Desde México
27/Enero/2013
Drogas: La doble
Moral de Washington, Despenalización o Legalización
Rodrigo Huerta
Pegueros
La marihuana es
científicamente la droga menos dañina para el ser humano y sus efectos no
causan adicción y en cambio han descubierto muchas propiedades de tipo
medicinal lo que ha propiciado que en una veintena de estados de la unión
americana haya sido legalizado su uso, mientras que recientemente otras
entidades han logrado vencer la prohibición para ser utilizada como medio
recreativo y paradójicamente el último triunfo se obtuvo nada menos que en la
capital norteamericana: Washington D.C. Frente a esta realidad
incontrovertible, los gobiernos de Estados Unidos y sus legisladores locales y
federales, tendrán que abrirse, mas temprano que tarde, al debate sobre su
legalización en toda la unión o quizás pretendan mantener su doble careta moral
que en la actualidad ya no representa un fardo pesado en el ánimo de los
habitantes de la mitad de los 50 estados donde esta droga es casi de uso común.
Mientras eso pasa en el vecino
del norte, en este país, donde el cultivo de la marihuana ha sido una tradición
y se ha consumido desde los tiempos antiguos, el uso de la droga sigue siendo
criminalizada en su uso, cuando esto debería ser mas bien combatida desde la
raíz misma, o sea, en la siembra, producción, trasiego y comercialización y
dejar que el consumo desaparezca en función del éxito en el combate a la cosecha
y venta. Esta no es ni por asomo una política pública del gobierno, pues en
ello se entrecruzan una serie de intereses que tienen que ver con el poder y
sobre todo con el dinero que esta industria representa.
Muchos años antes de que el
nobel de economía norteamericano y padre de los míticos Chicagos Boys, Milton
Friedman, se pronunciara a favor de la legalización de las drogas (todas) a
nivel global, los gobiernos republicanos de los presidentes Richard Nixon y
Ronald Reagan, no solo implementaron programas para criminalizar su uso sino
que aplicaron en forma ascendente en sus presupuestos gastos millonarios para
contener y disuadir la producción y comercialización, lo cual a casi más de 30
años de esas decisiones se comprueban sus fracasos, pues tal y como lo dijo
Friedman, no se puede luchar contra economías poderosas como la creada por el
crimen organizado y que representan poco más de 300 mil millones de dólares
anuales (cifras de la década pasada).
No podemos dejar de reproducir
en este artículo una de las misivas mas importantes e históricas que jamás un
premio novel de economía había escrito y enviado al gobierno norteamericano en
donde deja claramente evidenciado que nunca se podrá derrotar a los
narcotraficantes y mucho menos extirpar el consumo arraigado que se tiene en la
unión americana.
Lo mas destacable sin duda es
la radiografía que hace Friedman sobre el diagnóstico que se tiene sobre los
efectos del uso y comercialización de las drogas—blandas y duras— persiste en
la idea de que lo mejor que le pudiera pasar a los norteamericanos (en
particular) es legalizar el consumo y seguir combatiendo las acciones
criminales que los capos de las drogas cometen. Lo que leerán enseguida es
quizá uno de los escritos mas lúcidos que sobre el tema produjo Friedman, a
quien se consideró desde los años ochentas del siglo próximo pasado como el
tutor ideológico de los tecnócratas mexicanos del PRI, PAN y PRD.
La misiva envidada en el año
de 1989 al entonces zar antidrogas de EU, William Benett, en el contexto de lo
que llamó ‘’guerra fallida contra las drogas’’, Milton Friedman le señala:
“El camino que usted propone de más policías, más cárceles, el empleo
de las fuerzas armadas en países extranjeros, penas más duras para los usuarios
de drogas, y una completa gama de medidas represivas, pueden convertir una
situación mala en una peor. La guerra contra las drogas no puede ganarse con
esas tácticas sin desconocer la libertad humana y las libertades individuales
que usted y yo veneramos.
“Usted no está equivocado en creer que las drogas son una maldición que
está devastando a nuestra sociedad. Usted no está equivocado en creer que las
drogas están destruyendo el tejido social, arruinando la vida de muchos jóvenes
e imponiendo un pesado costo a los más desfavorecidos de nuestra sociedad.
Usted no se equivoca en creer que la mayoría del público comparte sus
preocupaciones. En pocas palabras, usted no está equivocado en el fin que trata
de lograr.
