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CRIMEA: RECIENTE EXPRESIÓN DE LA BALANZA DEL PODER - SRG

25/Abril/2014
Desde Venezuela


Crimea, reciente expresión de la balanza de poder
Sergio Rodriguez Gelfenstein

Hace tres semanas, en este mismo espacio escribí sobre el exabrupto de la subsecretaria de estado de  Estados Unidos Victoria Nuland respecto de las contradicciones entre Europa y su país para manejar la crisis ucraniana. Ahí adelantábamos algunos escenarios probables de lo que podía suceder, sobre todo a partir de la percepción de Rusia sobre el tema y la importancia que esta potencia euroasiática le daba particularmente a Crimea. Decía en esa ocasión refiriéndome a Ucrania que “…su ubicación geográfica y su soberanía sobre Crimea desde 1954, le permiten tener algunos de los puertos más importantes en el mar Negro. En Sebastopol se encuentra –después de un acuerdo bilateral- la gigantesca Flota Rusa del Mar Negro que opera en el flanco sur del territorio ruso y en el Mar Mediterráneo, lo que le da importancia estratégica”.

Hoy, se tiene que hablar de un hecho consumado: la ocupación rusa de Crimea, un acontecimiento que era fácil de prever en las condiciones de balanza de poder que comienza a construir el mundo desde la crisis económica y financiera de Estados Unidos que lo debilitó, haciendo inviable mantener la unipolaridad  como soporte del sistema internacional.

A través de la historia, Crimea ha sido una encrucijada de culturas y un territorio de permanente conflicto. Distintas civilizaciones se han establecido en esta península de 26 mil kilómetros cuadrados con costas en los mares Negro  y de Azov.

La mezcla de los mongoles -que permanecieron varios siglos- con los turcos que la ocuparon posteriormente, dio origen a los tártaros de Crimea que podrían considerarse sus habitantes autóctonos. Casi a finales del siglo XVIII, la zarina Catalina II incorporó Crimea a Rusia después de la victoria de esta sobre los turcos en 1774.

En 1922, cuando se  creó la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), Crimea se transformó  en república autónoma dentro de la estructura política del grandioso país que nacía. El apoyo de parte importante de los tártaros al ejército nazi durante la segunda guerra mundial dio pié a que, al finalizar la contienda, Stalin decidiera deportarlos a Siberia en grandes cantidades. Así comenzó  a incrementarse la población rusa en la península, hasta que llegó a ser la mayoría, situación que se mantiene en la actualidad.  De la misma manera, en 1954, Crimea fue despojada de su condición de república autónoma dentro de la Unión Soviética e incorporada en esa condición a la República Socialista Soviética de Ucrania. Esta decisión tuvo importantes consecuencias al desintegrarse la URSS toda vez que el control de los territorios marítimos del sur ha sido trascendental para Moscú desde hace dos siglos. Desde los puertos de Crimea y especialmente desde la base naval de Sebastopol, sede de la Flota del mar Negro, Rusia puede tener  influencia sobre el este de Europa, el Mar Mediterráneo y el Medio Oriente.
Entre 1992 y 1997, Rusia y Ucrania negociaron la soberanía de la península. Rusia argüía que Crimea tenía un status espacial por ser la sede de la base naval. Finalmente reconoció la soberanía ucraniana sobre el territorio pero firmaron un acuerdo (renovable) por el cual la flota rusa puede permanecer en la base naval hasta el año 2042. Además del turismo, la actividad económica fundamental de Crimea gira en torno a la base naval que por razones de interés estratégico goza de una importante inyección de recursos financieros de Rusia, los que se derraman a toda la península en forma de empleos y elevación de la actividad económica respecto de sus alrededores.

La flota del mar Negro fue creada en 1783, en un momento posterior a la incorporación de Crimea a Rusia. El acuerdo de 1997, dividió la flota entre Ucrania y Rusia, a esta le correspondió conservar el 70% de las embarcaciones y aceptó que podía contar con un máximo de 388 naves entre ellas 14 submarinos convencionales, sin embargo, no puede ampliar esa cantidad y debe tener un permiso especial de las autoridades ucranianas  en caso que necesite sustituir uno de esos buques.

