra el pueblo cubano; de bloqueo que le ha costado a Cuba un
millón de millones de dólares, y los más de medio millar de intentos de
magnicidio contra el máximo líder cubano, son ahora objeto del olvido de las
transnacionales de la noticia y tratados de minimizar en la campaña diseñada
por el equipo del “smart power” para alcanzar sus renovados objetivos
contrarrevolucionarios desde Cuba, sobre todo en esta época de pérdida
acelerada de la hegemonía estadounidense y de condiciones económicas inapropiadas
para aplicar unilateralmente “el poder duro”..
La fortaleza con que Cuba arriba a la incipiente normalización de las relaciones con EEUU
tiene su gran base en esa cubanía, síntesis de la cultura cubana revolucionaria
y socialista, rescatada y fortalecida por la Revolución, la cual ha sido el
componente principal del bastión defensivo para vencer a ese Complejo
Militar-Financiero-Comunicacional imperial.
La cubanía junto a la extraordinaria inteligencia del pueblo, han sido y
serán escudos y lanzas de la revolución
socialista, en la “Llave del Golfo” como antaño se le decía a Cuba. Sin dudas,
esa posición de alto significado geopolítico, tanto para Cuba como para Estados
Unidos lo es también para Rusia y para China, para Brasil y para México, para el
resto de las Antillas Mayores y Menores, en fin, para todo aquel actor
interesado en que Cuba siga siendo la independiente “Cubita la Bella”, soberana
y libre como la logró convertir el Comandante en Jefe Fidel.
Los tres maravillosos atributos de la cubanía en el campo de la política:
la unidad integral pueblo-gobierno, la solidaridad internacionalista y los
principios justos, constituyen lo esencial de ese bastión inexpugnable para que
“el monstruo revuelto y brutal” no caiga –como alertó José Martí- con esa
fuerza más, sobre el resto de las naciones hermanas de América Latina y el
Caribe.
wongmaestre@gmail.com
Publicación Barómetro
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