Desde México
07/Diciembre/2013
Alcalde y Cabildo sin Autoridad: Imposición
en Acapulco
Rodrigo
Huerta Pegueros*
En política,
la forma es fondo y por lo tanto, lo que hemos presenciado en los últimos días,
es que el gobierno del estado, o mejor dicho, el jefe del ejecutivo estatal, ha
asumido una actitud a todas luces antidemocrática y de una soberbia descomunal,
pues no solo se ha atrevido a amenazar a los alcaldes de Guerrero con
destituirlos si es que de alguna forma apoyaban a los grupos de autodefensa
existentes en sus territorios, sino que, días después se atrevió a designar a
quien debe ser el futuro secretario de seguridad pública en el municipio de
Acapulco, sin haberlo acordado previamente con el jefe de las instituciones
municipales, haciendo a un lado los procedimientos que por ley deben aplicarse
para que un funcionario de este nivel pueda tomar posesión del cargo.
Por lo que se
refiere al primer caso, o sea, de las amenazas a los ediles que comulguen o
protejan a las autodefensas populares en sus municipios, nada ha pasado hasta
ahora, pues ningún presidente municipal ha salido a defenderlos o declararles
su apoyo.
Pero en el
segundo caso, esto es, de la designación del secretario de seguridad pública en
el municipio de Acapulco, el asunto ha salido a la luz pública y se ha
informado ampliamente de los acuerdos a que se llegaron entre el gobernador del
estado, el comisionado nacional de la policía federal para designar a dicho
funcionario, quien además, arrastra consigo una biografía nada cómoda, sobre
todo, para los normalistas de la entidad, quienes están a unos días de
conmemorar el asesinato de dos de sus compañeros el pasado 12 de Diciembre del
2011, evento en el que al parecer tuvo una participación destacada el sujeto
propuesto para encabezar la lucha contra el crimen organizado y la depuración
policial en este municipio turístico.
El alcalde de
Acapulco, sin inmutarse, ofreció detalles de la forma como actuaron tanto el
gobernador como el comisionado nacional de la policía federal, no tomándolo en
cuenta ni solicitando su participación en la discusión de la estrategia que se
aplicará en el municipio de Acapulco en materia de seguridad pública.
Esto lleva a
pensar que el gobernador del estado no tiene confianza en el alcalde de
Acapulco o el comisionado nacional de la policía federal no quiere que el edil
conozca las atribuciones que tendrá el nuevo funcionario de seguridad pública.
Sea lo que
sea, o hayan tratado lo que trataron, el caso es de que el alcalde de Acapulco
al parecer ha sido nulificado en sus atribuciones y solo lo utilizarán para que
sea el conducto ante el cabildo porteño para que este acuerde dar su veredicto
a favor del funcionario previamente designado por el ejecutivo estatal y el
comisionado federal. Esto es pocas palabras se trata ni mas ni menos que de una
imposición a la vieja escuela del priato que parecía haber sido sepultado una vez
que se inauguró en México la transición a la democracia.
Lo peor del
caso es que ni el alcalde de Acapulco ni ninguno de los regidores
pertenecientes a los diferentes partidos políticos que están representados en
el cabildo, han alzado la voz para demandar, antes que nada, que se respete la
ley, que se le de el lugar que se merece el cabildo porteño y quien lo
encabeza. Esto no ha sucedido así y tal
parece que de consumarse esta imposición, los miembros del Ayuntamiento estarán
ante la presencia de un funcionario que no tendrá la necesidad de responder
ningún cuestionamiento ni de darles cuentas de lo que haga o deje de hacer.
El
Ayuntamiento de Acapulco quedará tocado. El alcalde será un ariete del gobierno
estatal y de la federación en materia de seguridad pública. El cabildo dejará
de ser el lugar deliberativo para los asuntos importantes y trascendentes del
municipio y los ciudadanos quedarán aún más débiles ante la criminalidad común
y organizada.
Al parecer el
gobernador Ángel Aguirre Rivero le tomó la palabra (literal) al alcalde Luis
Walton Aburto, cuando en días pasados declaró que no podía dar seguridad
pública los ciudadanos acapulqueños. Fue entonces cuando la federación, quien
había impuesto al actual secretario de seguridad pública municipal, volvió a
proponer un nuevo elemento con una nueva estrategia para frenar los índices de
violencia e inseguridad que en las últimas semanas se incrementaron en este
territorio.
Lo cierto de
todo esto es que el gobierno estatal se extralimitó en sus funciones y el
alcalde de Acapulco dejó que le pasaran por encima y le faltaran al respecto incluido
al cabildo en pleno. Acapulco bajo la batuta del gobierno federal con la
complicidad del gobierno estatal y la nulidad del alcalde.
Lo peor del caso
es que ni pío puede decir el alcalde al gobernador tras haber solicitado
recursos económicos para librar los gastos de administración del mes de
Diciembre. No hay que olvidar que en política nada es gratuito, todo se paga y
a veces a costos mucho muy altos y graves que trastocan la dignidad de los
individuos.
Periodista/Analista
Político*
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