Esta situación es la que determina la actuación de Rusia frente al conflicto ucraniano y su reciente intervención militar en la península. Una vez que el presidente Víktor Yanukovich fue destituido, la mayoría rusa de Crimea solicitó el regreso a la Constitución de 1992 que establecía la independencia, desconociendo a su vez al nuevo gobierno instalado en Kiev, la capital de Ucrania. El Parlamento de Crimea debió reunirse el pasado 26 de febrero para tomar una decisión respecto de la demanda rusa, sin embargo, la minoría tártara declaró lealtad a Kiev y rechazaron la moción. Este fue el inicio de manifestaciones de la población rusa en toda la península pidiendo la realización de un referendo que establezca un nuevo status político para Crimea. Las acciones de una y otra parte llevaron a la violencia. Rusia entendió que sus connacionales corrían peligro y el presidente Putin solicitó al Senado la autorización  para el envío de un contingente militar a Crimea. La carta de Putin al Senado expresa que  "Debido a la extraordinaria situación en Ucrania, la amenaza para la vida de los ciudadanos de la Federación de Rusia (...), al contingente de las Fuerzas Armadas de la Federación de Rusia acuarteladas en Ucrania (...) solicito al Consejo de la Federación el empleo de las Fuerzas Armadas de la Federación de Rusia en territorio de Ucrania hasta la normalización sociopolítica en ese país”. La respuesta de la instancia legislativa no se hizo esperar. Le pidió al Presidente que tome "todas las medidas posibles para proteger la vida y la seguridad de los ciudadanos de la Federación de Rusia que viven en Ucrania, nuestros compatriotas y el contingente de las Fuerzas Armadas de la Federación de Rusia acuartelado en Ucrania". Esa decisión condujo a que el sábado 1° de marzo, 6000 soldados del ejército ruso arribaran a Crimea en una misión que Rusia asume como de protección de sus ciudadanos.

Así mismo, ese sábado el presidente del parlamento de Crimea anunció que en el referéndum del próximo 30 de marzo se preguntará a los habitantes si quieren que Crimea reciba el estatus de Estado. Agregó que las autoridades de la península actuarán inflexiblemente en el marco de la Constitución y de las leyes de Ucrania. Además, hizo hincapié en que el Parlamento de Crimea asume la responsabilidad política de la situación en la península "en condiciones de la profunda crisis en la que Ucrania está sumergida, en términos de ilegalidad y arbitrariedad", dada las condiciones de la injerencia europea y estadounidense que produjo el cambio de gobierno en Ucrania.

Esta acción decidida por las más altas instancias rusas se inscriben en la lógica de los nuevos tiempos. A pesar de las advertencias amenazantes de Occidente, lo más probable es que Ucrania inicie un largo período de inestabilidad signada por la influencia rusa en Crimea y la región este del país, y la  de Occidente en la zona oeste fronteriza con Europa. En Kiev permanecerá un gobierno aliado de Europa que incrementará sus vínculos con la OTAN, creando una situación de tensión permanente, toda vez que Rusia considera que la presencia de la alianza militar en la cercanía de sus fronteras es un peligro para su seguridad nacional.

Los líderes europeos han reaccionado rechazando la intervención rusa,  pero su discurso ha sido cauteloso. Tal vez consideran su dependencia energética de ese país. Francia, Alemania y Gran Bretaña manifestaron preocupación por los acontecimientos  y exhortaron a las partes a evitar una escalada en las acciones y a Rusia a respetar la soberanía de Ucrania.

Distinto ha sido el lenguaje de Estados Unidos. El presidente Barack Obama advirtió amenazante que la intervención rusa “podría acarrear costos”. En palabras que resultan risibles en boca de un presidente estadounidense dijo que lo ocurrido es una "profunda interferencia" que contraviene la "ley internacional". La diplomacia estadounidense comenzó a actuar para convencer a sus aliados europeos  a no asistir a la Cumbre del Grupo de los 8 (G-8) que se debe realizar en junio en la ciudad rusa de Sochi, relativamente cerca de Crimea. Así mismo, se han contemplado otras medidas de presión económica contra Rusia. El Secretario de Estado Kerry, incluso sugirió la posibilidad de expulsar a Rusia de ese grupo que congrega a las principales potencias políticas, económicas y militares del planeta. Por su parte, la OTAN en línea con el gobierno de Estados Unidos y olvidando que han sido los promotores y ejecutores de las más brutales y descarnadas intervenciones militares del presente siglo, establece pautas de comportamiento que sería importante aplicar no sólo por Rusia sino por todos los miembros de la alianza. En una declaración que es la expresión más alta de la hipocresía, la soberbia imperial y la duplicidad de criterios el secretario general de la OTAN, el danés Anders Fogh Rasmussen manifestó que "lo que hace Rusia en Ucrania viola los principios de la Carta de las Naciones Unidas”. Se olvida de Afganistán, Irak, Libia y Siria. 

