Desde México
29/Octubre/2012
POTENCIALIDADES DE UNA CANDIDATURA DE
IZQUIERDA INDEPENDIENTE EN LAS ELECCIONES PANAMEÑAS DE 2014
Olmedo
Beluche
Después de veinte
años de un régimen controlado férreamente por los partidos políticos
oligárquicos, empieza a abrirse en Panamá la posibilidad de que las fuerzas
independientes, progresistas, populares y de izquierdas (entendiendo por el
último concepto a quienes estamos por el cambio social en un sentido amplio)
puedan participar en un proceso electoral. La última vez que estos sectores
políticos se presentaron a unos comicios con fórmulas propias fue en 1984, bajo
el régimen del general Noriega. El descrédito de los partidos tradicionales y
sus políticos, las luchas de resistencia contra las medidas antipopulares de la
“democracia” neoliberal, que se instauró con la invasión norteamericana en
1989, han resquebrajado la unidad de la clase dominante y abierto una brecha en
el antidemocrático Código Electoral panameño.
Por fin empiezan a
fructificar los debates con la vanguardia popular, respecto a la importancia de
presentar a la clase trabajadora y al pueblo panameño una propuesta político
electoral propia. Debate que libramos desde el Partido Socialista de los
Trabajadores (PST), en los 90, y desde el Movimiento Popular Unificado (MPU),
desde el año 2000; y que dio sus primeros pasos en la constitución del Partido
Alternativa Popular, en 2007, que fuera ilegalizado en 2011. La recién aprobada
reforma electoral (Ley 54 de 2012) se vio en la obligación de reglamentar la
Libre Postulación a Presidente de la República, que fuera una conquista
colectiva alcanzada en las calles y en los tribunales por el Movimiento “Jované
Presidente”, en 2009.
Aunque la
reglamentación establecida en esa ley dista de ser genuinamente democrática, y
pese a que persisten obstáculos de diverso tipo a la participación electoral,
el establecimiento de un piso de un 1% de firmas de adherentes (17,000
aproximadamente) para postular un candidato/a independiente a la Presidencia,
permiten visualizar como realmente factible la inclusión de una candidatura
surgida desde abajo, desde fuera de los partidos tradicionales, emanada del
corazón de los gremios, sindicatos y demás movimientos populares.
En estas nuevas
condiciones, el pasado 6 de octubre de 2012, se constituyó en la ciudad de
Panamá el Movimiento Independiente de Refundación Nacional (MIREN), encabezado
por el Prof. Juan Jované, figura referencial del movimiento popular y que fuera
director de la Caja de Seguro Social (1999-2003) con el apoyo unánime de las
centrales sindicales del país. MIREN, conformado por activistas y dirigentes
populares de un amplio espectro de fuerzas del país, levantó un programa de
transformaciones nacionales cuyo centro es la lucha por el derecho a comer y trabajar,
la soberanía y la seguridad alimentarias, la salud y la educación, la lucha
contra la corrupción y la refundación de la República con una Asamblea
Constituyente originaria (ver Declaración en la página de Facebook del MPU y en
Kaosenlared).
Lo más importante
de MIREN es que, pese a que Jované es sin duda la figura cimera que, con toda
legitimidad, es postulado por muchos de nosotros para encabezar la propuesta
popular independiente en 2014, porque es el dirigente más reconocido de todos
(así lo prueban las encuestas), se trata de un movimiento abierto y no cerrado,
dispuesto a dialogar sin precondiciones con otros sectores populares y
políticos que compartan la necesidad de una candidatura de estas
características.
Sin hacernos falsas
ilusiones y sin desconocer los sesgos de las encuestas pagadas por los grandes
medios de comunicación, los diversos sondeos auguran para las elecciones a
realizarse en año y medio, que un candidato independiente con un programa antineoliberal de transformaciones
puede sacar resultados más que aceptables. Analicemos lo que dicen las más
importantes encuestadoras en sus últimos estudios de opinión: Unimer e
Ipsos (realizados a fines de septiembre,
antes de la postulación de Jované) y Dichter & Neira (realizada el 14 de octubre,
una semana después de su postulación).
Unimer (La Prensa),
realizó su último sondeo entre 20 y 23 de septiembre, en una encuesta cara a
cara con una muestra de 1206 personas, con un nivel de confianza de 95% y
margen de error de 2,8%. Ante la pregunta abierta de por quién votaría para
Presidente si las elecciones fueran hoy, responden: Por J. C. Navarro (PRD)
33,4%; J.C. Varela (Panameñismo) 18,2%; Guillermo Ferrufino (CD) 17,4%;
Laurentino Cortizo (PRD) 1,6%; Otros 3.3%; Ninguno 10,8%; No sabe/No responde
10,9%.
