Desde
Age. Internacional
20/Septiembre/2014
La espiral integracionista del Sur
Por Ernesto Wong Maestre
¿A
dónde va el mundo de hoy? nos preguntamos a diario ante los dos procesos
globales en curso de la mayor envergadura conocida por la humanidad: la desestructuración
del sistema imperialista mundial y la integración en agrupaciones regionales
intergubernamentales de los países que fueron víctimas de las políticas
neocoloniales de las oligarquías capitalistas.
Para
comprender cómo y por qué se desarrolla el proceso de desestructuración del
sistema imperialista (desde la incapacidad del hegemón para dominar como antes
y la recurrencia indigna a la mentira y al uso de sofismas en la comunicación
para imponer su voluntad, el uso del fraude bancario o electoral en función de
sus intereses, hasta el uso de mercenarios y el asesinato selectivo o masivo
contra los pueblos) basta comenzar por interpretar adecuadamente cuál es el
profundo significado que tienen los procesos integracionistas que vienen
desarrollándose en todas las regiones antes colonizadas por las potencias
europeas y luego neocolonizadas por
EE.UU a través de la Alianza Atlántica.
Un
hito genético tuvo lugar en 1955 con la Conferencia Afroasiática de Bandung que
siete años después devino en el Movimiento de Países No Alineados, conformado
hoy por dos tercios de la humanidad. La actividad propuesta por esos gobiernos
contribuyen a estructurar un nuevo “sistema mundo” donde operan –como nos dice
Thalía Fung- tanto la “sociedad civil internacional” como la “sociedad civil
global”, en una dinámica contradictoria de integración-desintegración y
soberanía-hegemonía. En esa dialéctica se va configurando la actual bipolaridad
multicéntrica, dada la agresividad del polo en decadencia. Los acuerdos del G77
en Bolivia este domingo 15 de junio asi lo confirman, ahora más con la
invitación a Rusia para formar parte del Grupo.
La
última década ha sido testigo de una vertiginosa espiral integracionista del
Sur que arrastra con ella, tanto al “norte revuelto y brutal” que desprecia al
sur, como a las potencias emergentes de cuatro continentes que lideran la nueva
estructuración. El dinamismo de esa pléyade de agrupaciones integracionistas,
como la surasiática ASEAN, la africana SADC y la latinoamericana-caribeña CELAC,
y con nuevos aires renovadores la SAARC en el oeste asiático o la recién nacida
Unión Económica Euroasiática (UEE), genera a diario miles de proyectos propios,
contribuyendo a que la espiral se convierta en un gran huracán de
transformaciones sociales globales que termine desestructurando totalmente al
sistema hegemónico imperialista.
Este
huracán tiene como protagonistas principales a los pueblos y a los gobiernos
con mayor voluntad independentista, apoyados en China socialista y también en
Rusia. Estas dos potencias líderes, luego de crear la OCSh en 1996 con otros
estados euroasiáticos, promovieron en 2006 la organización del grupo BRICS
(Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica) como mecanismo de articulación
intercontinental con tendencias a generar sistemas autorreguladores de la
espiral (financieros, comerciales, sociales y tecnológicos) y proporcionar
legitimidad a los llamados “líderes de civilizaciones” en torno a los cuales se
reagrupan los países del sur y juntos puedan afrontar los retos surgidos de la
desintegración del sistema imperial y pasar así de la situación revolucionaria,
donde “los de arriba” no pueden seguir dominando, a la victoria final sobre el
hegemón.
wongmaestre@gmail.com
Publicación
Barómetro 16-06-14
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