Sin embargo, como expresión de una de las características del equilibrio que se vive en el sistema internacional, no se vislumbran acciones militares o una guerra entre potencias en Ucrania. El analista Dmitry Trenin, del Centro Carnegie de Moscú, no cree que el objetivo de Putin en Crimea sea una guerra. El especialista dijo al sitio online de la revista alemana Der Spiegel que "Rusia quiere evitar un baño de sangre" y explicó que las acciones militares rusas están encaminadas a “bloquear las vías de acercamiento para prevenir que unidades del ejército o la policía ucranianas o voluntarios nacionalistas entren en Crimea…”.

Hoy, el conflicto entre las potencias no es bélico, sino retórico, y no pasará a mayores mientras se respeten las áreas de influencia de cada uno. Las sanciones económicas, políticas y diplomáticas, solo contribuyen a mantener el equilibrio, evitando los desbordes que puedan desnivelar la balanza de poder a favor de uno u otro. La diferencia entre lo que hoy ocurre respecto de 10 años atrás, es que ahora Rusia y China han decidido ser protagonistas reales en el escenario internacional y Occidente lo ha tenido que aceptar. Rusia permanecerá en Crimea como lo hace en Georgia desde 2008.

sergioro07@hotmail.com
                                                                                                 Publicación Barómetro  06-03-14
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UCRANIA: LA ESPIRAL CENTRÍFUGA DEL CAOS - MG

25/Abril/2014
Desde Venezuela


Ucrania, la espiral centrífuga del caos
Miguel Guaglianone

En un análisis anterior  veíamos como en Ucrania la intervención extranjera que planificó y estimuló la desestabilización del gobierno de Victor Yanukovih y provocó el "golpe suave" -que no solo lo destituyó sino que puso en el gobierno a un variopinto grupo integrado por elementos que van desde el fascismo de la ultraderecha hasta las elites más corruptas del país- generó un escenario social de tendencia a la balcanización, en un país tradicionalmente sometido a fuertes tensiones internas.  La intervención de los factores externos y la toma poder por un gobierno improvisado que no cuenta con ningún respaldo popular sino solo con el apoyo de potencias extranjeras, provocó la potenciación de los factores segregacionistas y la aparición de potentes fuerzas centrífugas que tienden a la destrucción del estado-nación ucraniano.

El proceso ha seguido adelante y el escenario previsto está lamentablemente configurándose rápidamente. El caos interno, la falta de poder real del gobierno impuesto, las nubes de tormenta que se presentan en el panorama económico y social, están creando las mejores condiciones para una especie de "explosión" (o implosión y colapso) de las estructuras de poder del estado ucraniano.

Crimea

La secesión de Crimea ha sido el primer paso. Una región que ha pertenecido tradicionalmente a Rusia, que se incorporó a Ucrania a partir de una decisión administrativa de 1954 de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, y que desde 1992 se convirtiera en una "República Autónoma" todavía formando parte del Estado ucraniano, realizó apenas consolidado el Golpe de Estado en Kiev un referéndum popular que decidió por absoluta mayoría su nueva anexión a Rusia.
A pesar de la condena a ese referéndum por parte de los Estados Unidos y Europa (que sin embargo en el caso de Yugoeslavia habían promovido y defendido el referéndum en Kosovo que decidió su autonomía), y de que bajo su presión la Asamblea General de las Naciones Unidas lo declarara inválido, en poco menos de un mes Crimea ha pasado a pertenecer nuevamente a Rusia, sin tener tampoco ningún peso las ridículas "sanciones" impuestas al gobierno de Putin por Occidente.
Era previsible que Rusia no fuera a permitirse perder el control de la península de Crimea, estando anclada en el puerto de Sebastopol su gran flota del Oeste con acceso desde allí a la salida a través del Mar Mediterráneo, y que la población (de origen ruso en su inmensa mayoría) estaría dispuesta a volver inmediatamente a su "madre patria". Sin embargo quienes planificaron la caída del gobierno de Yanukovich no parecen haber considerado (cosa bien significativa pues en ello han estado involucradas varias agencias de "inteligencia") que no iba a ser tan sencillo ni gratuito cercenarle a Rusia esa salida estratégica vital, sin que hubiera -tal como sucedió- una firme respuesta del gobierno de Moscú.

