Desde Estados Unidos
Fecha: 22/Febrero/2015
La dialécticas político comunicacional
Las constantes agresiones contra
Venezuela
Por Ernesto Wong Maestre
Como todos los domingos, en la mañana del pasado 18 de enero nos
preocupamos por reflexionar junto a José Vicente Rangel y su entrevistado,
sobre todo quienes hemos estado dispuestos y ocupados en transformar la
sociedad y el Estado como proyecto de vida, desde que tenemos “uso de razón”,
en cualquier lugar en que hemos estado viviendo, realizándonos como ciudadanos
de la Patria Grande. Doy gracias por ello a mis estudiantes de la Maestría con
quienes también reflexiono acerca de estas ideas, como diálogo necesario más no
suficiente para alcanzar ese desideratum socialista.
El primer contraste
De la entrevista de esta mañana a Eleazar Díaz Rangel surgieron varias
reflexiones, como por ejemplo, acerca del contraste entre la inquietud de “qué
debe hacer el Presidente” y el hecho real del rechazo social muy mayoritario de
no aceptar la violencia propuesta por quienes se abrogan el derecho a hablar
por la oposición contrarrevolucionaria. Es un contraste que obliga a la
reflexión de los presupuestos de la inquietud o interrogante pues ella
presupone búsqueda de alternativas a lo que se está decidiendo desde las altas
esferas del gobierno, lo cual significa reconocer que hay cierta ignorancia en
los mandos respecto a qué hacer, lo cual no creo, sino más bien creo que la
problemática se centra en cómo hacerlo y en mucho menor grado de por qué
hacerlo.
Del cómo hacer el socialismo en las condiciones venezolanas solo los
venezolanos y venezolanas podrán responderlo en cada etapa consolidada del
proceso. De cómo parar un golpe de Estado, de cómo enfrentar el sabotaje de la
industria petrolera, de cómo construir la propiedad socialista en medio del
capitalismo no hegemónico pero influyente, o de cómo vencer en la guerra
económica que impone la burguesía, ya se viene comprendiendo y exponiendo en
diversos foros en el proceso Bolivariano y que servirá de experiencias a otros
procesos en otras partes del mundo.
En ese sentido fue muy atinado Díaz Rangel en recordar el estado actual de
la opinión pública venezolana respecto a
rechazar la vía de la violencia. Por ello considero que en el abanico de
alternativas expuestas de cómo podría expresarse eso en una futura elección
habría que partir precisamente de ese rechazo generalizado a la violencia y de
su concepción genética, es decir, de cómo se originó y fue desarrollándose en
los últimos quince años, con lo cual se podría reconocer el salto cualitativo
que ha dado la formación y cierta consolidación de la conciencia social
bolivariana. Y de allí podríamos
preguntarnos, por ejemplo, ¿la forma de concebir las tareas y desarrollarlas
–por ejemplo en nuestro PSUV- ha sido correspondiente con el salto cualitativo
de la conciencia social bolivariana alcanzado durante las casi veinte victorias
electorales?.
La triada de valores
Debe recordarse cuando Bolívar expuso en el famoso Congreso de Angostura
que el ciudadano fundador de República debía ser virtuoso, patriota valiente y
talentoso. Allí no le estaba hablando a las tropas iniciales que convocó para
lanzar la guerra de independencia, no, allí se estaba dirigiendo ya –después de varios años de formación
patriótica- a los representantes del Pueblo y a la ciudadanía misma, penetrados
ambos por los intereses precapitalistas y capitalistas de la época. Bolívar fue
dialéctico por esencia porque fue un permanente estudioso de la realidad
concreta, de lo contrario no hubiera llegado a ser el Libertador de América. A
eso nos sigue convocando Bolívar y así lo interpretó magistralmente el
Comandante Supremo Hugo Chávez quien nos formó en esa dirección estratégica.
Así lo ha reconocido el Presidente Nicolás Maduro y todos debemos cooperar por
hacer realidad las virtudes, el patriotismo y la inteligencia que nos demanda
“el sentido del momento histórico” actual.
