ENTREVISTA A LA DIRA. DEL CENTRO NACIONAL DE ARTESANÍA - DOyMG


Desde Venezuela
23/Marzo/2013


Entrevista a la directora del Centro Nacional de Artesanía
No hay revolución si no hay revolución cultural
Diego Olivera y Miguel Guaglianone

Vamos a pedirte en primer término que hagas una breve presentación, nos describas tu cargo y la institución a la cual perteneces

Mi nombre es Aracelis García, estoy presidiendo el Centro Nacional de Artesanía que está naciendo dentro de lo que es todavía la estructura jurídica de la Red de Arte, una fundación de ya siete años y que nació como una experiencia novedosa en el país, porque no existía una red de tiendas que se encargase de la comercialización de los productos de bienes culturales y las artes populares. Durante el tiempo que ha durado, la Red de Arte ha sido un proyecto exitoso. Sin embargo, la coyuntura de la Revolución te exige ir hacia nuevos estadios del proceso. En este caso el nuevo estadio es conformar una institución que genere las políticas públicas para todo el sector artesanal, con mucha más coherencia y que comprenda además otras áreas como la formación, la investigación, la distribución de los bienes culturales y sobre todo la visibilización de la Artesanía. Todo un espectro de funciones que no existían como competencias de la Red de Arte. Y vamos a desarrollarlas junto al sujeto para el cual están destinadas las políticas públicas, en este caso los propios artesanos. Esta no es una tarea fácil, aunque tampoco es una tarea imposible. La revolución no es nunca tarea fácil, las revoluciones, más que difíciles, son procesos altamente complejos, sobre todo la nuestra que es una revolución pacífica, Ustedes saben que no existe en el mundo un proceso parecido a la Revolución Bolivariana. Aquí hemos ensayado cambios ideloógico-políticos que logramos llevar adelante en paz, por eso la mirada del mundo está puesta en Venezuela. Y nosotros queremos direccionar todo lo que es la política pública hacia la dinámica de la construcción del Socialismo del Siglo XXI, con la participación –creo que es importante recalcarlo–de aquellos productores que durante años se han desarrollado en estas áreas un poco aislados, porque nadie se ha preocupado por las investigaciones que están realizando.

En ese marco, ¿cómo piensan elevar el nivel organizativo de unos artesanos que pueden tener distintas opiniones y distintos niveles de conciencia? ¿Es posible generar una coherencia que permita la unificación de esfuerzos de lo que parecen ser múltiples puntos de vista y de hacer las cosas, y sí es así, como planean hacerlo?

Es cierto que la artesanía tiene en Caracas y en general en las grandes ciudades como Valencia, Maracaibo, Porlamar, unas características diferentes a las del resto del país donde se practica sobre todo la artesanía tradicional. En las ciudades vas a encontrar a ese artesano que trabaja en piezas pequeñas, que hace cosas como el trabajo en cuero, bisuterías, etc., piezas que si bien es cierto son parte del componente cultural, también es cierto que están permeadas por todo aquello hemos adoptado, visiones exógenas a nuestra cultura. Sin embargo nosotros vamos realmente hacia el rescate de nuestras propias tradiciones en materia de artesanía y el rescate de aquellos maestros artesanos que se han visto hasta ahora en la necesidad de realizar sus prácticas casi en solitario. Cuando tú me preguntas si es fácil agrupar a todos los artesanos, la verdad no lo es, tenemos ya varios años construyendo esta Revolución, y ninguno de sus procesos ha sido fácil. Tenemos que lograr crear la unidad en la diversidad, respetando las diferencias de todos los compañeros, respetando las diferencias de cada una de las especialidades, pero manteniendo un propósito. Creo que lo más importante es lograr que ese propósito sea lo más colectivo posible, que la generación de políticas públicas se logre en conjunto. Creo que allí es donde va a haber un éxito,

Hay grandes problemas de la artesanía que tranversalizan a todas las especialidades. Por ejemplo el tema de las materias primas, el tema de la organización para la producción, los temas de la investigación y la formación y de la comercialización de las piezas artesanales, estos son asuntos del interés tanto del artesano urbano de las grandes ciudades, como del artesano tradicional de los distintos nichos en todo el país. Atendiendo estas necesidades que son comunes a todo el sector, es que creo que están las vías para ir poniéndonos de acuerdo. Tenemos además que lograr una metodología de participación que permita que todos estén allí construyendo ese propósito.

En el tema de la dificultad del proceso y las cosas a corregir, muchas veces notamos el desfasaje que se produce entre la concepción de lo que el presidente Chávez define como la democracia participativa y protagónica y lo que a veces lamentablemente nuestros funcionarios interpretan, intentando imponer criterios desde arriba, cuando el proceso debe iniciarse desde abajo. Para este desafío, ¿cómo tienen planteado comenzar con el proceso de inclusión Con un proyecto piloto, desde todas las regiones a la vez?