Las otras provincias

Entre tres y cinco del resto de los veinticuatro óblast (estados o provincias) que conforman la estructura de Ucrania se encuentran en una situación similar a Crimea. Sin tener la importancia estratégica vital de ella, están sin embargo compuestas por una mayoría de habitantes de origen ruso que también, ante el desmoronamiento de Ucrania, aspiran ser parte de la Federación Rusa. En ellas entonces la tensión social es muy notable y se potencia aún más teniendo en cuenta que las autoridades designadas por el gobierno central de Kiev están constituidas en su mayoría, no por políticos que puedan tener alguna ascendencia y apoyo populares, sino por grandes "capitalistas" locales, muchos de ellos socios del grupo de Julia Timochenko, la millonaria que fuera impuesta en el poder por la "Revolución Naranja" y que estaba en la cárcel acusada de corrupción durante el gobierno de Yanukovich (hoy no solo está libre sino que aspira a candidata a la presidencia en las prometidas futuras elecciones).
Sin intervenir directamente, el gobierno ruso ha declarado su simpatía y apoyo a estos movimientos secesionistas, posiblemente previendo lo que estamos considerando, que en el caso de una balcanización general de Ucrania, parte de su territorio pueda mantenerse bajo un cierto control de Moscú. No hay que olvidar que a través del territorio ucraniano pasan los principales gasoductos con que Rusia abastece a Europa y otros países de la región, con lo cual si bien allí no existe allí la importancia militar de Crimea, si sigue siendo una región de  gran importancia estratégica para la Federación Rusa.

El caos económico

Estas tensiones se desarrollan en un panorama de grave crisis económica. Ya desde el gobierno de Yanukovich la situación de la economía de Ucrania era delicada. Crisis de producción, desempleo, déficit fiscal constante, creciente, acumulación desenfrenada de capital en un reducido grupo de millonarios y empobrecimiento acelerado del grueso de la población son sus características. El factor que detonó la intervención extranjera y el Golpe de Estado fue la negativa de Yanukovich a firmar un acuerdo económico con la Unión Europea que obligaría a Ucrania a tomar "medidas de ajuste" que agravarían notablemente esa ya insoportable situación económica, y a buscar en Rusia un acuerdo que permitiera una ayuda que no tuviera ese alto costo social.

El gobierno impuesto ha significado en este aspecto saltar de la sartén al fuego. Ya la titular del FMI (Fondo Monetario Internacional) está explicando las duras condiciones que impondrán a Ucrania para concederle "ayuda económica", y una cosa similar acontece con la posible ayuda que Barak Obama está gestionando frente a su Congreso o con las supuestas ofertas de ayuda de la Unión Europea. Los "paquetes de ajuste" que los organismos y naciones occidentales  imponen a los Estados que "ayudan" consisten sobre todo en acelerar el empobrecimiento de las grandes masas, a las cuales se despoja de todo tipo de asistencia social, en un sistema de privatizaciones que obliga a los estados a vender a precios de gallina flaca todos los sistemas productivos y de servicios que posea al capital privado (por supuesto para que los maneje sin ningún tipo de control), en cambios en el sistema tributario que cargan a las mayoría y alivian a los grandes capitales, y en otras medidas del mismo tenor.

El caos político

A la vez, la situación política es desastrosa. En el gobierno impuesto, las fuerzas de la ultraderecha presionan una agenda de intereses propios, mientras que el sector de los grandes capitalistas intenta imponer los suyos. El saldo es la debilidad real de un gobierno central que no logra que las estructuras del Estado le obedezcan, y a las cuales no presenta orientaciones coherentes. Mientras que las Fuerzas Armadas -que frente al "golpe suave" se declararon "neutrales e institucionalistas"- no terminan de constituirse en su brazo armado, ya que si bien oficialmente son leales al gobierno central, en la práctica se resisten a sus órdenes. Todo este proceso dentro de un panorama de corrupción generalizada (que no inventaron los actuales mandatarios, sino que ya estaba ahí desde antes) que interfiere constantemente en la toma de decisiones políticas efectivas.

