Desde Chile
11/Enero/2015
Fundación Constituyente XXI (Chile)
Victoria De Vázquez, Crisis De
La Derecha Y De La Izquierda
Por Julio A. Louis
A días del balotaje que confirmará la victoria de la fórmula
Vázquez-Sendic es útil valorar la
situación y los avances del pueblo, comprender en qué etapa de maduración de su
conciencia está, y las crisis ideológicas y políticas presentes y futuras
cercanas. A fines del siglo XIX y principios del XX, Eduardo Berstein enfrenta
la teoría elaborada por Marx y Engels, en un período de auge del capitalismo,
durante el cual las mejoras que experimenta el proletariado europeo son
posibles por la explotación despiadada a los pueblos coloniales y dependientes.
La mejoría de los salarios y de las condiciones de vida y de trabajo del
proletariado no afectan las ganancias de la burguesía. El reformismo, que
entraña el revisionismo de Berstein, calma las aguas turbulentas capaces de
conducir a la revolución.
Uruguay es–como otros países de la
región- dependiente, y no explota a nadie, y por ende, su realidad presente no
es comparable a las metrópolis imperialistas. No obstante, en un aspecto guarda
similitud: goza de un período económico excepcional debido a los altos precios
pagados por las materias primas, y debido a que la región se ha vuelto menos dependiente del imperialismo
merced a los gobiernos progresistas, expresión de las luchas
Populares. Menos dependientes sí, pero aún vulnerables en extremo. Por
ende la opción es que el bloque popular profundiza la lucha debilitando al
sistema o la reacción, conocedora que el auge económico no será permanente,
terminará restaurando el pasado neoliberal. Pero por sí sola ni esta región, ni
otras pueden vencer al imperialismo y al
sistema capitalista, sin la interacción prolongada de los diversos pueblos y
regiones del mundo, con una acrecentada visión internacionalista.
La clase trabajadora y el conjunto de las clases y sectores populares (el
pueblo) que ha mejorado merced a los gobiernos del Frente Amplio, también ha
avanzado en el desarrollo de su conciencia, lo que le ha permitido sepultar las
aspiraciones reaccionarias en estas elecciones. No obstante, el avance de su
conciencia política se ve limitado, pues sufre un huracán devastador de influencia
cultural destructora de valores
clasistas, por la vía de los medios masivos, las iglesias, algunas
organizaciones no gubernamentales, las teorías pos-modernas, etc. -fenómeno
similar al de nuestros vecinos- mientras que paralelamente, la acción política
clasista de las organizaciones políticas y sociales populares ha perdido vigor.
Ni los tradicionales “partidos de la clase” tienen escuelas de formación de
cuadros, o sea, de individuos solventes teóricamente y capaces de influir donde
actúan.
El relativo avance de la conciencia popular
El relativo avance de la conciencia popular se constata, por ejemplo, en
el hecho que es en los departamentos del norte –los más pobres del país- donde
más ha crecido el Frente Amplio. O que en todos los barrios de Montevideo
–excepto la zona residencial de Carrasco- ha vencido el F. A. y en particular
la 609 de Mujica, convertida en la mejor expresión de cierto nivel primario de conciencia de
clase.
La actual victoria del F. A. –con un candidato presidencial corrido al
social-liberalismo, a la cooperación con Estados Unidos, a expresar posiciones del Opus Dei- empuja a
muchos blancos y principalmente colorados a cuestionar la ya anticuada concepción del Dr. Sanguinetti de “las
familias ideológicas”, base de los acuerdos entre los partidos tradicionales.
Anticuada, en tanto parte del F.A. ha dejado de ser el enemigo que se guía por
la lucha de clases o que denuncia al sistema capitalista. De allí que, en la
medida que sus gobiernos se han limitado a reformas al sistema de dominación
sin cuestionarlo, muchos batllistas y wilsonistas no encuentran diferencias
sustanciales con la praxis de José
Batlle y Ordóñez o de Wilson Ferreira. Y en todo caso, para el balotaje es más
prometedor apostar a ganador que a seguro perdedor. Por eso la crisis, sobre todo del Partido Colorado,
cuya razón de ser se pierde en el cajón
de los recuerdos.
Pero esa elevación de la conciencia popular todavía no llega a la
capacidad de distinguir con nitidez
entre el crecimiento económico con las pautas del sistema capitalista,
principalmente merced a las inversiones extranjeras (papeleras, sojeras, mineras, etc.) o el desarrollo puesto al servicio de la
nación y del pueblo, que supone la transformación radical de las estructuras.
Es decir, la revolución agraria contra la gran propiedad terrateniente (en
parte en manos de las trasnacionales), el avance productivo y social integral basado en el conocimiento, la
ciencia y la tecnología y el fortalecimiento de la integración nuestro-americana. Esa elevación de conciencia
no distingue con nitidez entre reformas que no cuestionan los fundamentos del
sistema y transformaciones que modifican
la propiedad y la gestión de los medios de producción y de cambio, eliminando o
reduciendo los privilegios del gran capital financiero y trasnacional. Y no
distingue con nitidez entre una democracia liberal - acotada por el tutelaje de
las Fuerzas Armadas y la actitud del
Poder Judicial en manos de jueces nacidos y apuntalados por la dictadura- de
una democracia participativa, como ha intentado tímidamente la ley de
descentralización, cuya aplicación dista mucho de la presencia activa
popular.
