Desde México
29/Octubre/2012
Reconstruir Acapulco, Difícil Reto
Para Walton
Rodrigo
Huerta Pegueros*
En los dos días que
lleva como alcalde de Acapulco, Luis Walton Aburto ha empezado a conocer las
‘tripas’ del monstruo llamado
Ayuntamiento y ha iniciado su tarea con la visita a la corporación que mayor
atención debe ponerle si es que quiere en realidad gobernar con paz y
tranquilidad y pueda moverse a su antojo sin los sobresaltos que produce la
presencia de criminales o capos de las drogas que operan a sus anchas en este
territorio y que siguen afectando la imagen turística de esta ciudad con sus
diarias ejecuciones y desplantes que hacen cotidianamente aún y con la
presencia de la policía federal y los elementos del ejército y la marina que
también realizan constantes operativos en diversas regiones del municipio.
La realidad es
bastante cruda y sobre todo preocupante ya que el alcalde no podrá hacer nada
que se pueda aplaudir porque primero debe conocer a fondo cómo se encuentran
las finanzas, con cuántos recursos humanos y materiales cuenta, cuáles son las
posibilidades que tiene para endeudarse y hasta que montos, sobre todo cuando
existe un desfalco de más de mil millones de pesos según los ediles y quienes
conocen desde hace tiempo los malos manejos en que incurrieron las anteriores
autoridades y quienes deberán ser llamados a aclararlo todo.
Walton Aburto ha
conocido de viva voz y en persona la situación que guarda la Secretaría de
Seguridad y Protección Civil, la cual está imposibilitada para atender las
mínimas responsabilidades que tiene encomendada, como son la prevención del
delito, el tránsito de vehículos y la protección para los habitantes que viven
en situaciones de fragilidad frente a fenómenos naturales que en estas épocas
se presentan con frecuencia y con bastante rudeza.
Solo en esta corporación
es necesario invertir mucho dinero para la compra de equipos de comunicación,
reparar semáforos, poner en funcionamiento las cámaras de seguridad, entregar
equipo y uniforme a los policías y tránsito, sin hablar de los sueldos y
reparaciones u obras que con urgencia se requieren.
También tiene
frente así la urgente depuración de los cuerpos policiacos a fin de que cumplan
con la normatividad federal y que responda puntualmente al exhorto que le hizo
durante su toma de posesión el gobernador, Ángel Aguirre Rivero, pues como se
recordará, el secretario de seguridad del municipio—quien por cierto fue
ratificado—denunció que el crimen organizado había infiltrado la corporación,
la cual, según dice, ha ido depurando poco a poco.
Esperemos que esta
depuración llegue a su fin y que la federación pueda acreditar a todos los
policías y tránsito a fin de que la ciudadanía pueda tener confianza en estos
servidores públicos.
No es pues menor el
trabajo del alcalde, pero sobre todo no será menor el esfuerzo que haga para
que sus colaboradores se pongan a trabajar al mismo ritmo y particularmente
deberá realizar doble esfuerzo para que sus pares, los ediles, responsan de la
misma manera ya que deben saber que reconstruir Acapulco no será nada fácil y
se necesitará de la contribución de todos los ediles, los funcionarios y los
trabajadores burócratas o de confianza, pues el tiempo es el mayor enemigo del bienestar
y desarrollo de cualquier pueblo.
Sabía y lo sabía
bien el alcalde Walton que se iba a enfrentar a verdaderos retos que nunca
había enfrentado, pero eso seguramente le templará para poder demostrarle a
propios y extraños que sabe no solo administrar sino gobernar que es muy
distinto.
Por lo pronto, no
han dejado de insistir algunos grupos sociales de la necesidad de que se
atiendan sus demandas, mas sin embargo, tendrán que esperar unos días mas
mientras todo queda debidamente analizado y se procede en consecuencia.
No debe de olvidar
el alcalde las promesas y compromisos que contrajo con la población, quien le
depositó su voto para que las llevara a cabo y que no le temblara la mano para
condenar a quienes desde el ejercicio del servicio público no solo agredieron a
la población sino que le quitaron la posibilidad de vivir mejor, de tener un
nivel de bienestar al que todo ser humano aspira y por lo mismo, a estos
malandrines de la política y del gobierno se les deberá encausar por la vía
legal, sea penal o civil o ambas, para que paguen por los daños causados a la
población y al erario público.
Dos días es menos
que un suspiro, pero sabemos ya quiénes serán los que trabajarán con el alcalde
y sabremos pronto de que están hechos y si en realidad responden a las
expectativas o no de la población y los diferentes grupos sociales, pues si
sucede lo contrario, puntualmente debemos señalarlo y advertirle al alcalde
para que no continúen en el puesto, haciendo daño al municipio al que han
protestado servir.
Periodista/Analista
Político*
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