No solamente están presentes entonces las fuerzas centrífugas segregacionistas, sino que al estilo de lo sucedido en Libia, cada islote de poder existente alimenta primero sus intereses particulares y echa leña al fuego de la disgregación.

Hecho económicos tales como el aumento a precios internacionales del gas que Rusia vende a Ucrania (lo que estaba pendiente de un acuerdo con Yanukovich) y que es vital para la energía de este país, constituyen más elementos de agravamiento de la crisis.

Los nuevos escenarios

Los nuevos escenarios que genera este panorama de creciente atomización del Estado ucraniano son complejos y en alta medida imprevisibles. La tendencia indica que toda la geopolítica alrededor de Ucrania está a punto de cambiar radicalmente. Y estamos hablando de una región vital para la interrelación de este mundo globalizado, el puente entre Europa y Asia, el nudo en la red de distribución energética de Europa.

Los cambios que se avecinan parecen ser muy graves para todo el planeta (por no decir que parecen ser catastróficos). Para dar ejemplos de su magnitud, mencionaremos solamente dos sucesos que han aparecido en estos días en el panorama noticioso:

En varios medios occidentales se ha hablado de la posibilidad de una acuerdo entre el nuevo gobierno ucraniano (desesperado por conseguir ingresos a como dé lugar) y una de las grandes compañías petroleras occidentales, para que se haga cargo de los gasoductos y oleoductos que atraviesan el territorio ucraniano y que en este momento transportan los productos rusos. Ante esta posibilidad es probable que respecto a Europa esta corporación occidental de energía mantenga la actitud que hiciera pública la alta funcionaria estadounidense Victoria Nuland: "Fuck Europe" ("que se joda Europa"). La Unión Europea se quedaría de golpe sin recibir el gas ruso, que constituye el 40% de su consumo energético en esa área.

Rusia Today (RT) acaba de hacer público un análisis  respecto a las fábricas de proyectiles estratégicos y tácticos de Ucrania, y de su posible inmediato futuro. El más potente cohete estratégico ruso, el R-36M2 Voyevoda (Satan según nombre de la OTAN) y el también intercontinental RT-23 Molodets (SS-24 Scalpel, según nombre de la OTAN) que se dispara desde trenes, son diseñados y producidos en Ucrania. Al haber cortado el actual gobierno todo contacto militar con Rusia, único cliente de estos proyectiles, el futuro de las fábricas ucranianas queda limitado a que el Estado oferte estos productos a otros Estados que tienen capacidad nuclear pero que no disponen de vehículos tan potentes para sus bombas (RT nombra a Israel, la India, Pakistan y China, pero podemos agregar también a Corea del Norte), o a que en su necesidad desesperada de dinero entregue al capital privado las fábricas, con lo cual los misiles quedarían a disposición de cualquiera en el mundo que pudiera pagarlos. No es necesario seguir aclarando hasta qué punto esta situación alteraría sustancialmente el equilibrio militar global.

En definitiva, el principal foco de tensión geopolítica mundial se ha desplazado desde el Medio Oriente a Ucrania. Como se está haciendo habitual  gracias a la ceguera de aquellos que intentan mantener el control del mundo, las perspectivas no parecen ser demasiado halagadoras. Como siempre, esperemos que la realidad genere acontecimientos imprevisibles mejores que los que se desprenden de nuestros limitados aunque bien intencionados análisis.

miguelguaglianone@gmail.com


CRISIS DE UCRANIA RETRASA AVANCE DE LA OTAN HACIA EL ESTE - FG

25/Abril/2014
Desde EE.UU.


Crisis de Ucrania retrasa avance de la OTAN hacia el Este
Golpe estratégico al Pentágono en Crimea
Fred Goldstein

19 de marzo - La abrumadora participación popular de las masas de Crimea que afirmaron su decisión de separarse del régimen golpista de Kiev en Ucrania y asociarse con Rusia, es el primer gran revés para los EE.UU. y la OTAN en su marcha hacia el Este en 15 años.

Esto constituye un punto de inflexión en la situación internacional. El establecimiento imperialista irresistiblemente  expansionista de Washington ha confrontado directamente a Rusia al tomar control del gobierno ucraniano.

