Desde México
29/Julio/2013
Xavier
Carreto A.
El futuro para
nuestros jóvenes se presenta desolador pero lo más grave es que no estamos haciendo mucho por revertir esta
situación y la tendencia es a que se agrave más este estado de cosas. Padres de
familia y profesores, principalmente, parecen desentenderse de esta
responsabilidad como lo comentamos la semana pasada en este espacio de La
Jornada Guerrero.
Cada vez que
se conocen más datos, como los aportados por la Encuesta Nacional sobre la
Dinámica Demográfica (ENADIN), hecha por el INEGI, se suman otros temas de
preocupación sobre este grupo de edad entre los 12 y los 19 años; más del 60
por ciento de ellos no utilizan métodos anticonceptivos y la edad promedio de
la primera relación sexual ocurre a los 16.6 años. Esto da lugar a que la tasa
de fecundidad sea cada vez más alta, como lo señala el hecho de que por cada
70 nacidos vivos en mil mujeres suma alrededor de 360 mil nacimientos por año
y se estima que más del 40 por ciento, es decir 150 mil, aproximadamente sean
no deseados.
Por otra parte,
las proyecciones del Consejo Nacional de Población (CONAPO) advierte que
alrededor de 21 millones de mujeres y hombres de este mismo grupo de edad en
2012 y, particularmente, de un grupo de más de 5 millones de mujeres
adolescentes entre 15 y 19 años es entre quienes acontece de forma importante
los embarazos no planificados. En Guerrero, el problema se localiza en la
mayoría de los 19 municipios de la región de la Montaña y en la zona amuzga de
la Costa Chica; así como en la periferia de Acapulco.
Un aspecto
relevante de la salud reproductiva juvenil del cual poco se habla y menos se
informa es el tema del aborto, entre el 2000 y el 2010 señalan los
investigadores del IPAS México, que de todas las hospitalizaciones por aborto
el 23 por ciento, o sea cerca de uno de cada cuatro corresponde a las
adolescentes y el uno por ciento lo sufren las que tienen entre 10 y 14 años.
Las
estadísticas de los decesos que propicia la violencia que se vive en Guerrero y
de manera destacada en Acapulco, señalan que la mayoría de los fallecimientos
se dan en el grupo de edad entre los 15 y los 29 años. Se trata de las llamadas
lesiones intencionales o crímenes y de las lesiones provocadas por accidentes
de tránsito, en donde el 60 por ciento están relacionados con el consumo de
alcohol. Entre los 12 y 13 años es la edad promedio de inicio al consumo de
alcohol y al tabaco, lo cual es peligroso porque el cerebro no se ha formado
por completo, esta inmadurez cerebral provoca que los jóvenes sean más
susceptibles a tener más adicción por estas drogas, de acuerdo a estudios de la
Facultad de Medicina de la UNAM.
En cuanto a
los crímenes, Acapulco y Zihuatanejo ocupan el primero y el octavo lugar, entre
los municipios del país, en donde más
aumentaron los homicidios en 2011. En Acapulco, las muertes pasaron de 370 en
2010 a 914 el año pasado, lo que se traduce en un incremento de 147 por ciento.
Respecto a Zihuatanejo, los decesos aumentaron un 670 por ciento, al pasar de
16 a 123. Guerrero ocupa el segundo lugar nacional en tasa de homicidios por
cada 100 mil habitantes con 50.3 y la media nacional es de 14.6.
Hoy en México,
los jóvenes mueren más por causas violentas que por enfermedades. Por cada tres
hombres fallece una mujer. Los homicidios en los adolescentes entre los 15 y
los 17 años han llegado a su punto más alto con un aumento de 35 por ciento, en
el lapso de 2000 a 2010. Ante esta
situación la Unicef pide tratar la violencia como un problema de salud. Otros
afectados por la violencia son los niños y adolescentes huérfanos, y quienes
han sido detenidos por estar vinculados a bandas delictivas.
Con relación a
los datos sobre la educación de los jóvenes guerrerenses, éstos también son
preocupantes. Las coberturas de educación media superior y superior son en el
caso del primer nivel de 51 por ciento y en licenciatura de 14 por ciento, muy
por debajo de la media nacional. Además de la baja cobertura, otro problema es
la deserción; un caso grave es el del Colegio de Bachilleres, en donde el 47
por ciento de quienes ingresan no concluyen sus estudios. En las preparatorias
de la Universidad Autónoma de Guerrero las cosas no están mejor, por ejemplo,
destacan los pleitos entre estudiantes de las preparatorias de Acapulco, las
cuales son alarmantes, pues en lugar de estudiar se confrontan y los profesores
de estas escuelas tienen una gran responsabilidad por no cumplir con sus
horarios de clases. Un factor que juega en contra de la calidad de la educación
en el seno de la UAG es la frecuente confrontación que se da entre la
representación sindical y las autoridades por cuestiones laborales, que provoca
la suspensión de clases.
Las
suspensiones frecuentes de clases en el Sistema Educativo Estatal (SEE), desde
preescolar hasta posgrado, afecta no sólo el presupuesto educativo que se
desperdicia, pues hay que tener presente que el 98 por ciento se destina a la
nómina, sino también se pierden los recursos de otros programas como
Oportunidades, ya que en el caso de Guerrero se distribuyen 435 mil becas, uno
de cada tres estudiantes tiene una, si tomamos en cuenta que hay una matrícula
en todo el SEE de 1 millón 200 mil alumnos.
El panorama de
los jóvenes guerrerenses es francamente desolador y las posibilidades de
superar este ambiente de violencia no se podría, al contrario éste seguirá
acrecentándose si no se toman las medidas pertinentes, entre otras que se
mejore la eficiencia de nuestro SEE, en todos sus niveles para que nuestros
jóvenes estén mejor preparados y puedan tener empleos bien pagados que los
alejen de la criminalidad. La reforma educativa en marcha sería el primer paso
para avanzar, en la reivindicación de los jóvenes, a condición de que se
cumpla.
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