Cuando Unimer
pregunta ¿Por cuál candidato independiente votaría usted para Presidente? Las
respuestas (con margen de error del 4,5%) fueron: J.C. Tapia (comentarista de boxeo televisivo
y del Grupo Medcom) 46,9%; Ana M. Gómez (ex procuradora de Martín Torrijos,
destituida por Martinelli) 7,6%; Rubén Blades (incluido en esta categoría por
primera vez) 5%; Juan Jované 1,8%; Alberto Alemán Z. (ex director de la
Autoridad del Canal) 1,4%; Otros 0,7%; No sabe/No responde 33,6%; Ninguno 3%.
Unimer también
incluye otra pregunta a considerar: ¿qué posibilidades ve usted en las
elecciones de 2014 a una alianza de sectores de izquierda, como Frenadeso,
Conusi, Suntracs y el Frente Amplio Democrático? Respuestas cerradas: Pocas
37,9%; Ninguna 33,1%; Bastantes 13,9%; Muchas 4,1%; NS/NR 10,9%. Las respuestas
a esta pregunta da para una buena reflexión: la suma de quienes le ven
posibilidades a una alianza de izquierdas da un significativo 18%. Sin embargo,
no se ve reflejada esta tendencia en la pregunta anterior, en la que no aparece
el nombre de la figura más representativa de este sector, Genaro López. Ni
tampoco Jované parece recoger esa tendencia, según esta encuesta. ¿Será porque
no se ha concretado esa postulación, por que no se ha producido la alianza o
simplemente la ven pero no votarían a otras alternativas?
Ipsos realizó su sondeo entre el 25 y el 29 de
septiembre, a 1200 personas en áreas urbanas y semiurbanas, con nivel de
confianza del 95% y margen de error del 2,8%. Frente a la pregunta de si en ese
momento fueran las presidenciales, por quién votaría, las respuestas fueron:
J.C. Navarro 21%; J.C. Varela 17%; G. Ferrufino 14%; Ricardo Martinelli 6%;
Balbina Herrera 3%; L. Cortizo 1%; Samuel Lewis 1%; J.C. Tapia (independiente)
1%; No votaría 4%; NS/NR 29%. Esta
encuestadora introduce otra pregunta interesante (al parecer cerrada) en si
votaría al bloque del gobierno, oposición o independiente: Oposición 39%;
Gobierno actual 23%; Independiente 10%; Ninguno 12%; No votaría 16%.
Ipsos pregunta:
¿Considerando que usted no votaría por los partidos del gobierno, ni por el
PRD, qué otra figura independiente le parecería que podría ser un buen
candidato presidencial? Las respuestas fueron: J.C. Tapia 24%; Ana M. Gómez 6%;
Juan Jované 3%; Milton Henríquez 2%; Genaro López 1%; la Cacica Ngäbe-Buglé
Silvia Carrera 2%; otro 1%; No simpatiza por ninguna figura 30%; NS/NR 32%.
La encuesta de
Dichter & Neira se realizó entre el viernes 12 y el domingo 14 de octubre
de 2012 (una semana después de la postulación de Jované), a una muestra de 1200
personas, de áreas urbanas y semiurbanas. Con margen de error del 2,9%. Según
esta encuesta, las intenciones de voto para presidente están así: J.C. Navarro
17,8%; R. Martinelli 17,5%; J.C. Varela 13,2%; G. Ferrufino 8,9%; J.C. Tapia
3,4%; L. Cortizo 2,4%; Samuel Lewis 1,1%; Otros 1,8%. Ninguno/No votaría 24%;
NS/NR 9,8%.
Considerada por
bloques la intención del voto, tenemos que 23,8% votaría por un candidato del
actual gobierno; 36,35 lo haría por uno de los partidos de oposición; 16,5%
votaría por un independiente; NS/NR 23,4%. De quienes se declararon
simpatizantes de los partidos del gobierno, 9,65 votaría por un independiente;
de los simpatizantes de los partidos de la oposición, 13% votaría a un independiente;
de los que se declaran independientes, 23% votaría a un candidato de las mismas
características, mientras que el 40,1 se mantuvo en la duda y no respondió.