El régimen nacionalista de Putin de oligarcas contrarrevolucionarios no es una respuesta a los problemas de las masas populares en Crimea o a las/os obreros y campesinas/os de Ucrania. Las organizaciones de trabajadoras/es y las/os comunistas deben conservar su independencia de clase en esta lucha, promover la solidaridad de clase y tener cuidado de no caer en el chovinismo gran ruso o el nacionalismo burgués.

Pero al mismo tiempo, deben oponerse a cualquier victoria para la campaña bélica de Washington en la región, que es el mayor peligro.

Desde la caída de la URSS y Europa del Este, la OTAN se ha tragado nueve países del antiguo campo socialista en Europa del Este y tres repúblicas bálticas ex soviéticas. Esta expansión hacia las fronteras de Rusia ha tomado lugar en pasos y con poca resistencia.

En la marcha de la OTAN hacia el Este-- una marcha para cercar a Rusia en su frontera occidental-- la incautación de Ucrania era un paso final y decisivo. Pero los militaristas y expansionistas en el Pentágono, la Casa Blanca y el Departamento de Estado se olvidaron de cuál es la real relación de fuerzas en el campo de batalla.

Parecen haber olvidado que Rusia tiene una poderosa fuerza militar, incluyendo armas nucleares y un enorme ejército. La subsecretaria de Estado, Victoria Nuland y otros neoconservadores y los derechistas en Washington que estaban ejecutando la operación de Ucrania se centraron de manera tan estrecha en el acaparamiento del poder político que hicieron caso omiso de la historia de Ucrania. Confundieron a los oligarcas pro imperialistas y nacionalistas ucranianos en Kiev, Lviv y otras partes del oeste de Ucrania con el país entero.

Washington subestimó masas ucranianas

Por encima de todo, nunca previeron la posibilidad de la intervención de las masas ucranianas, especialmente en Crimea y en el este y sur del país. Parecen no haberse dado cuenta de todas las estatuas de Lenin, las calles con nombres de comunistas y los monumentos a las victorias contra el fascismo. Ni siquiera los oligarcas ucranianos contrarrevolucionarios se habían atrevido a derribarlos.

Después de que por años Washington y la OTAN trataran sin miramientos a país tras país  en el ex campo socialista, esta es la primera toma que se ha topado con la resistencia dual de la población local y el Estado ruso.

Washington ganó su objetivo en Kiev por la subversión política y la movilización de fuerzas fascistas para el derrocamiento del gobierno legalmente electo, encabezado por Viktor Yanukovich. Luego instaló un gobierno títere no elegido y ganó el control político de Kiev.

Pero con la toma del gobierno de Ucrania en Kiev por Washington y sus socios menores en la Unión Europea, la cantidad se ha convertido en calidad. Los imperialistas en Washington han traspasado una línea roja y los han cogido desprevenidos por la respuesta rápida y contundente que recibieron, especialmente en Crimea.

Washington sufrió un humillante desaire con la masiva participación democrática en Crimea. Las advertencias de Estados Unidos a Rusia contra la federación de Crimea fueron evidentemente inútiles e ineficaces. Y para empeorar las cosas para ellos, el régimen marioneta no electo en Kiev no ha sido capaz de establecer su autoridad, como lo demuestra el creciente malestar y la resistencia en los grandes y principales sectores industriales del país en el este y en el sur.

Es cierto que EE.UU. y la UE todavía dominan Kiev, reforzado por los fascistas en el Partido Svoboda y el Sector de Derecha. Esta es sólo la primera batalla en una guerra que estará llena de futuros giros políticos, económicos y militares que no pueden preverse.

Pentágono quería sacar a la marina rusa de Crimea

Una medida de la derrota, sobre todo para el Pentágono, se puede ver en los aullidos y gritos de los políticos capitalistas sobre la federación de Crimea con Rusia y la rapidez y decisión con que esto se logró.

El aullido parece verdaderamente desproporcionado --pero sólo si se deja al lado el hecho de que sacar la Flota rusa del Mar Negro de Sebastopol era un objetivo estratégico primordial del Pentágono. La esperanza era que al capturar el régimen en Kiev, hubiera sido posible invalidar el contrato de la flota rusa que se encuentra estacionada allí.

Mucha atención se ha centrado justamente en el objetivo de EE.UU. de llevar a la OTAN a Ucrania. Pero poco se ha dicho acerca de la voluntad del alto mando estadounidense de empujar a la marina rusa fuera de Crimea. La base en Sebastopol es el único puerto de aguas cálidas de Rusia y es su entrada estratégica al Mediterráneo, a Siria, así como a Irán.