Durante todo el 2011 el Ministerio para la Cultura estuvo ensayando con una instancia llamada Comisión Coordinadora de Políticas Artesanales, la posibilidad y los vínculos para reunirse con artesanos y otras instituciones para la construcción de una política pública del sector artesanal.  Esta comisión, ha trabajado con muchas dificultades, ya que en un año no se construye en forma participativa una política pública. Posiblemente si se hubiera encargado a unos técnicos pudieran crear una política en muy corto tiempo, pero no se trata de eso, el tema de la construcción colectiva requiere de tiempo, y como decía el maestro Simón Rodríguez, ensayando y errando. Esta dialéctica que implica estar en un proceso revolucionario nos ha dado el criterio de que no existen proyectos cerrados, hay por supuesto un marco, el de generar una política de fomento, promoción, divulgación, investigación de las artesanías en Venezuela, pero los logros se prueban en forma abierta.

Dentro de lo estratégico para este año, queremos plantearnos la recuperación de por lo menos tres grandes ferias artesanales en el país que en su momento le dieron un entorno de visibilización a nuestra artesanía. .El principal ejemplo es la Feria de Tintorero, que como ustedes saben está ubicada en un Estado cuyo gobierno está en manos de una persona adversa al avance de la Revolución. Sin embargo el pueblo de Lara y sus artesanos son sumamente combativos. Estamos trabajando este año para acompañar a los compañeros de Lara a recuperar la Feria de Tintorero, que ha temido su impacto a nivel internacional desde el momento en que se montó. Ha venido decayendo porque si bien existe una zona ferial donde se exhibe artesanía, existen en las afueras del pueblo, propiciadas por el gobernador, zonas de eventos que sirven como desviadores de la atención, grandes shows que no dicen nada de lo que somos como pueblo, que banalizan lo que era una gran potencialidad de la feria original. Creemos que el tema de las ferias es fundamental para los artesanos, ellas son un contacto directo con la gente, donde no solamente se vende, sino que se hacen demostraciones del oficio. Allí no solo tienen la oportunidad de hablar y mostrar sus piezas sino lo que ellos mismos son. Las ferias más que de comercialización, son entonces un proceso de encuentro entre los artesanos (que son pueblo) y el resto del pueblo. Queremos además preparar una gran Feria de Navidad, ya sea en Caracas o en otro lugar del país que decidamos junto con los artesanos. Para esta feria quisiéramos invitar a otro país a participar, y darle entonces un carácter binacional. Sería la Feria Nacional de Artesanía, la más importante del país e internacional, que se realizó durante muchos años por cuenta de la Dirección Nacional de Artesanía que fuera fundada durante el período del extinto CONAC. Queremos entonces recuperar esas ferias que tuvieron éxito.

Otro tema que queremos dinamizar este año es el de formación, fundamental para cualquier proceso cultural. La cultura debe estar hermanada con la educación. Queremos lanzar para el mes de abril un Seminario Nacional que va a tener como locación a varias universidades del país, para que los artesanos conversen acerca de las situaciones de su área con gente que ha venido trabajando en el proceso de investigación, hasta llegar a plantear inclusive un Plan Nacional de Educación para la Artesanía. Intentaremos también un proceso educativo internacional con Cuba y Ecuador, que es el diseño de un Diplomado, con locación en Venezuela pero que pudiera trasladarse también a estos otros dos países,

El otro tema que creo importante mencionar son los proyectos de investigación con el Ministerio de Ciencia y Tecnología, con el objetivo de impulsar la protección de las piezas artesanales, para manejar el tema del cuidado, la preservación y la protección de nuestra producción. Estamos allí también en la investigación respecto a la curagua, que es una de nuestras fibras naturales blandas con la cual se elaboran chinchorros, hamacas, bolsos, etc. Hay un bosque muy importante de curagua en el Estado Monagas que ha venido disminuyendo, precisamente porque no se está preservando. Entonces queremos trabajar en el tema ambiental de protección y procesamiento de la curagua. Los chinchorros de curagua son Patrimonio de la Humanidad según la UNESCO.

Queremos además hacer otro trabajo que tiene que ver con la organización de la producción artesanal, si bien producimos artesanía en el país, no existe en ese rubro una organicidad, no tenemos respuestas ante eventos internacionales e importantes como los nuevos mercados del MERCOSUR. Recientemente fui a unas mesas de trabajo que se armaron en la Cancillería para ir considerando los procesos de negociación para el MERCOSUR y se quiere que la artesanía esté presente. Pero, ¿cómo damos nosotros respuesta por ejemplo, a un pedido de 5.000 o 10.000 hamacas si no tenemos organizada la producción? Podemos dar respuesta, pero con una producción organizada, cosa que implica por ejemplo, el suministro de materias primas a los artesanos. Allí queremos ir hacia la constitución de proveedurías nacionales, regionalmente, para poder abastecer a los productores de una forma segura, En principio planificamos convenios con Bolivia, con Ecuador, con Brasil que son grandes productores de hilos para abastecer a nuestros artesanos. Esto no iría en detrimento de la posibilidad de siembra de algodón en el país, ni de otras formas artesanales de obtener la materia prima, como por ejemplo la esquila de los ovejos para obtener el hilo. Tenemos, mientras trabajamos en la construcción de un marco autosustentable, que ir proporcionando la materia prima para que la producción no se detenga.