Es decir, la construcción del socialismo bolivariano se hace cada día de
forma más consciente, lo que significa que se ha ido desarrollando más el
pensamiento crítico que exhibió el Comandante Supremo Hugo Chávez. Hay más críticas porque hay más conciencia y
hay más libertad de expresión, esa es la realidad. Pero la crítica –dada su masividad-
debe saber canalizarse con mayor efectividad y eficiencia, aún mejor que en
otros procesos donde los medios de comunicación de la contrarrevolución están
disminuidos al mínimo. Y esos canales pasan por las organizaciones y
movimientos sociales que deben hacer más vida colectiva de debate, de
planeación de acciones unitarias, de elevar sistemáticamente las reflexiones
críticas y recibir respuestas oportunas, firmes e inteligentes. Por algo
Bolívar tenía al talento al nivel de las virtudes y del patriotismo valiente.
Eran y son las tres aristas esenciales del liderazgo bolivariano ejercido desde
la cumbre hasta en el barrio, y desde los Andes hasta en la Amazonía, portando
un tipo de discurso transformador socialista estructurado según la práctica
discursiva social de los fundadores de las Repúblicas y con el contenido que
demanda cada momento y situación histórico-concreta, donde lo local se
interrelaciona con lo nacional e internacional.
Destruir la trampa contrarrevolucionaria
Si se acepta la anterior conclusión y de que hay una política
comunicacional pero falta su aplicación más efectiva, estamos obligados a
reconocer la necesidad de no caer en la trampa ideológica de la
contrarrevolución (“la crisis es producto del socialismo” o “resultado de la
mala gestión del Gobierno”), lanzada con sus declaraciones, artículos de
opinión de sus pseudointelectuales y por la vía inductivista del twitter contra
el pensamiento racional dialéctico que nos exigió tener Chávez (muy difícil de
exponer en 140 caracteres). ¿Cómo asumir ese reto tramposo siendo herederos de
Bolívar y Chávez?¿cómo debe aplicarse la política comunicacional y qué
requisitos mínimos deben reunir los ejecutores de la política comunicacional
para que sea efectiva?. Son interrogantes sobre las cuales los bolivarianos
podrían hacer buenos aportes.
Si alguna filosofía exigió el bolivariano Comandante Supremo tener en esta
etapa de tránsito del capitalismo al socialismo fue la Filosofía de la Praxis
que es esencialmente dialéctica como lo es la propia realidad concreta. Todo
está en transformación y por ser un sistema social altamente complejo, las
transformaciones son de varias direcciones: antagónicas, no antagónicas y
complementarias. De los saltos cualitativos en el sistema social tenemos como
evidencias, no solo ese nivel más elevado de la conciencia social, sino la
propia correlación de fuerzas políticas y económicas que se ha ido configurando
a favor del ideal bolivariano socialista y en la cual los acuerdos, convenios y
conversaciones internacionales tienen alta significación estratégica, quiéralo
o no la contrarrevolución antibolivariana.
¿Cuál es el consenso contrarrevolucionario que guía a la oposición
respecto a la meta del año?: tratar por todos los medios que la población
electoral se comporte negativamente hacia el Gobierno Bolivariano y elija a
candidatos ajenos al Gran Polo Patriótico quienes serán los encargados de
promover el golpe de Estado desde el Parlamento.
Para lograr ese consenso contrarrevolucionario, sabiendo que los futuros
candidatos de los partidos del GPP (PSUV, PCV, UPV, PPT, Podemos, Tupamaro,
Redes, MEP, entre otros) están comprometidos con el Pueblo, los cabecillas
antibolivarianos estiman tácticamente que se debe achacar los problemas de
abastecimiento (creados por ellos mismos), no a esa conducta especulativa,
acaparadora y contrabandista capitalista, sino a la “corrupción” y a “la mala
gestión” gubernamental. Por ello, con el ánimo de ser veraz no deberíamos ser
ingenuos, lo que exige mucha creatividad e investigación documental para ser
profundamente veraz y revelar a diario que la burguesía parasitaria trabaja en
las dos vías: una, engañar falseando la realidad para ocupar el discurso
bolivariano en rebatir la mentira restando tiempo a los argumentos profundos
basados en los logros, y la otra, actuar con todas sus fuerzas y recursos
boicoteando, a como dé lugar, la gestión bolivariana.