Siria está ahora en gran peligro de ataque, ya que la nueva guerra fría se calienta.

Después de la toma del gobierno en Kiev, se habló de la cancelación de los contratos de la armada rusa en Sebastopol.  Según el Telegraph de Londres el 1º de marzo, "Vitaly Klitschko, el campeón de boxeo que ahora es candidato para presidente en las elecciones de mayo, su unió a otros líderes de la revolución con un llamado a una 'movilización general' contra la amenaza rusa.  Llamó al gobierno a cancelar el contrato de arrendamiento de la base naval rusa en Sebastopol".

Austeridad económica socavará la situación política

Los estrategas de Washington han tomado el control de un gobierno en bancarrota que le debe dinero a los bancos extranjeros y se está quedando sin dinero en efectivo.  Washington y la UE se han comprometido a rescatar al régimen.  Por supuesto, eso significa rescatar a los banqueros y otros inversores a los que Kiev debe dinero.  Pero esto requerirá préstamos del Fondo Monetario Internacional que solo se darán a condición de imponer recortes de austeridad en el presupuesto del gobierno y la privatización de las empresas estatales.

Específicamente, el FMI exigirá recortes a los subsidios de gas natural a la población, que serán miles de millones de dólares.  Esto significará menos gasto gubernamental en el bienestar social, los servicios y las empresas públicas.  Y significará recortes en las pensiones.

El acuerdo económico con la UE y el FMI iba a ser firmado el 21 de marzo.  Pero esto ha sido postergado por el régimen por temor de atacar demasiado rápido a una población que ya está provocada.

Sin embargo, los préstamos del FMI solo se pueden posponer por un tiempo limitado puesto que el régimen en Kiev se está quedando sin reservas en efectivo para pagar sus deudas. No pasará mucho tiempo antes de que el régimen en Kiev se enfrente a una bancarrota.  Para evitar eso, tendrá que someterse a los términos del FMI, lo que significa un gran ataque económico contra las masas.  Las/os trabajadores en Ucrania verán rápidamente las consecuencias de "volverse hacia Europa" y su llamada "democracia" -- es decir, la democracia para los ricos.

La exuberancia que emanaba de Washington después de que las tropas de choque fascistas obligaron al gobierno de Yanukovich fuera del poder, se ha transformado en furia entre los halcones en la prensa capitalista, el establecimiento político y los militaristas.

El ala derecha de la clase dominante estadounidense se frustra cada vez más al tener sus objetivos expansionistas bloqueados por lo que consideran una injerencia rusa con sus objetivos en Siria, Irán y otros lugares.  John McCain y todos los voceros de los guerreristas del Pentágono están presionando por una nueva guerra fría.

El gobierno de Putin, por su parte, ha visto cómo la OTAN se extiende hacia las fronteras occidentales de Rusia.  Moscú ha sido testigo de la llamada "Revolución Rosa" de Georgia en 2003, la "Revolución Naranja" de 2004 en Ucrania, la fallida "Revolución Denim" en Bielorrusia en 2005 y 2006, y el intento de derrocar el gobierno de Uzbekistán en 2006.  Todas estas llamadas "revoluciones de colores" fueron financiadas por los EE.UU.: la Fundación Nacional para la Democracia -- la cuál es en realidad un brazo de la CIA; Freedom House;  las fundaciones de Soros y otras de su calaña.

El Pentágono está empujando en la dirección de una nueva guerra fría.  Puede haber una desaceleración o una pausa temporal en el conflicto cuando ambas partes den un paso atrás para evaluar sus posiciones -- sobre todo Washington y la UE.  Pero eso no quita el peligro de nuevos conflictos los cuáles afectarán a las/os trabajadores y a las/os oprimidos de todo el mundo.


La insaciable ambición de los imperialistas por ampliar los límites de su dominación llevó a Washington y el Pentágono a apoderarse de Ucrania y llevar una amenaza mortal a las puertas de Rusia.  Por el momento, la pelota está en la cancha de Washington.
LA REVISTA LEMA @2008 NO SE HACE RESPONSABLE DE LAS OPINIONES AQUÍ VERTIDAS; ÉSTAS SON ÚNICAMENTE EXCLUSIVAS DE QUIEN LAS FIRMA.