Y la otra área muy importante es la organización política del sistema artesanal. La construcción de un sistema que respete la voluntad política de los propios artesanos.  Es una obligación profundísima de nosotros como funcionarios revolucionarios, estimular la generación de procesos políticos organizativos aguas abajo, de las organizaciones populares. Esto no pasa si la gente no despierta la conciencia, difícilmente nosotros pudiéramos estar elaborando políticas públicas eficientes si esto no se diera, solo serían un pañito de agua caliente. Cuando tú quieres ir a la profundización, a la verdadera aplicación de estas políticas para que tengan un carácter liberador, es necesario que los receptores de esas políticas alcancen un nivel de conciencia que les permita defender lo que somos como pueblo. Así como hay grandes maestros artesanos en el país que han sido receptores y han ido transmitiendo esa información cultural nuestra, existen también artesanos de buena factura y buen acabado, pero que copian diseños exógenos que no son nuestros. Esa es una lucha que tenemos que dar, con dulzura, con amor pero con mucha fuerza revolucionaria. Lo que no puede ser es que nuestros artesanos se conviertan en copiadores. Cuando realizas una artesanía, estás utilizando técnicas propias, y debes utilizar también diseños propios, y para eso estás utilizando memoria histórica, una memoria histórica que no queremos que se pierda y para lo cual debemos facilitar procesos para despertar las conciencias a nivel político.

En el fondo entonces están enfrentando el proceso característico del neoliberalismo de la mercaderización de los hechos culturales, que los convierte en mercancías y vuelve a los artesanos en este caso, en meros maquiladores.

Efectivamente, hay una forma del neocapitalismo de camuflajearse, vendiendo culturalmente un proceso que no nos pertenece, haciendo creer al creador que ese proceso es bueno, hasta llegar a convencerlos que es lo correcto. Cuando se construye por ejemplo, siguiendo todas las técnicas y los procesos que definen un producto artesanal, una manta con un Winnie Pu, que nos expliquen cómo llegamos allí a ese proceso de transculturización que no le deja nada bueno al pueblo y lo aleja de sus propios valores. Ese proceso que no permite que se transmita culturalmente lo que sabemos de generación en generación, lo que nos ha permitido hacer resistencia y que nos permite hoy emprender una Revolución bajo nuestras propias guías. Cuando se lanza la Revolución Bolivariana, el Presidente Chávez la lanza con nuestros creadores, con Simón Rodríguez, con Zamora. Vamos entonces hacia la búsqueda de esos creadores artesanales que han construido este proceso durante muchos años y que han permitido que hoy día podamos seguir disfrutando de sus piezas en los mercados nacionales e internacionales.

Indudablemente hay un vínculo indisoluble entre la revolución y el cambio de conciencia y evidentemente ustedes están haciendo mucho en ese aspecto, ya que para poder dar el salto en la construcción de esta nueva sociedad es necesario que el pueblo logre llegar a la etapa de entender la cultura como parte integral del proceso revolucionario.

No hay revolución sin revolución cultural. Nosotros quisiéramos que durante esta gestión la artesanía se convierta en un problema de Estado, ya que la cultura debe tener ese carácter. Los pueblos que se han despojado de su cultura desaparecen. Lo que nos está pasando hoy a nivel cultural no es casualidad ni culpa de nadie, hemos sido el producto de la aplicación de un sistema que no nos pertenece. Estamos en la búsqueda y en la conquista de nuestra propia forma de hacer las cosas. Esto genera profundas contradicciones a nivel interno, inclusive dentro de los propios revolucionarios, de gente que tiene resistencia al cambio porque cree que lo que aprendió es lo correcto. Como el ejemplo de ese revolucionario que llega a una playa y es capaz de dejar toda la basura allí, él no está contribuyendo a la construcción de la revolución. Todo revolucionario que se precie debe hacer transformaciones de su propio sujeto y reconocer las equivocaciones en el camino.

Creo finalmente que el ministro Pedro Calzadilla está haciendo grandes avances en todo esto. Uno lo ve tranquilo, sin utilizar un discurso altisonante, pero ha generado aguas adentro del propio ministerio unos cambios que pueden dar el resultado de que la cultura se aproxime al proceso político desde sus propios objetivos revolucionarios, como debió haber sido siempre en este proceso.

diegojolivera@gmail.com
miguelguaglianone@gmail.com

                                                                                                 Publicación Barómetro  04-03-13
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