Desde Barómetro
Fecha:
05/Marzo/2016
La Violencia Sexual Contra Mujeres Como Estrategia De
Guerra
Por
Ilka Oliva Corado
“La violencia sexual en los conflictos debe considerarse
como el crimen de guerra que es; ya no puede considerarse como un daño colateral
desafortunado de las guerras”. –Zainab Hawa Bangura, (Representante Especial de
las Naciones Unidas sobre la violencia sexual en los conflictos, 2012)–.
Las violaciones
masivas de mujeres alemanas por parte del Ejército soviético -entre cien mil y
un millón de mujeres pudieron ser víctimas de abusos sexuales- y “las mujeres
confort” esclavas sexuales al servicio del Ejército japonés durante la Segunda
Guerra Mundial, son dos ejemplos claros de la violencia contra la mujer en
contextos bélicos. Entre ochenta mil y doscientas mil mujeres en su mayoría
coreanas sufrieron violencia sexual en burdeles para militares japoneses. Estos
lugares fueron establecidos para levantar la moral de las tropas y evitar las
violaciones sexuales descontroladas en territorios ocupados por el Ejército. En
este contexto miles de mujeres fueron violadas por las tropas.
Una de las víctimas
de la dictadura chilena declara en su testimonio que en 1975, estando con 7
meses de embarazo fue detenida y llevada a Villa Grimaldi donde permaneció
durante tres meses, ahí fue torturada y perdió a su hijo debido a los golpes.
También fue abusada sexualmente y en sus propias palabras relata lo que deja el
estigma de una violación en una mujer: “La agresión sexual no es una tortura
más. Porque…, cómo te marca, el resto de tu vida, el resto de tus relaciones,
el resto de tu sexualidad, de tu afectividad… Y desde dónde se hace. No se hace
desde simplemente la búsqueda de la información, se hace desde otra parte, otra
tribuna, que es el tema del machismo, del ejercicio del poder sobre la mujer.”
Durante la dictadura chilena más de tres mil mujeres sufrieron tortura y
violencia sexual por parte de agentes del Estado.
Como lo dice la
Iniciativa de Las Naciones Unidas contra la violencia sexual en los conflictos
armados: “La inmensa mayoría de las víctimas de las guerras de nuestros días
son civiles, principalmente mujeres y niños. Las mujeres en particular pueden
enfrentar formas devastadoras de violencia sexual, que se aplican a veces
sistemáticamente para lograr objetivos militares o políticos”.
En Ruanda entre
cien mil y doscientas cincuenta mil mujeres fueron violadas durante tres meses
de genocidio en 1994. Organismos internacionales estiman que entre sesenta mil
mujeres fueron violadas durante la guerra civil en Sierra Leona (1991-2002) más
de cuarenta mil en Liberia (1989-2003) unas sesenta mil en la ex Yugoslavia
(1992-1995) y por lo menos doscientas mil en la República Democrática del Congo
1998.
Como lo indica la
Iniciativa de las Naciones Unidas: “Las violaciones cometidas durante la guerra
suelen tener la intención de aterrorizar a la población, causar rupturas en las
familias, destruir a las comunidades y, en algunos casos, cambiar la
composición étnica de la siguiente generación. A veces se utiliza también para
infectar deliberadamente a las mujeres por VIH o causar la infecundidad entre
las mujeres de la comunidad que se pretende destruir.
Un testimonio
descarnado de las violaciones que sufrieron las mujeres alemanas por parte del
Ejército Rojo, es el libro de la periodista Marta Hillers que cuando se publicó
por primera vez en 1953 se hizo como anónimo. Es una memoria, un tipo de
diario, una biografía en el que la autora fue escribiendo en cuadernos y hojas
sueltas y con la urgencia de las circunstancias lo vivido en un edificio en
ruinas, donde ella junto a otras mujeres sufrieron innumerables violaciones
sexuales.
El documental “la
guerra contralas mujeres” trata sobre la violación de mujeres y niñas como arma
de guerra, en donde 11 mujeres de tres continentes cuentan sus testimonios y
también de la pasividad de la comunidad internacional antes esta vejación
inhumana. Fue rodado durante tres años en diez países de África, Europa y
América. Afirma Joan Sandler ex Directora del Fondo de Desarrollo de las
Naciones Unidad para la Mujer, que este brutal tipo de violencia desintegra a
la sociedad que la padece, que implanta el miedo, aniquila generaciones y
destruye la dignidad de la mujer.