¿Qué hace la directiva contrarrevolucionaria para lograr su estrategia
intermedia?: 1) Alejar y distanciar al imaginario popular de las evidencias muy
palpables y contundentes que el Gobierno Bolivariano ha venido mostrando en
cuanto a especulación, contrabando y acaparamiento, para lo cual encarga a su
red de diversos medios comunicativos nacionales y extranjeros, a ignorar o
falsear diariamente la realidad. ¿Por qué pueden hacerlo impunemente sin ser
sancionados por la ley ni presionados moralmente por las contra campañas
mediáticas?. Y 2) Lograr a través de sus
redes activas desde dentro de las instituciones públicas y usando a aduladores,
de mentalidad “pequeño burguesa” o ilusionados precapitalistas e ignorantes
políticos crónicos, que la “corrupción” y la “mala gestión” tomen forma real y
dejen de ser esa “realidad virtual” de la que José Vicente nos habló desde hace
cinco o seis años atrás. Hacer algo antagónico o cruzarse de brazos ante lo que
propone Maduro es contrarrevolucionario en esta “guerra perpetua” en curso
lanzada contra Venezuela.
Soluciones y retos
En ese sentido, las ideas de Díaz Rangel de tener “una política
comunicacional” es una verdad a todas voces, y también lo es lograr tener
cuadros dirigentes inteligentes y comprometidos que cumplan con lo acordado por
el Presidente y su equipo de gobierno. Ambas ideas son lógicas y han sido
debatidas –estoy seguro- en el seno de la alta dirección política con
expresiones en la propia realidad de los últimos veinte meses. Si bien son
lógicas, estás también deberían ser complementarias y en ningún caso debe
pensarse en prelación o subordinación pues son interdependientes, aún cuando la
comunicación es el proceso social transversal más significativo en el proceso,
de ahí las competencias del liderazgo de Chávez y las capacidades que logró
desarrollar en el Bloque Histórico bolivariano en medio de las complejas
circunstancias políticas, económicas y jurídicas.
Lo que ocurre, tal y como lo avizoró el líder de la Revolución Cubana,
Fidel Castro, en el discurso del Estadio Nacional de Chile en 1972, meses antes
del criminal golpe de Estado contra Salvador Allende, es que la burguesía
también ha “aprendido la lección” con las experiencias y ha generado nuevas
estrategias intermedias y nuevas tácticas en su camino hacia la retoma del
poder político. Incluso, en Chile, Fidel afirmó que la burguesía había
aprendido más rápido que el pueblo. Y ello fue así porque el proceso chileno
revolucionario llevaba apenas dos años de iniciado pero en Venezuela la
burguesía se ha enfrentado electoralmente al pueblo en casi dos decenas de
ocasiones y en todas el pueblo consciente les dio una lección patriótica,
incluso cuando las reformas constitucionales propuestas en el 2007, ganadas
después en 2009 por el pueblo al ser esas centradas y más coherentes con el
pensamiento estratégico de Chávez.
Recientemente, en la andanada violenta lanzada tras bambalinas por la
burguesía, en lo que se conoce como “las guarimbas”, esa oligarquía fue
derrotada ejemplarmente por todo un pueblo pacífico pero armado.
¿Por qué presuponer ahora, linealmente, que debido a las largas colas
habrá un comportamiento electoral antagónico si cuando el sabotaje petrolero,
existiendo menos dinero en la familia, teniendo en ciernes la formación
político-ideológica y careciendo de apoyos externos, el pueblo supo elevarse en
dignidad y dar su aprobación contundente al incipiente bolivarianismo como
doctrina cívico-militar?.
Hay que reconocer de ahí que, si bien el pueblo supo deslindar muy
claramente en que en el sabotaje estaba la causa de la crisis, también la
burguesía ha aprendido a no vociferar ni vanagloriarse directamente de su
acción ilegal o anticonstitucional, como lo hicieron sus voceros Carlos Ortega
y la camarilla de Fedecámaras hace una década atrás, algo que los jóvenes de
hoy deben conocer y que debe estar concebido en la aplicación de la política
comunicacional.