“Su error está en no reconocer que precisamente las medidas que favorece
son la principal causa de los pecados que deplora. Por supuesto que la demanda
es el problema, pero no sólo la demanda, sino la demanda que opera a través de
la represión y de canales ilegales. La ilegalidad da lugar a obscenas
utilidades que financian tácticas homicidas de los jefes de la droga; la
ilegalidad conduce a la corrupción de funcionarios encargados de aplicar la
ley; la ilegalidad monopoliza los esfuerzos de los funcionarios honestos de
manera que no cuentan con recursos para combatir crímenes más simples como el
robo, el hurto y los asaltos.
“Las drogas son una tragedia para los adictos. Pero criminalizar su uso
o consumo convierte esa estrategia en un desastre para la sociedad, para los
usuarios y los no usuarios… Si las drogas hubieran sido descriminalizadas hace
17 años, el crack nunca hubiera sido inventado (lo fue porque el alto costo de
las drogas ilícitas volvieron rentable una droga menos costosa) y hoy
tendríamos menos adictos. Las vidas de cientos de miles de víctimas inocentes se
hubieran salvado y no sólo en EU. Los barrios pobres (guetos) de nuestras
principales ciudades no serían tierra de nadie, infectada por el crimen y las
drogas. Menos personas estarían en las cárceles y menos cárceles habría habido
que construir’’.
Si este reconocido economista
hubiese escrito esta misiva hoy, sería de actualidad el reclamo y los cambios
que deberían realizar en su lucha contra las drogas los gobiernos de
Norteamérica, México y demás países latinoamericanos que producen, trafican,
consumen y tienen que lidiar diariamente en combates mortales contra los
sicarios y capos de las drogas.
Por supuesto que no es lo
mismo el consumo de marihuana que el de la cocaína, la morfina o demás drogas
de tipo sintéticas o alucinantes creadas en laboratorios de la unión americana
y después esparcidos a otras latitudes de la tierra. Sin embargo, la propuesta
de Friedman es quizá la mas acabada y con sus matices, la más utilizada para
que los gobiernos vean la imposibilidad que tienen para erradicar no solo la
producción sino el consumo, pues el dinero que se produce en la veta de
estupefacientes es mucho mayor a la posibilidad de cualquier gobierno por
mantener a los cuerpos de seguridad fuera de complicidades.
Ya no se puede voltear para
otro lado o hacerse de oídos sordos respecto a la forma como los
norteamericanos han logrado despenalizar el uso de la marihuana ya sea por la
vía del uso como material para mejorar la salud o simplemente como un medio
recreativo, pues como decía un cómico conductor de noticias, lo que hace dañina
a la marihuana es que ‘’da, provoca mucha risa’’. Ahora toca asumir su nuevo
rol ante los nuevos roles de los ecinos del norte al actual jefe del ejecutivo
federal, Enrique Peña Nieto.
En breve dará a conocer el
nuevo gobierno priista su estrategia para la seguridad pública en el país, lo
que lleva directamente al combate contra el narcotráfico. Veremos si la
sensibilidad del nuevo régimen es tal que puede traducir en nuevas políticas
públicas la prevención y la rehabilitación de los consumidores y continuar por
la vía de la despenalización de los estupefacientes como lo hizo en su momento
el gobierno panista de Vicente Fox Quesada, el cual decretó la no
criminalización de los consumidores por parte de las autoridades cuando el
decomiso no rebase el peso específico determinado y sea considerado un vendedor
o traficante.
En México se debe abrir el
debate sobre la despenalización o la legalización de los estupefacientes que
son producidos en nuestro territorio y los que han llegado de otras latitudes y
que han inundado el mercado nacional.
Enrique peña Nieto lo ha dicho
recientemente que él en lo particular no está a favor de la legalización de las
drogas pero sí está atento a una deliberación hemisférica sobre el tema,
quejándose a la vez por las decisiones tomadas por gobierno estatales de la
unión americana en donde el uso de la marihuana es legal y utilizada como
insumo medicinal.
La única crítica que se le
podría hacer al mandatario mexicano es que su formación religiosa le impide—por
cuestiones meramente morales—visualizar nuevas alternativas ante hechos
irrefutables y que apuntan irremediablemente hacia la puesta en marcha de las
propuestas hechas por el padre de la economía neoliberal, Milton Friedman, de
lo contrario serían seguidores empequeñecidos por los intereses económicos que
manejan los amplios y crecientes recursos del tráfico y comercialización de las
drogas a nivel mundial.
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