Mientras tanto, en el F. A. conviven los partidarios del crecimiento
económico con los partidarios del desarrollo en clave anti-imperialista,
los reformistas del sistema y los
socialistas que enfrentan al capitalismo, los liberales y demócratas burgueses
y los que pretenden modificar el contenido de clase de la democracia y del
Estado.
II
¿Qué futuro avizoramos? Somos optimistas a mediano y a largo plazo, pero
no a corto plazo, como los que fundamentan con que se cuenta con una bancada
parlamentaria más de “izquierda”. Es cierto que hubo magra votación de los sectores más tibiamente
reformistas del F.A. Y que ha surgido la 711 de Sendic como expresión nueva de
un conglomerado poco definido. Y que ha surgido la Casa Grande, promotora de
Constanza Moreira, una fuerza prometedora. Y que los socialistas “ortodoxos” o
no reformistas han impuesto sus diputados en Montevideo. No obstante, no nos ilusionamos con que los
que han propuesto a la presidencia al Dr. Vázquez después de sus sucesivos
renunciamientos a la “biblia” del programa, se atrevan a enfrentarse al Dr. Vázquez fortalecido. Esperamos sí, en cambio, que el “giro a la izquierda” patrocinado
por las fuerzas que apuntalan a la Senadora Moreira se haga presente para que
la Casa Grande simplemente no haya oficiado
de rastrillo de izquierda de Vázquez
y sea consecuente con su trayectoria, como el ala “ortodoxa” del Partido
Socialista.
Se verá muy pronto el comportamiento colectivo e individual de todos, no
bien el Dr. Vázquez continúe con la
política económica permisiva hacia los capitales trasnacionales o,- peor- que
robustezca lazos militares con Estados Unidos, o que busque el ingreso pleno de
Uruguay a la Alianza del Pacífico como desea el Cr Danilo Astori. Entonces se
verá quiénes desde el Parlamento distinguen la esencial unidad para la
liberación de la unidad al servicio de
contemplar al bloque de poder dominante. Quienes se atreven a defender
principios por encima de llamados a la disciplina, haciendo objeción de
conciencia, valedera cuando se trata de defender principios, como ha hecho Guillermo Chifflet (ex diputado
socialista al renunciar a su banca) y objetable cuando contraviene posiciones
previas al ejercicio del gobierno adoptadas por la fuerza política, como ha
hecho el Dr. Vázquez vetando la ley de
salud sexual y reproductiva.
De manera que, si desde noviembre
hay crisis de la derecha, palpable en el Partido Colorado, desde marzo
se vislumbra una crisis de definición para la izquierda antiimperialista y
anticapitalista. Y de ella se saldrá –como en toda crisis- ubicándose unos sumisamente en las filas oficialistas y
otros levantando teorías y prácticas que
reconstruyan a la izquierda, capacitándola para enfrentar al sistema, como
sucede en otras partes del mundo.
Reiteramos lo ya escrito: el 26 de
octubre: el primer muro de contención contra la avalancha reaccionaria ha sido
exitoso. El segundo muro será reconstruir a la izquierda clasista y
antiimperialista, y redoblar la movilización popular, para impedir que la
tendencia pragmática y transigente con el gran capital trasnacional triunfe. Si
así obra la izquierda uruguaya no estará aislada y cuenta con compañías de
peso. Tarso Genro –destacado dirigente del Partido de los Trabajadores de
Brasil- ha expuesto que la unidad de la izquierda no es solo contra la victoria
de la derecha, sino también “de la derecha que integra la base parlamentaria de
su propio gobierno”. Y propone un frente de izquierda integrado por
personalidades de varios partidos, sectores partidarios, académicos, líderes de
la sociedad civil y de los movimientos sociales e intelectuales, para lanzar en
2018 “un candidato vinculado con esos compromisos”. También los movimientos
sociales brasileños se plantean la movilización para obligar al gobierno a
avanzar hacia la izquierda. La tendencia
al reagrupamiento de la izquierda –que solo es tal si es anticapitalista- se
observa en Chile a través del “Frente Amplio-Asamblea Constituyente”. O en
España, o en Grecia, o en Francia.
Uruguay parece seguir en el estribo de Brasil, un caballo de marcha
insegura. Sepamos que nos salvaremos junto a la tropa nuestro-americana o
perderemos todos. Los conservadores defensores del capitalismo, muy especialmente, los imperialistas
norteamericanos, cada día dan mayores muestras
de impaciencia y de temor contra la persistencia de un progresismo que
pueda dar el salto de calidad para transformarse en revolucionario, ampliando
el área del “socialismo del siglo XXI”.
jlui@adinet.com.uy
Publicación Barómetro
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