Lo más interesante
de la encuesta de Dichter & Neira, para nuestro caso es que, las
intenciones de voto para candidatos independientes se presentan así: J.C. Tapia
34,5%; Juan Jované 8,2% (casi duplicando su intención de voto respecto a
septiembre, que era de 4,3%); Ana M. Gómez 5,3%; Genaro López 2,1%; Mariano
Mena 1,3%; Otros 0,8%; Ninguno/No votaría 34,3% (se redujo desde el 46,7% en
septiembre); NS/NR 13,7%.
Arriesguemos
algunas hipótesis de trabajo a partir de estos números, a las que seguramente
otras personas podrán agregar otras:
Sin haber empezado
la campaña, sin que se haya clarificado quiénes serán los verdaderos
candidatos/as, sin las presiones de los medios y las maquinarias electorales:
hoy, un claro sector del electorado se inclina por un candidato independiente:
10% según Ipsos, 16,5% según Dichter & Neira. Mientras que la encuesta de
Unimer no deja ver la intención de voto a una candidatura independiente, un
claro 18% se muestra optimista frente a una “Alianza de Izquierdas”. Esto no es
poca cosa, en una elección que se vaticina fragmentada y no polarizada como la
del 2009.
El alto porcentaje
de indecisos, que no sabe o no responden, que es normal dada la distancia de
año y medio a los comicios, muestran el campo fértil donde un proyecto político
independiente y popular debe trabajar: 11% para Unimer; 23,4% Dichter & Neira;
29% para Ipsos.
A los indecisos
cabría sumar una parte de quienes hoy, por estar enojados con el sistema, dicen
con claridad que no votarían, quienes podrían ser permeables a una propuesta
claramente diferenciada del régimen y sus partidos: 4% para Ipsos, 10,8% para
Unimer y 24% para Dichter & Neira.
Agreguemos que
todas las encuestas marcan como el principal problema para la ciudadanía el del
alto costo de la vida, asunto en el que sólo una propuesta como la de Jované,
que propugna claramente por el control de precios, puede llegar a la conciencia
del electorado. Otro problema agudo es el de la percepción de corrupción
generalizada, en el que hay que afinar las propuestas asociadas a la consigna
de Asamblea Constituyente.
Un problema a
resolver es el de la “unidad” de la izquierda y los sectores populares, lo cual
potenciaría mucho más una candidatura de este tipo. Sin embargo, dada la
experiencia y la historia, no cabe ser optimistas al respecto.
Tal vez más
importante que lo anterior es tender un puente y un diálogo hacia dos sectores
importantes cuantitativa y cualitativamente: los torrijistas honestos que hoy
no desean votar por J.C. Navarro y que no quiere caer en la trampa de Samuel
Lewis o Alemán Zubieta (13% según Dichter & Neira); y a los pueblos
originarios, en particular los Ngäbe-Buglé, quienes han dado la mayor cuota de
lucha y sacrificio contra los desmanes del gobierno de Martinelli. En este
último caso, es notorio que la cacica Silvia Carrera marca en las encuestas (2%
según Ipsos). Puesto que Jované ha dejado abierta la puerta para sumar una
mujer en su fórmula presidencial, no hay la menor duda que la candidata ideal
sería Silvia Carrera, que permitiría sumar los votos de los pueblos
originarios, el 10% de la población.
En el plano del debate
político, la propuesta popular e independiente, debe hacer frente a dos
argumentos que utilizará la burguesía para confundir y neutralizar: a. La falacia de la “unidad de la oposición para
vencer al autócrata Martinelli”; b. Que da lo mismo cualquier candidato que se
proclame “independiente”. En ambos casos, la respuesta está en el programa, que
debe sostener un claro signo: antioligárquico, antineoliberal, popular,
defensor de los derechos sociales y económicos de la clase trabajadora, con
claras medidas de regulación del mercado y protección a los productores
agrícolas, de reforma completa del régimen institucional y político. En ese
marco, no puede haber unidad con los responsables del régimen antipopular y
oligárquico, lo que incluye a los partidos de gobierno y oposición, y a algunas
figuras disfrazadas de “independientes”.
Y, ¿el socialismo a
dónde queda? Los socialistas debemos apoyar esta lucha, que es un paso en el
camino correcto, porque en un país donde los trabajadores votan a empresarios
como Martinelli, Navarro o Varela, hay que empezar por fomentar la conciencia
de clase “para sí”, es decir, la confianza de que la clase trabajadora puede
gobernar y tener sus propios partidos y propuestas políticas.
Panamá, 18 de
octubre de 2012.
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