La psicóloga
congoleña Celine Kamwanya trabaja con mujeres que fueron objeto de agresión
sexual y torturas en el conflicto bélico entre Congo y Ruanda. Más de
doscientas mil fueron violadas en forma extremadamente violenta. Relata la
psicóloga que cuando una niña o una mujer ha sido objeto de violencia sexual,
piensa que su vida ha terminado y lamenta no haber muerto en el acto. La
República Democrática del Congo hoy en día es el país del mundo donde más
violaciones se registran, 48 cada hora.
La Asociación de
Mujeres Víctimas de la Guerra ha documentado más de veinticinco mil fichas de
mujeres violadas en Bosnia.
En Guatemala en
estos días se lleva a cabo el juicio por el caso Sepur Zarco, 30 años después
del delito. Son juzgados dos militares, tan solo dos de tantos que viven a sus
anchas en la impunidad de un sistema corrupto en una sociedad tan machista y
patriarcal como la guatemalteca. ¿Qué decir de quienes son culpables de
genocidio y caminan libres a plena luz del día?
Un ex teniente y un
comisionada militar (de menor rango comparados con quienes dieron la orden de
tortura, violaciones y genocidio desde la silla presidencial) son los acusados de dirigir y organizar el
destacamento militar Sepur Zarco que se utilizó durante el Conflicto Armado
Interno como centro de tortura y esclavitud sexual de casi 20 mujeres q´eqchíes
por miembros del Ejército de Guatemala.
Son 11 mujeres
indígenas las que han denunciado a las fuerzas militares por delitos de guerra
como la violación, esclavitud sexual y doméstica. Son mujeres que hoy en día
tienen entre 70 y 80 años. Escuchar los testimonios desgarradores de lo que
vivieron estas mujeres en manos de militares es por demás desconcertante.
Quienes sirvieron de diversión a los mismos torturadores de sus familiares.
Muchas de estas mujeres fueron obligadas a abortar, sufrieron hemorragias a
causa de las agresiones sexuales y las torturas.
Es la primera vez
que en el mundo se realiza un juicio por crímenes de lesa humanidad en una
corte nacional y no internacional. Son admirables estas mujeres que se han atrevido
a denunciar ante el mundo las vejaciones de las que fueron objeto, cada
testimonio, cada palabra, cada lágrima derramada por estas mujeres nos debe
doler a todos como humanidad. Este juicio viene como bofetada a toda
Latinoamérica, y a Guatemala en particular nos viene a evidenciar una vez más
que sí hubo genocidio por más que lo nieguen los detractores. Por más que se
empeñe este sistema impune en negarlo y borrarlo de la Memoria Histórica. Por
más que los entachudados y togados sentados a sus anchas en las poltronas hagan
de la justicia un títere.
La verdad está ahí,
en la voz de estas mujeres que han tenido la valentía que les han querido
arrebatar durante décadas. Este juicio tal como el de Genocidio que enfrentó
Ríos Montt, (declarado culpable a todas luces y lo sabe el mundo) de nuevo nos
encara como sociedad, revela nuestro clasismo, nuestra indolencia, nuestro
racismo. Ha pasado desapercibido para la sociedad en general. Y son varias las
razones pero principalmente se debe a esa soberbia nuestra de carecer de
identidad, Memoria Histórica, de conciencia social, de dignidad y de humanidad.
Pero es mucho pedir
a una sociedad que tiene al país podrido, por su clasismo, racismo y
discriminación. A una sociedad que votó por la continuidad de la impunidad.
Tengo una sola pregunta, ¿en dónde está la voz rugiente de los estudiantes de
la universidad de San Carlos de Guatemala apoyando este juicio? Porque
preguntarle a las masas amorfas que salieron a manifestar por corrupción es
gastar pólvora en sanates. Conmemoran el Holocausto pero niegan el Genocidio.
¡Habráse visto!.
Nos conmueven las
violaciones sexuales que vivieron mujeres en otras guerras y en otros tiempos,
pero cuando se trata de Latinoamérica y específicamente en nuestros países ni
nos inmutamos. ¿Hasta cuándo seguiremos con esa indolencia que solapa toda
impunidad y no nos deja sanar heridas?
@ilkaolivacorado
contacto@cronicasdeunainquilina.com
Publicación
Barómetro
internacional.barometro@gmail.com
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