Hoy, los actuales voceros como Miguel E. Otero, Antonio Ledesma, Corina
Machado y Henrique Capriles, cabezas de clanes proimperiales, esconden sus
intenciones detrás de frases y llamados dirigidos a golpear las creencias, no
los hechos evidentes y logros populares del bolivarianismo que prefieren
generalmente ignorar. Por ello es que al aplicar las políticas comunicacionales
debe saber reforzarse las creencias en la Revolución y en los líderes. Y debe
hacerse no repitiendo o llenando el discurso (político, periodístico,
académico) con lo que dicen esos antipatriotas, ni imponiendo ideas, como lo
hacen desde la oposición que no tienen la razón ni la verdad, sino hacerse con
razonamientos profundos, bien meditados en sus enlaces y entrecruzados con los
valores y principios heredados de Chávez como síntesis del pensamiento
bolivariano.
El imperio saca sus conclusiones
Pero también el imperialismo yanqui ha aprendido de las lecciones, no sólo
de América Latina, sino de todos los países donde intervienen, donde se
entrometen en los asuntos internos o donde bombardean violando los derechos
humanos. Las últimas manifestaciones de ese intervencionismo fueron el estilo
público y trasfondo imperial de Obama al: 1) Comenzar a “normalizar” las
relaciones diplomáticas con Cuba (tema tratado por quien escribe este artículo
en “Bastiones de la Cubanía ante el smart power de Obama”; 2) Aprobar una Ley
contra el Gobierno soberano de Venezuela y 3) Continuar con las campañas
publicitarias contra los dirigentes chavistas, como hacen ahora contra el
Presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello. El análisis profundo nos
conduce a reconocer que tales acciones tienen el mismo fin: tratar de poner fin
al régimen socialista en construcción.
Esa Ley y campaña contra Venezuela, expresión de la visión actual de las
fuerzas reaccionarias crecientes del Pentágono en el Gobierno, podría ser
resultado de la exigencia que el sector guerrerista de EEUU le hace a los otros
sectores o lobbys para dar su aprobación a cambio de otras decisiones en las
cuales necesita la aprobación presidencial como es el caso de Afganistán o Irak
donde el sector guerreristas del Complejo Militar-Financiero-Comunicacional
saca cuantiosas ganancias.
Tal norma de nivel congresional encaja perfectamente en la táctica del
"enjambre social" a crear en coyunturas preinvasivas. Apoyado en esa
Ley, el CMFC de EEUU pretende ejercer presión para que las fuerzas de defensa
venezolanas se abstengan de disolver a cualquier "enjambre" que
pudieran lograr crear sus agentes infiltrados, que cuentan con apoyo satelital
e Internet y este enjambre desencadene muertes, luego usadas como motivos en
ONU para “detener los crímenes”, y finalmente logre su objetivo de tumbar al
gobierno o de crear esa incipiente guerra civil que justifique una invasión
imperial para “detener los sangrientos hechos del régimen” como ocurrió en
Yugoslavia o Libia.
La ley encaja perfectamente en el modelo de estudio expuesto recientemente
en el II Foro A Dónde va el Mundo de Hoy, en Parque Central, con la ponencia
sobre “La dominación de la OTAN sobre Libia”. Contra ese país africano se usó,
entre otros tipos de herramientas, la
técnica del “enjambre social” ligada a la hiperconectividad por internet y el
uso de los satélites para intervenir las emisoras nacionales y enviar programas
subversivos a manera preparatoria de una invasión y para localizar focos de
resistencia, o de crear “una zona de
exclusión aérea” para luego bombardear ciudades y poblados.
Como conclusión puede afirmarse que en donde hay verdaderas revoluciones
las leyes imperiales extraterritoriales no aterrorizan a nadie porque está el
pueblo en el poder y con “cojones”, tal y como dijo nuestro Chávez en aquella
millonaria concentración popular, o como exclamó Fidel y el pueblo cubano
centenares de veces frente al Imperio recordando al insigne General cubano con
sangre venezolana, Antonio Maceo: ¡Quien intente apoderarse de nuestra tierra,
recogerá el polvo de su suelo abnegado en sangre, si no perece en la
contienda!.
wongmaestre@gmail.com
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