GENTE PELIGROSA, DISIDENCIA Y CONSTRUCCIÓN PUBLICITARIA DE LA REALIDAD - RAC

25/Abril/2014
Agencia Internacional


Gente peligrosa, disidencia y construcción publicitaria de la realidad
                                                                 Raúl Antón Cuadrado

Ramón Ignacio Correa García con Imagen y Control social escribe un libro que se le sale la fortaleza por los cuatro costados -¿Cuáles serán los cuatro costados de un libro?- Después de leerlo, sólo te queda esconderte debajo de la almohada o ir a las barricadas. (Él es consciente de esto, claro…)

Ante ese deseo de los amos del mundo por programar nuestras vidas haciendo invisibles y cotidianas las ideologías, a los ciudadanos y ciudadanas de este mundo solo nos quedan dos opciones totalmente opuestas. O bien nos quedamos en el rinconcito que la sociedad nos tiene asignado y hacemos claudicar nuestra conciencia crítica ante las excelencias de las regalías neoliberales, y así recibir todas las descargas que la doctrina del shock haya previsto […] O bien, nos convertimos en algo así, lo más parecido a una gente peligrosa… Pg.192

Aunque, como Ramón Ignacio es una persona preocupada por la interpretación de estas palabras por mentes acostumbradas a los llamamientos acríticos, absolutos y cuasiteológicos (nos los hacen todos los días los equipos de fútbol y los partidos políticos, imposible sustraerse), a renglón seguido aclara que la gente peligrosa no lleva bates de beisbol, sino que es aquella que “se cuestione y se haga preguntas sobre la oficialidad de la información lo que ponen en cuarentena la política general de la verdad y posiciona en una militancia disidente activa.”. Se necesitan mirones: “La mirada supone una reflexión crítica sobre lo que se ve” (Pg. 193)

Hay que ver para creer. “Las imágenes generan emociones y estas, a su vez, significados” (Pg 22). Pero las imágenes ya no son la realidad.

Imagen y control social, con un trozo de portada de Ravage

–ni, como aclararía Vattimo podemos acaso hablar de ella como ‘LA’ en este momento posmoderno en el que la historia no es única-. Las historias se construyen publicitariamente. Se nos presentan “objetos de consumo no como solución de carencias funcionales, sino como respuesta a los interrogantes más transcendentales, lo que hacen referencia a la felicidad, el amor, al sentido de la vida.” (pg.41) La publicidad es “la esencia misma del sistema, que deja de ser una economía de demanda y pasa a ser una economía de la oferta” (Pág 74). Al final ¿En qué nos afecta? “Teniendo en cuenta la capacidad de los medios de masas de convertir en gratificantes los modelos que presenta […] de la sociedad mediática provienen muchos de los modelos humanos que acabamos interiorizando como positivos.” (Pg 39).

La mitad de lo que tenemos en la cabeza ha sido puesto ahí por alguna trasnacional interesada en que compremos su producto, “Hemos vuelto, sin remedio, al mito de la caverna platónico. Las imágenes actúan como auténticas fantasmagorías delante de nuestros ojos que dan pábulo y crédito a imposturas ideológicas” (Pág 212).

Y de todo lo anterior ejemplos sobran en el libro. Repasa las visiones religiosas, las relaciones de poder y, o, de género, la economía del desastre “una oportunidad de hacer dinero fácil, de acumular riqueza financiera a costa de las desgracias y el sufrimiento de otros seres humanos” (Pág 191)… y como guinda, una cantidad extraordinaria de fotos paradigmáticas de lo que Ramón Ignacio nos dice. Tanto que no se sabe si el texto es el pie de las fotos o a la inversa.

Recomendable. Muy recomendable. Una bofetada de realidad para los que eligen la píldora que te lleva fuera de Matrix… La pregunta es ¿Preferimos vivir en Matrix o perpetuamente luchando contra un enemigo demasiado poderoso y narcótico? La publicidad es el nuevo opio del pueblo.


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