Desde Brasil
29/Julio/2013
Crónica de la represión en Brasil
La
noche de la cobardía que Porto Alegre jamás olvidará
Bruno
Lima Rocha
En la tarde del
jueves 20 de junio arreglé de ir con mi pareja, que es fotógrafa y periodista
aunque trabaje en un área afín de la comunicación, al acto por la reducción del
Aumento del Pasaje. Esta concentración y marcha, tal como las anteriores fue
convocada por el Bloque de Lucha por el Transporte Público. Vale observar que
aunque tengo una trayectoria militante, en los últimos años me dedico apenas a
la llamada militancia periodística, escribiendo para el blog de política más
leído del país y siendo columnista de los periódicos estadales de radios
comunitarias de Río Grande del Sur y de San Pablo. Recientemente escribo una
columna fija de política internacional en un respetado impreso alternativo
quincenal portoalegrense. Este es el primer acto al cual voy, ya que doy clases
de noche y la tarde de ese jueves una de las instituciones de educación
superior en la cual trabajo suspendió las clases. La intención era registrar la
concentración y la marcha con fotos.
Al finalizar el día
nos encontrábamos frente a la Prefectura de Porto Alegre, en el local conocido
como el Ayuntamiento. Allí, bajo lluvia, viento y frío había cerca de dos mil
personas, faltando más de una hora para el comienzo de la marcha. El clima era
tranquilo, muy tranquilo. La multitud, compuesta en su mayoría de jóvenes
cantaba bajo la lluvia, alternando consignas, cánticos y un buen sentido del
humor. Hasta que comenzó la represión en función del cerco y defensa del
perímetro de la sede principal del Grupo RBS (en la esquina de las avenidas
Ipiranga y Erico Veríssimo) el ambiente recordaba al del movimiento “Fuera
Collor” ocurrido 21 años atrás. En aquella ocasión, en 1992 había más fiesta
que lucha política, estando llena de juventud con la cara pintada de verde y
amarillo. Hoy, mientras la marcha no salía observé solamente banderas del
Brasil, de Río Grande del Sur y algunas banderas negras y rojas. La mayoría de
la gente estaba en pequeños grupos, con carteles pintados a mano y
escondiéndose bajo los paraguas.
Alrededor de las 19
horas, la multitud se divide. La mayor parte sale en una marcha subiendo por la
Avenida Borges de Medeiros en el sentido de la Avenida Salgado Filho, mientras
que otro grupo menor, en el que nos encontrábamos, sigue por la Julio de
Castillos, atraviesa el túnel de la
Concepción a través del elevado y termina reencontrando al grupo mayor en el
elevado de la Santiago Filho. Ya en la João Pessoa, cruzamos delante de las dos
sedes municipales partidistas (PT y PMDB) más allá del Hospital Militar.
Tímidos abucheos fueron la mayor “ofensa” a estos partidos. En el trayecto los
bares y mercadillos estaban abiertos, y no se dijeron más que consignas
genéricas. Hasta entonces no hubo ninguna, absolutamente ninguna escena de
violencia.
Llegando a la
esquina de la João Pessoa con la Avenida Ipiranga, en el sentido barrio-Centro,
la marcha paró y algunas personas comenzaron a retornarse. La mayor parte
continuó caminando y con ellas seguimos. Estuvimos unos veinticinco minutos en
el desplazamiento entre la João Pessoa, la Ipiranga y la Calle Lima y Silva.
Quisimos ver lo que pasaba y apenas escuchamos la arremetida de las bombas de
gas lacrimógeno y de efecto moral. Contabilicé 62 bombas lanzadas por la
Brigada Militar. En el camino de regreso, andando con calma pude conversar con
doce personas que estaban en la Ipiranga y pudieron al menos observar las
líneas de defensa de la Brigada Militar. Todos respiraban mal, llenos de gas
lacrimógeno y spray de pimienta marcando sus rostros. El relato fue común “la
gente estaba allá, solamente caminando y de repente empezaron a llover bombas y
màs bombas!”. Fue eso exactamente lo que ocurrió.
A partir de ese
momento parejas y grupos de amigos comenzaban a volver mientras algunos jóvenes
se rebelaban y partían rumbo a la Avenida Ipiranga. Toda la violencia de los
manifestantes, todas las agencias bancarias rotas y demás aparatos urbanos
damnificados son la consecuencia de la ira popular luego de la cobardía
ejercida por la Brigada Militar, al mando del gobierno estadal y en defensa del
capital simbólico del RBS. Nada había acontecido y probablemente nada
acontecería, más allá de una bella marcha de protesta motivada por el ejercicio
directo de los derechos ciudadanos. El detalle del trayecto de la manifestación
fue ampliamente divulgado a través de la información transmitida en un debate
de la Radio Guaíba el inicio de ese jueves.
Los actos del 20 de
junio traspasaron el total de un millón y medio de personas, incluyendo más de
cien ciudades brasileras. En Porto Alegre, el ostensivo dispositivo policial de
la Brigada Militar totalizó cerca de 850 hombres, según los medios comerciales.
Se trata del mayor contingente utilizado en cinco años. Desde el auge de la
represión del gobierno de Yeda Crusius (PSDB, 2007-2010) no había tanta tropa
en la calle. Los objetivos de entonces eran políticos, así como lo son hoy. La
meta era reprimir al movimiento popular y éste se mantiene intacto. En la
elección de 2010 el abogado Tarso Genro ganó la primera vuelta por el rechazo
al gobierno pasado. Ahora, el ex militante del PRC opera dentro del gobierno
sub-nacional y juega para la fanaticada del día, convocando un debate con
movimientos sociales y blogueros a través del Gabinete Digital. De noche,
subordina el gobierno a los intereses y la defensa “moral” del Grupo RBS.
Vengo afirmando que
el Poder Ejecutivo del estado riograndense y del municipio de Porto Alegre se
comportan como rehenes y siervos del grupo de comunicación que lidera el
oligopolio estadal. En la noche de ese jueves 20 de junio, todo Rìo Grande del
Sur tuvo la prueba cabal de este análisis.
www.estrategiaeanalise.com.br
blimarocha@gmail.com
Publicación
Barómetro 27-06-13
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